NÁPOLES 1 - TORINO 1 / Sanabria frena al Nápoles

Calzona llega invicto al Barça, pero una chilena del punta le quitó la victoria ante el Torino tras un tanto de un Kvaratskhelia muy en forma.

Mirko Calemme
As
El Nápoles no llegará con una victoria al encuentro con el Barça, aunque siguió dejando buenas sensaciones en el empate a uno con el Torino. Un crecimiento que, sin embargo, no le sirvió para acercarse a los puestos de Europa, que ahora tiene a dos puntos, con un partido más. Calzona, que sigue invicto (suma dos victorias y tres empates en cinco encuentros) dejó claro con su once que los azzurri, en este momento, no pueden permitirse arriesgar nada en la Serie A. Para soñar con la remontada hacia la zona Champions hace falta la ayuda de sus hombres clave y el técnico utilizó al mejor once posible. Los sureños se quedaron con las riendas del juego y crearon enseguida peligro. El más grande fue para Kvaratskhelia, que, asistido por Politano, desaprovechó un mano a mano con Milinkovic-Savic.

Los de Juric, con su típica presión hombre a hombre, buscaban hacer daño ante cada error y casi lo lograron con Duvan Zapata. El colombiano, tras una pérdida de Lobotka, disparó bien desde la frontal, pero se topó con los reflejos de Meret. El guion fue muy parecido en la reanudación, hasta que llegaron los goles. El primero, en el 61′, fue una bonita combinación entre Kvaratskhelia y Mario Rui, de las que eran muy frecuentes en el curso pasado. El georgiano arrancó la transición y cedió al portugués, que le encontró perfectamente en el área al primer toque con la zurda. El extremo marcó al primer toque un tanto merecido, pero los de Calzona encajaron el empate en la jugada siguiente. Lo anotó Sanabria, que acababa de saltar al campo y le dio la razón a Juric con una espectacular chilena que sorprendió a Meret tras un córner.

A partir de entonces, empezó un largo asedio durante el que los napolitanos hicieron méritos para el gol del triunfo, rozado varias veces por Osimhen y, sobre todo, por el mismo Kvaratskhelia, que se topó con el larguero y con Milinkovic-Savic. El Nápoles cerró con 22 disparos y poca suerte pero, a pesar del empate, llega a Barcelona con una certeza: ya es un equipo es muy distinto respecto al de hace dos semanas.

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