Una reacción con aristas

Desde que Xavi anunciara su dimisión en diferido, el equipo ha sumado 17 de 21 puntos posibles en LaLiga y tiene muchas opciones de llegar a cuartos de la Champions, pero el juego sigue sin convencer.

Javier Miguel
As
Xavi Hernández prometió el día del anuncio de su marcha del banquillo -tras la derrota 3-5 ante el Villarreal en Montjuïc- que esta decisión serviría para que el equipo reaccionara, convencido que aún se podía ganar algún título importante esta temporada. Desde ese fatídico 27 de enero, los números le han dado la razón al técnico egarense: el equipo ha sumado 17 de 21 posibles en LaLiga y consumó un resultado esperanzador en Sao Paolo ante el Nápoles (1-1), que en teoría le pone con un pie y medio en los cuartos de la Champions. De hecho, desde el día que anunció su dimisión en diferido, el Barcelona aún no conoce la derrota, sumando cinco victorias -Osasuna (1-0), Alavés (1-3), Celta (1-2), Getafe (4-0) y Mallorca (1-0)- y tres empates. Granada (3-3), Nápoles (1-1) y Athletic (0-0).

Sin embargo, estos números no reflejan fielmente la realidad del equipo, que sigue teniendo muchísimas lagunas en su juego, como se vio ante el Mallorca en la última jornada, donde el equipo llegó a escuchar ‘música de viento’, durante más de una fase del partido, por su falta de recursos en el terreno de juego. Una imagen que se repitió una semana antes en San Mamés, con el equipo jugando de una manera tan displicente en los últimos minutos, que llegó a enojar visiblemente a Xavi: revolviéndose en el banquillo y despotricando de sus jugadores por su falta de ambición.

Esta semana que se avecina acabará marcando a fuego si la reacción prometida por Xavi se consolida o se disuelve en agua de borrajas: las citas de Nápoles y Atlético de Madrid se presentan a priori como dos huesos duros de roer. El equipo italiano llega tras sumar dos victorias y un empate desde que se enfrentara a los blaugrana, en una clara mejoría de juego y resultados, mientras que los de Simeone son ahora mismo el equipo que más presiona a los blaugrana en su reto de clasificarse como mínimo entre los cuatro primeros, que dan derecho a una plaza de Champions el próximo año.

No hay duda que si el equipo de Xavi sale airoso de ambos envites se podrá confirmar que la reacción es un hecho y que el equipo aún aspira a hacer una ‘machada’ histórica, mientras si los resultados son adversos, el escenario que se abre para el equipo, y el club, es simple y llanamente dantesco, sobre todo si cae eliminado prematuramente de la Champions.

Para superar con éxito esta semana tan decisiva, Xavi se agarra como un clavo ardiendo a dos adolescentes -Lamine Yamal y Pau Cubarsí-, que están aguantando el armazón del equipo, uno siendo decisivo arriba y el otro atrás. En el mediocampo, es un veterano, Ilkay Gündogan, el que está intentando que el equipo no se caiga, con la ayuda inestimable de un central, Andreas Christensen, reconvertido por necesidades del guion a pivote defensivo.


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