La Fiscalía pide 2 años y 6 meses de cárcel para Rubiales por el beso a Jenni Hermoso
La teniente fiscal de la Audiencia Nacional, Marta Durántez, reclama pena de cárcel para el expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) por un delito de agresión sexual y coacciones.
Además, la teniente fiscal de la AN, Marta Durántez, pide también un año y seis meses de prisión para los otros acusados en el caso, el director deportivo de la selección española masculina, Albert Luque, el exentrenador de la selección española femenina y actual seleccionador femenino de Marruecos, Jorge Vilda, y el exresponsable de marketing de la RFEF Rubén Rivera.
El ministerio público solicita para Rubiales la inhabilitación para trabajar en el ámbito deportivo durante el tiempo de condena, dos años de libertad vigilada y la prohibición de comunicarse con la jugadora y acercarse a ella a menos de 200 metros durante cuatro años. Asimismo, quiere que indemnice a la internacional con 50.000 euros. Es la misma cantidad que reclama a los otros tres acusados, aunque en su caso, de manera conjunta y solidaria.
El juez de la Audiencia Nacional, Francisco de Jorge, consideró por finalizada la instrucción del caso el pasado 14 de marzo con la toma de declaración a la actual seleccionadora Montse Tomé y se reafirmó en los argumentos expuestos en su primer auto de pase a procedimiento abreviado del pasado enero, en el que consideraba que el beso a la jugadora “no fue consentido y fue una iniciativa unilateral y sorpresiva” del investigado Luis Rubiales.
Hay que recordar que Luis Rubiales está además siendo investigado por el Juzgado de Instrucción número 4 de Majadahonda en la llamada Operación Brody, en la que se analizan varios contratos de la RFEF referentes, entre otros, a la Supercopa de Europa y la reforma del estadio de La Cartuja.
El escrito de la Fiscalía
El escrito de acusación de la teniente fiscal de la Audiencia, Marta Durántez, describe una conducta de Rubiales “sorpresiva y sin consentimiento ni aceptación” de Jenni Hermoso cuando, durante la entrega de medallas del Mundial, la “sujetó la cabeza” con ambas manos y le “propinó un beso en los labios”.
La Fiscalía también acusa a Rubiales de presionar de manera “constante” y reiterada a la futbolista y a su entorno para que “justificara y aprobara” el beso que le dio “contra su voluntad” ante “las consecuencias personales y profesionales” a las que éste podría enfrentarse.
Una “situación de hostigamiento” de la que también responsabiliza a los otros tres acusados, “personas de confianza” de Rubiales que accedieron a sus cargos “bajo su mandato” y cuya “privilegiada situación en la RFEF” dependía de la “suerte” que éste corriera.
Según la fiscal, las presiones comenzaron en la salida de los vestuarios, todavía en plena celebración, cuando Rubiales “instó” a Jenni Hermoso a declarar públicamente que el beso era consentido. Continuaron en el autobús, de donde “se le obligó a bajar” para que suscribiera un comunicado redactado por la RFEF “por orden” de Rubiales, cuyo “contenido no compartía” y que fue remitido a los medios y también en el vuelo a España, donde el expresidente federativo volvió pedir que hiciese una declaración conjunta con él, a lo que ella volvió a negarse.
La Fiscalía sostiene que la “negativa reiterada” de Jenni Hermoso llevó a Rubiales y a su “equipo de confianza” a utilizar “otra vía”: presionar supuestamente a sus familiares.
El escrito recoge que Jorge Vilda intentó que el hermano de la jugadora la convenciese ante la advertencia de que, si no hacía la declaración pública, habría “consecuencias negativas para ella”.
Días más tarde, en el viaje a Ibiza de varias jugadoras, la Fiscalía sostiene que Rubén Rivera acudió a la isla e insistió a Jenni Hermoso en que hablase con el responsable de integridad de la RFEF, órgano que había abierto un expediente en el que “se pretendía, por orden” de Rubiales, “su exculpación”.
Pese a que la internacional se negó y pidió “que la dejaran en paz”, la fiscal acusa a Rivera de seguir insistiendo e intentar presionar también a una amiga que la acompañaba para que Jenni Hermoso hablase con el cuarto acusado: Albert Luque.
Según el ministerio público, éste también se desplazó a Ibiza para conseguir que la jugadora participase en un vídeo exculpando a Rubiales. Fue al hotel donde se alojaba y acabó enviando varios mensajes a su amiga en los que acusaba a la jugadora de “mala persona, deseándole que se encuentre muy sola en la vida y anunciándole que se alegraría si eso sucediera”.