El
1-0 a favor de la Lazio en la ida pone contra las cuerdas a un Bayern
que ha ganado un partido de los últimos cinco. Tuchel sabe que si caen
eliminados, será despedido de forma inmediata.
As
Thomas Tuchel es consciente de que esta noche puede ser la última vez que se siente en el banquillo local del Allianz Arena. La crisis mayúscula que atraviesa el transatlántico alemán en la Bundesliga (a 10 puntos del Leverkusen, líder) y el varapalo copero (eliminado ante un Tercera) ya provocaron la destitución del técnico a final de temporada, pero caer en los octavos de Champions ante la Lazio provocaría el cese inmediato. Es una final. Y Tuchel, que lo sabe, quiso quitarle tensión al encuentro: “¿Una final? Por mi parte, no.
No puedo hablar por los demás. Puedo decir que nadie tiene más ambición
que yo por ganar este partido. La situación está clara. Tenemos que ganar por dos goles contra un equipo italiano. La presión también forma parte del rendimiento
al máximo nivel. Es necesaria para hacer cosas extraordinarias. Tenemos
que ganar y hacerlo contra un equipo bien organizado de Sarri.
Esperamos que la afición y el ambiente nos empujen para conseguir nuestro objetivo”.
La situación no es nada fácil. Los pupilos del entrenador alemán
tienen que levantar el 1-0 de la ida en Roma, donde un gol de Immobile puso contra las cuerdas al hexacampeón de Europa. No sería una heroicidad nunca antes vista en el coliseo muniqués, pero las
sensaciones que
transmite el Bayern son de
equipo caído y de vestuario roto. Es lo que volvió a
quedar al descubierto el pasado
viernes en la Bundesliga, donde no fue capaz de asegurar los tres puntos ante un
Friburgo que terminó empatándole sobre la bocina. Además, Upamecano, Mazraoui, Boey, Sarr y Coman causan baja en el cuadro local.
Alentado por 70.000 gargantas, tratará de remontar la eliminatoria a un conjunto italiano que tampoco es que pase precisamente por su mejor momento. Suma dos derrotas consecutivas en la Serie A, la más reciente por 0-1 ante el Milan y repleta de polémica debido a la triple expulsión para los laziali que terminó en la suspensión temporal del colegiado Di Bello.
Pero nada de esto contará cuando se enciendan los focos del Allianz
esta noche. Tiene en su mano al Bayern. Puede acabar con él. Y, de paso, con Tuchel.