Francia elevó el nivel de alerta por atentado a su máximo tras el ataque terrorista en Moscú
El presidente francés, Emmanuel Macron, presidió el domingo una reunión del consejo de defensa, a cuatro meses del inicio de los Juegos Olímpicos en la capital del país
El nivel de alerta se había reducido en enero a la categoría dos (seguridad reforzada o de riesgo de atentado).
El presidente francés, Emmanuel Macron, presidió el domingo una reunión del consejo de defensa sobre “el atentado de Moscú y sus consecuencias”, a cuatro meses del inicio de los Juegos Olímpicos en la capital del país.
El atentado en la sala de conciertos Crocus City Hall de Moscú el viernes dejó 137 muertos y 182 heridos, según el más reciente balance.
El grupo yihadista Estado Islámico asumió la autoría del ataque, pero las autoridades rusas apuntan a una pista ucraniana, afirmando que los atacantes trataron de huir a Ucrania, donde supuestamente tenían contactos.
Ucrania niega cualquier implicación en este atentado, el más mortífero en Rusia desde principios de la década de 2000.
Qué es y cómo opera ISIS-K
ISIS-K, una facción “halcón” del Estado Islámico, ya había atacado fuera de Afganistán, donde tiene su base de operaciones. Pero su ataque en Moscú es su irrupción global.
ISIS-K emergió en 2015, creado por terroristas disidentes que adoptaron una interpretación más extrema del Islam. Son sunnitas, la rama mayoritaria del Islam, y desprecian explícitamente a los shiitas, mayoría en Irán. La versión anterior de ISIS buscaba formar un Califato independiente con partes de Siria e Irak, la reconstrucción de la provincia milenaria del Khorasan, por eso sumaron la “K” a sus siglas.
Según explican expertos del Willson Center, por aquel entonces, los objetivos del grupo y la geografía declarada de sus operaciones eran muy amplios. Abogando por atentados con víctimas masivas contra civiles y Estados, el grupo pretendía derrocar al Gobierno paquistaní, castigar al Gobierno iraní por ser “vanguardia” de los chiíes y “purificar” Afganistán, tanto desbancando a los talibanes afganos como principal movimiento yihadista en Afganistán como castigando a grupos minoritarios, como los hazaras.
De acuerdo con Asfandyar Mir, experto del think tank, para lograr sus objetivos el ISIS-K reclutó al grupo insurgente pakistaní Tehreek-e-Taliban Pakistan, al debilitado Al Qaeda en Afganistán y Pakistán y a los talibanes afganos posteriores a Mullah Omar. También aprovechó una minoría sectaria crucial de salafíes en el este de Afganistán y se sirvió de sus redes rurales para hacerse con el control territorial en las provincias de Nangarhar y Kunar.
A pesar de que en 2021 sus cifras de combatientes disminuyeron a 1.500 - 2.000 yihadistas, la organización terrorista ha demostrado una resiliencia notable, perpetrando ataques muy mediáticos, como el atentado suicida en el aeropuerto internacional de Kabul en agosto de 2021, que mató a 13 soldados estadounidenses y a cerca de 170 civiles.
Tras la toma de poder de los talibanes en Afganistán, durante la retirada militar estadounidense del país, ISIS-K elevó su perfil internacional. Desde entonces, los talibanes han librado batallas campales contra el ISIS-K en Afganistán. Según detalla The Washington Post, hasta ahora, los servicios de seguridad talibanes han impedido que el grupo se apodere de territorio o reclute a un gran número de antiguos combatientes talibanes “aburridos” en tiempos menos convulsos, lo que sería una pesadilla para Occidente.