Estados Unidos establece primeras normas para las sustancias químicas permanentes en el agua potable
Esta innovadora medida busca proteger la salud pública, reduciendo drásticamente la presencia de peligrosos químicos en nuestra principal fuente de vida, pues estos pueden llegar a causar cáncer
Los PFAS representan un grupo considerable de sustancias químicas, pero la normativa se enfocará particularmente en seis químicos específicos dentro de esta categoría. Destacan el PFOA, conocido carcinógeno humano, y el PFOS, probable carcinógeno, cuyos límites se establecerán en 4 partes por billón. Otros tres compuestos, PFHxS, PFNA y GenX, tendrán límites de 10 partes por billón. Según Melanie Benesh, vicepresidenta de asuntos gubernamentales del Environmental Working Group, la EPA exigirá también que los sistemas de agua midan la presencia de una mezcla de al menos dos de estos cuatro químicos utilizando un índice de peligro, como herramienta para evaluar “el riesgo acumulativo de una mezcla de químicos”.
La implementación de esta regulación no estará exenta de desafíos, especialmente en lo que respecta a los costos asociados. Robert Powelson, presidente y director ejecutivo de la Asociación Nacional de Compañías de Agua (NAWC), señaló que “los costos de la regulación federal recaerán desproporcionadamente sobre los clientes de agua y aguas residuales”. No obstante, la administración Biden ha asignado recursos significativos para abordar esta problemática, con USD 9 mil millones provenientes del paquete de infraestructura bipartidista destinados a mitigar las PFAS en los sistemas de agua, otros USD 12 mil millones para mejoras en la infraestructura de agua potable.
Entre los comentarios de expertos, Birnbaum refleja una visión pragmática sobre el uso de las PFAS: “Es realmente importante que a medida que avancemos comencemos a decir: ¿Es esto absolutamente esencial?”. Las PFAS, a pesar de su utilidad en diversas industrias y aplicaciones consumibles, presentan riesgos considerables para la salud y el medio ambiente que no pueden ser ignorados.
Con esta acción reguladora, la EPA y la administración Biden demuestran su compromiso con la protección de la salud pública y el medio ambiente, enfrentando uno de los desafíos contemporáneos más apremiantes en materia de calidad del agua y seguridad química.