El femicida que mató a una joven en Uruguay fue recibido en la cárcel con insultos: debió ser trasladado a otro penal
Bárbara Prieto fue asesinada mientras iba a estudiar
Tanto en su salida de la sede judicial como en su llegada a la cárcel, el asesino, de 20 años, recibió un fuerte repudio.
Cuando salió de la sede judicial, decenas de personas que estaban detrás de un vallado comenzaron a reclamar a los gritos “justicia”. “Te están esperando, hijo de puta”, se escucha decir en un video publicado por el medio local Hora Uno.
Cuando llegó a la cárcel de Cerro Carancho, el resto de los presos que estaban allí comenzaron a gritarle apenas lo vieron ingresar. Hubo abucheos y amenazas para el joven. “Matalo a palo”, es uno de los gritos que se escucha en un video que se hizo viral.
En estos casos, se suele aislar momentáneamente al preso que es amenazado del resto de las personas que están alojadas. Sin embargo, en este caso la decisión fue distinta. Tras las amenazas, el Ministerio del Interior decidió enviar al asesino a otra cárcel fuera del departamento por motivos de seguridad.
La muerte
La fiscal del caso, Alejandra Domínguez, informó en una conferencia de prensa que la víctima tenía varias heridas que evidenciaban su pasó por “sufrimientos innecesarios” antes de morir. “Se formalizó por femicidio porque previamente existió una agresión sexual”, aseguró, aunque prefirió no entrar en detalles.
Antes, sin embargo, el jefe de la Policía Nacional, José Azambuya, había declarado que la primera hipótesis que manejaron es que la mujer fue violada antes de ser asesinada.
El asesino y Bárbara no tenían ningún vínculo previo. “Lamentablemente ella estaba en el momento y en el lugar equivocado cuando se encontró a una persona que tiene un total desprecio por la vida”, declaró Domínguez. La pareja de la joven fallecida es un policía que estaba en Montevideo en el momento del crimen.
El delito que cometió el joven tiene una pena que va de 15 a 30 años de prisión, pero la Fiscalía puede pedir que se amplíe la condena a otros 15 años.
La víctima estaba a dos materias de recibirse de maestra. La directora del instituto en el que estudiaba, Julia Brasil, la recordó como una “chica maravillosa”, “muy responsable” y “alegre”. “Era una chiquilina que realmente se veía que tenía vocación para el magisterio, que sentía placer en el trabajo con los niños”, comentó.
También era cristiana y formaba parte de una comunidad evangélica. El pastor Nélson Da Rosa repudió la “crueldad” con la que la asesinaron. “Estamos consternados, muy tristes, también indignados. De verdad a uno le duele mucho porque es como una hija”, comentó.
La activista Andrea Tuana, de la ONG El Paso, expresó también su preocupación por este femicidio y dijo a Subrayado que es necesario incluir el tema en la agenda de gobierno y de los políticos.
Tuana dijo que son ocho los femicidios contabilizados en lo que va de 2024.