Nicolás Maduro y el dilema del dictador

Son días agitados en Venezuela. La oposición definió a Edmundo González Urrutia como su candidato. Ahora, será el régimen el que tendrá que determinar su hoja de ruta

Es quizás por eso que las últimas 48 horas fueron frenéticas en Caracas. Las especulaciones que comenzaron a circular confirman que los nervios inundaron el Palacio de Miraflores. Esos rumores alimentaron la versión más dramática: Maduro daría un paso al costado, bajaría su sueño de re-reelección y dejaría su lugar a un candidato menos alérgico para la población. Los nombres ya empezaron a circular: el gobernador de Miranda, Héctor Rodríguez es una primera opción. Delcy Rodríguez, también: la actual vicepresidenta siempre soñó con la sucesión. Otro dispuesto es Rafael Lacava, gobernador de Carabobo.

Una maniobra del cuestionadísimo CNE dejó abierta esa puerta y otras: extendió el plazo para modificar las candidaturas hasta este martes a la noche.

Pero la alternativa de bajar a Maduro sería casi el izamiento de la bandera blanca. La admisión de que el ciclo chavista, el más corrupto y siniestro de la historia de Venezuela, entra en una transición definitiva. El reconocimiento de la derrota. En los últimos años, Maduro ha logrado fagocitarse dos facciones internas rivales: la de Rafael Ramírez y, más recientemente, la de Tareck El Aissami, a quien humilló públicamente al mostrarlo detenido tras un año desaparecido. Supieron ser dos pesos pesados del chavismo y hoy son parte de la purga estalinista del régimen. ¿Dejará Maduro que esa acumulación de poder quede en la nada?

Seguramente utilicen una artimaña vieja en política: darle más poder y visibilidad a los falsos opositores para intentar restarle votos al candidato unificado. Es probable que el chavismo busque entonces otro aspirante único entre los diez ya habilitados previamente. Para ello obligará a sus comodines a ponerse de acuerdo en un solo nombre. ¿Quién colocará la cabeza en la guillotina de la historia?

Otra opción, más escandalosa, sería directamente proscribir también a González Urrutia. ¿Bajo qué argumentos? El Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) tiene entre sus expedientes una demanda contra la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), el partido que propuso al candidato. De prosperar esta denuncia, el régimen argumentaría que el problema no es el diplomático, sino el partido que lo vistió de presidenciable.

No obstante, es difícil que ese razonamiento subestime la inteligencia de Lula da Silva y Gustavo Petro, convenciéndolos de ese percance técnico. Los dos presidentes son quienes -sacando las autocracias y dictaduras regionales- sostienen a Maduro ante el ámbito internacional, pero que también le marcaron una hoja de ruta diáfana: elecciones libres. El brasileño es el principal garante del chavismo ante el mundo, luego de la violación de los Acuerdos de Barbados. ¿Aceptará Lula que Maduro borre de la competencia a un tercer candidato luego de guardar estratégico y complaciente silencio sobre María Corina Machado y Corina Yoris?


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