Los conservadores refuerzan su control del Parlamento iraní en unas elecciones con abstención récord
La principal coalición de partidos reformadores no concurrió a la cita, denunciando unas “elecciones carentes de sentido”. La tasa de participación rondó el 41% y el número de votos en blanco o nulos fue superior al de anteriores comicios
Los electores votaron para elegir a los 290 diputados del Parlamento y a los 88 miembros de la Asamblea de Expertos, que se encarga de nombrar al guía supremo.
La principal incógnita de esta cita electoral fue la participación pues, para el poder iraní, es una prueba de legitimidad en la escena internacional, marcada por fuertes tensiones regionales desencadenadas por la guerra en Gaza.
Según los medios oficiales, la tasa de participación rondó el 41%.
El diario reformista Shargh, la principal consecuencia de esta fuerte abstención es que el próximo Parlamento estará todavía más “en manos de los conservadores radicales” que “se beneficiaron de la reducida participación”.
La principal coalición de partidos reformadores, el Frente de las Reformas, no concurrió, denunciando unas “elecciones carentes de sentido” porque numerosos de sus candidatos fueron inhabilitados.
Las cifras de participación divulgadas por los medios este domingo indican una tendencia a la baja en el país, de 85 millones de habitantes. En las últimas legislativas, organizadas al principio de la crisis del covid-19 en 2020, la participación fue del 42,57%.
Aún así, las autoridades del régimen manifestaron su satisfacción, asegurando que “el plan de boicot de las elecciones fomentado por los enemigos del extranjero” no funcionó.
Se trata de “una nueva derrota histórica infligida a los enemigos de Irán tras los disturbios” de 2022, afirmó el sábado el presidente, Ebrahim Raisi.
En la capital, Teherán, donde la participación fue de alrededor del 25% según algunos medios, 12 diputados elegidos el viernes pertenecen a la corriente ultraconservadora, que defiende el gobierno de Raisi.
Los candidatos más moderados fueron derrotados o tendrán que presentarse a una segunda vuelta en abril o mayo, necesaria para atribuir los escaños restantes de la capital.