Declararon culpable de asesinato a un hombre que buscó en internet “cómo matar al prometido de tu ex”
Jesse Alvarez, de 33 años, recibió un veredicto de culpabilidad por el asesinato de Mario Fierro. El trágico evento destacó por el uso de la tecnología para perpetrar crímenes
La fiscalía presentó pruebas irrefutables de sus intentos por planear el asesinato tras descubrir el compromiso de Fierro con Amy Gembara, ex novia de Alvarez, lo que desencadenó un espiral de obsesión y violencia.
La relación turbulenta entre Alvarez y Gembara, que duró desde 2015 hasta 2019, sentó las bases de este trágico suceso. La obsesión del sentenciado lo llevó a acosar a Gembara, incluso después de que esta tomara medidas drásticas como cambiar su número de teléfono y mudarse.
“Nada traerá al señor Fierro de vuelta”, expresó Ramona McCarthy, la abogada fiscal durante el juicio. Este caso no solo revela la naturaleza premeditada del crimen, sino el profundo impacto emocional en los involucrados.
La defensa de Alvarez intentó argumentar que el asesinato fue en defensa propia, alegando que Fierro había agredido primero durante su encuentro fatídico el 1 de febrero de 2021. El victimario trató de justificar sus acciones mencionando su autismo no diagnosticado como una incapacidad para comprender las señales sociales, declarando en el juicio que había “fantaseado” con la muerte de Fierro pero sin la intención de matarlo.
Sin embargo, sus búsquedas en línea sobre contratar a un sicario y cómo eliminar el historial de búsqueda en Google contradecían esta defensa, destacando la premeditación del crimen.
“Su intención es clara”, afirmó la fiscalía, subrayando la evidencia digital y las acciones previas de Alvarez, como el seguimiento de Fierro y las lecciones de tiro tomadas tras enterarse del compromiso de este último con Gembara. El tribunal rechazó el argumento de defensa propia, decantándose por la evidencia de premeditación y obsesión.
El veredicto no solo representa una sentencia de cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional para el acusado, sino que también subraya la necesidad de una mayor conciencia sobre la violencia relacionada con la obsesión y el acoso. A pesar de los esfuerzos de Gembara por distanciarse de su ex pareja, incluido el intento fallido de obtener una orden de restricción, su seguridad fue irrevocablemente comprometida, desencadenando este trágico desenlace.
La condena de Alvarez está programada para el 10 de mayo de 2024, un final que, aunque proporciona algún nivel de cierre a los afectados, resalta las devastadoras consecuencias del acoso y la violencia premeditada. Este caso ha generado un diálogo crucial sobre la seguridad personal, la importancia del respeto a las decisiones ajenas y la necesidad de abogar por cambios en la protección contra el acoso y la violencia.