El grupo criminal brasileño Primer Comando Capital ya opera en Chile

La organización delictual más grande del continente extendió sus tentáculo al país y al menos ocho sujetos, varios de ellos chilenos, fueron identificados por la policía brasileña


El primer informe sobre la “conexión chilena” de esta agrupación data de 2022, cuando el agregado policial de Carabineros en Brasil recibió un informe de manos del promotor de Justicia del Estado de Sao Paulo, en el cual se explicaba que tras una serie de allanamientos realizados en diversos penales, se incautaron teléfonos que daban cuenta de la existencia de una serie de comunicaciones con diez sujetos que tenían residencia en Chile, según reza un reportaje la de Unidad de Investigación de El Mostrador.

La pista coincidió con otra investigación realizada por la Brigada Antinarcóticos Sur de la Policía de Investigaciones (PDI) chilena, que culminó con la incautación de 15 armas que se mantenían sepultadas en un barretín subterráneo, las cuales se cree que pertenecen al PCC.

Según el informe de la policía, la rama chilena del PCC es encabezada por Juan Bayron Nataly Santander, un delincuente habitual conocido como “Pelado”, quien actualmente se encuentra recluido por homicidio frustrado, lesiones, tráfico de drogas y robo con intimidación.

El segundo en la línea es el brasileño Lucas Leonardo de Oliveira Santos, recluido en la cárcel de Puente Alto en Santiago y condenado a 5 años por homicidio. Conocido como “Negrinho”, en 2022 se ordenó su expulsión de Chile, pero todo quedó paralizado por más de un año tras una reclamación interpuesta por la madre de Oliveira, quien aseguró que su hijo llegó en 2007 a Chile “en búsqueda de mejores oportunidades” y que poseía arraigo familiar. Aunque la expulsión fue ratificada por la Corte Suprema, aún no se ha concretado.

Otros miembros plenamente identificados del PCC, según el informe de Carabineros, son Eduardo Videla Martínez ( “Nacho”); Brayan Eduardo Eugenio; José Luis Casonis Miranda (“Cocha”) y Robinson Jesús Romo Vargas ( “El Chapo”). Otros dos sujetos brasileños también son sospechosos: Izaque Antonio, llamado “Guatao Isaque”, y Luiz Quintero, apodado “Luisito”. Además de ellos, se conocen solo los alias de otros dos miembros del PCC en Chile: “Nano” y “Toto”.

Historia del PCC

El PCC surgió en Sao Paulo tras la masacre en la cárcel de Carandiru en octubre de 1992, un motín que terminó con más de 100 reos asesinados por personal policial.

Según el sitio Insight Crime, en 2010 se expandió a Bolivia y Paraguay, donde iniciaron operaciones como tráfico de drogas y armas. En dicho año, la organización ya contaba con cerca de 11 mil integrantes en Brasil. Después de ello habrían hecho su ingreso al narcotráfico internacional acercándose a la mafia italiana, específicamente a Ndrangheta, a fin de lavar dinero en el extranjero.

El PCC funciona por medio de un sistema de “franquicias”, en vez de una jerarquía vertical. A los miembros del grupo se les cobran cuotas, las cuales se usan para pagar abogados, sobornar policías y abastecerse de armas. Esta misma estructura es lo que ha dificultado a la seguridad de los países para intentar detenerlos, puesto que tienen un liderazgo descentralizado.

Además, han llevado a cabo fuertes rebeliones motivadas por el traslado de sus integrantes a otras prisiones. Los miembros de esta agrupación en 2006 se tomaron 70 cárceles de todo Brasil y ejecutaron ataques coordinados en el exterior de las instalaciones, dejando un saldo de 150 personas muertas.

Como líder absoluto de ella terminó erigiéndose Marcos Williams Herbas Camacho, más conocido como “Marcola”, quien está preso desde 1999 (suma condenas por 232 años), lo que no le ha impedido dirigir al grupo desde la cárcel, levantando un imperio criminal pocas veces visto en el continente.

A diferencia de otros grupos, como el Tren de Aragua –que también tiene un origen carcelario, lo mismo que Los Choneros y otros grupos de Ecuador–, la pertenencia al PCC es un poco más compleja e implica juramentos de lealtad hacia la organización.

El consultor internacional en crimen organizado y también columnista de El Mostrador, Pablo Zeballos, explicó que “esta hermandad criminal señala que todos los criminales sometidos a sistemas penitenciarios son hermanos por el solo hecho de estar presos y que deben apoyarse y luchar contra cualquier amenaza que venga desde la prisión o fuera de la prisión”.

El experto indicó que hay indicios que evidencian que “existen a lo menos juramentos de iniciación muy al estilo italiano. De hecho, hay investigadores que dicen que esto surge de dos presos napolitanos que estuvieron presos con gente del PCC”.

En cuanto a la importancia actual del grupo, explicó que sin duda es una de las estructuras criminales más importantes del continente y que posee “una capacidad y vocación internacional que ha amplificado su mercado criminal, abriendo el tráfico internacional de drogas en Europa, generando alianzas muy importantes con las estructuras europeas”.

En relación con la presencia del PCC en Chile, señaló que sin perjuicio de los antecedentes que maneja la Fiscalía Sur –que tiene una causa abierta desde hace un par de años–, así como la PDI y Carabineros, hay que tener en cuenta que, al igual como sucede con el Tren de Aragua, los presos brasileños suelen jactarse de ser miembros del PCC o del Comando Vermelho (la otra gran organización criminal penitenciaria de ese país), a fin de infundir temor entre los demás presos y evitar ser atacados por estos, por miedo a las represalias.

Sobre la posibilidad de una “sociedad” entre el PCC y el Tren de Aragua, Zeballos aseguró que existen también antecedentes que apuntan en ese sentido.

El PCC surgió tras la masacre en la cárcel de Carandiru en 1992, un motín que terminó con más de 100 reos asesinados por la policía brasileña.
El PCC surgió tras la masacre en la cárcel de Carandiru en 1992, un motín que terminó con más de 100 reos asesinados por la policía brasileña.

Parlamentarios pedirán información al Gobierno

Ante la revelación de la llegada de dicha red criminal a Chile, diversos parlamentarios alzaron la voz pidiendo más información al Gobierno.

La diputada Camila Flores (RN) manifestó su preocupación y expuso: “Esto sin duda alguna tiene que ser un motivo de alerta máxima para el Gobierno, porque si ya estamos viviendo altas tasas de criminalidad, qué podemos esperar con esta que se dice ser la banda más sangrienta, la banda más peligrosa de todo el continente”.

Flores dijo que “he solicitado mediante oficio a la Comisión de Defensa de la Cámara de Diputados, de la cual soy parte, para que podamos invitar al embajador de Brasil en Chile y pueda entregar información respecto de esta banda. Acá tenemos que estar todos los poderes del Estado unidos para hacerle frente a este flagelo que tantas vidas de inocentes ha cobrado”.

El diputado Jorge Guzmán (EVO), por su parte, hizo un llamado al mandatario chileno, Gabriel Boric. “Es el minuto que el presidente Boric ponga mano dura y termine con la posibilidad de estas organizaciones criminales de entrar al país. De una vez por todas tenemos que enfrentarlas, de lo contrario, en el futuro va a ser demasiado tarde”, sostuvo.


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