CHAMPIONS (1/2, IDA) | BAYERN - REAL MADRID / El Real Madrid ante el peor Bayern, ante el mejor Kane

El inglés, autor de 42 goles, principal amenaza de un equipo alemán mermado, deprimido y enfadado pero siempre peligroso en Europa.

Luis Nieto
As
El de hoy será el vigesimoséptimo enfrentamiento en la Copa de Europa entre Bayern y Madrid, que ya suena a música clásica. Es el duelo más repetido para ambos en competiciones continentales y está lleno de aventuras y desventuras: doce eliminatorias (7 a 5 para el Madrid), siete de ellas en semifinales (4-3 para el Bayern) y varias crónicas de sucesos (la agresión al colegiado Linemayer, los cuernos de Augenthaler a la hinchada blanca, el pisotón de Juanito a Matthäus, la espantada muniquesa de un Trofeo Bernabéu, un 9-1 poco amistoso al equipo de Boskov, el “vamos a meterle cinco a esos payasos” de Pizarro, los cortes de manga de Van Bommel, aquel “el Madrid se caga en los pantalones” de Salihamidzic). Una larga rivalidad que se inició hace 49 años (ante el Bayern jugaría su último partido de Copa de Europa Amancio) entre dos equipos sobrados de orgullo que siguen donde estaban entonces, si no más arriba.

El Madrid llega feliz y el Bayern necesitado, dos datos que no son necesariamente concluyentes. Al equipo alemán se le da por campeón de la Bundesliga cada año y sus eclipses solo son visibles de década en década. Este llega después de doce años con agravantes: doce puntos de diferencia con el Leverkusen campeón, eliminación de la Copa por el modesto Saarbrücken y derrota estruendosa (3-0) en la Supercopa local ante el Leipzig. Una sucesión de desastres que no ha llegado a Europa. Eso tienen los grandes. Pregunten al Madrid de la Octava, que acabó quinto en la Liga.

Las dos caras de Tuchel

La situación se degradó tanto que en febrero el club y el entrenador del equipo, Thomas Tuchel, anunciaron que en junio separarán sus caminos, un año antes de lo firmado. Tuchel, discípulo de Ralf Rangnick, sustituto de Jürgen Klopp en Mainz y Dortmund y admirador de Guardiola, reúne en su figura la exigencia y la vehemencia. Considerado un innovador, rompió con el Dortmund por desacuerdos con la dirección y no cumplió ni siquiera dos temporadas en Chelsea y PSG, pese a sus buenos resultados deportivos (con los ingleses ganó una Champions), a causa de su carácter volcánico. Con Antonio Conte llegó a las manos en un duelo con el Tottenham y ha tenido roces sonados con Aubameyang, Mbappé y esta temporada con Kimmich. Este mismo fin de semana se enzarzó con el expresidente Uli Hoeness, que le acusó de fichar jugadores caros en lugar de mejorar los que tiene. “Me ha herido en mi honor como entrenador. Creo que lo que dice no tiene ni pies ni cabeza”, respondió el técnico.

Esa es su cara B. La A habla de un entrenador metódico, obsesionado con el comportamiento solidario de sus jugadores, amante de los partidos de acción, defensor de la presión alta y la recuperación temprana. “El juego debe ser intenso, rápido y atractivo para la gente, con ocasiones y goles, con recuperaciones en campo contrario, pero también debe estar asociado al control. En definitiva, me gusta el fútbol polifacético: atacar únicamente no me hace feliz, controlar tampoco”. Confiesa que pasa noches enteras repasando los partidos de su equipo, encontrando errores y buscando soluciones. En el Bayern le pareció más idóneo el 4-2-3-1 ortodoxo que el 3-4-2-1 que empleaba en el Chelsea.

Sané, una de las dudas para el choque de hoy, se entrenó este lunes con el resto de la plantilla del Bayern.
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Sané, una de las dudas para el choque de hoy, se entrenó este lunes con el resto de la plantilla del Bayern.MICHAELA STACHEAFP

Un buen sistema que esta campaña no ha funcionado pese a que el club invirtió 190 millones en fichajes. La mitad de ellos en Kane, absuelto de todos los fracasos. Con los del sábado al Eintracht suma 42 goles en 42 partidos, el mejor registro de su carrera, y añade once asistencias. Solo un año regaló más tantos a los demás. El nueve que un día fue Lewandowski, pero peor acompañado. Solo el joven Musiala ha estado a su nivel habitual. El resto del potentísimo frente de ataque, en cambio, se ha mostrado muy lejos de él. Tampoco parece que sean de gran ayuda hoy. Coman está descartado y Sané y Gnabry salen de lesiones musculares. El segundo ha pasado por largos periodos de baja que solo le han permitido disputar 662 minutos. Ninguno estuvo ante el Eintracht en un partido con muchos más titulares que suplentes pero sin Musiala, otro que está tocado. Es el que tiene más opciones de acompañar a Kane en ataque. Laimer y De Ligt, que se marcharon lesionados el sábado, también están en el aire.

Tres jugadores para dos puestos

En el Madrid, que ha ganado las tres últimas eliminatorias a los bávaros (y en las tres salió campeón), todo pinta mejor. Ancelotti, con la Liga en el bolsillo, reservó a la inmensa mayoría de titulares en Anoeta. Aquel once aclara mucho el de hoy, aunque quedan algunas dudas. La principal, si arriesgará con Militao desde el comienzo, que no parece, o pondrá ahí a Nacho o Tchouameni. Este también puede discutirle el puesto a Camavinga en el centro del campo. El resto es casi transparente: Lucas Vázquez suplirá al sancionado Carvajal, Valverde y Kroos recuperan su sitio en el centro del campo y Bellingham, Rodrygo y Vinicius formaran el tridente ofensivo de cabecera.

Con trayectorias domésticas bien diferentes, en los ocho partidos de Champions disputados hasta ahora ambos equipos registran datos muy parecidos. El Madrid está invicto, ha marcado cuatro goles más, ha disparado 27 veces más y ha sido tres puntos más preciso en el pase. El Bayern, en cambio, ha tenido más posesión (la de los blancos queda muy desfigurada por el asedio del Etihad), ha encajado tres goles menos y ha recuperado 22 balones más. La gran diferencia ha estado en las porterías. Los metas del Madrid han tenido que hacer veinte paradas más. Y conviene recordar que Tuchel se ha enfrentado ocho veces al Madrid con tres equipos distintos y solo perdió en aquella noche mágica de Benzema en Stamford Bridge en el 2022 (1-3). El Madrid acabó pasando luego tras una agónica prórroga en el Bernabéu. No es de fiar, como tampoco lo fue nunca el Bayern, gigante eterno en Europa.


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