CHAMPIONS (1/8, VUELTA) | ATLÉTICO 2 (3) - INTER 1 (2) / Quince gladiadores y un héroe

El Atlético se clasifica para los cuartos de Champions en los penaltis, en un partido de derroche, en el que el Inter golpeó primero con Dimarco, pero remontaron los Memphis-Grizi para llevarlo a la prórroga y que Oblak fuera el héroe.

Patricia Cazón
As
Decía la cabeza antes del partido que era imposible. Que ahí los datos del Inter, todo ganado en 2024, el 1-0 de la ida. Pero el Atleti es un equipo más de corazón. Y si alguien es capaz de cambiar destinos ese es el Cholo, ya lo hizo con el club, ahora tocaba esta eliminatoria para estar en cuartos. Amarrado a su esencia: matar para dar la vida, sufrir hasta el último segundo. Hasta ese último penalti que Lautaro envió fuera, después de que Correa marcara el suyo y Roro se quitara la culpa de aquella jugada al final de los 90′. Memphis, que había traído la prórroga, haría el primero de la tanda donde el héroe fue Oblak. Oblak y sus paradas ante Alexis y Klaassen. Y que el Metropolitano tuviera su primera remontada en Europa.

“Este año sí”, se leía 125 minutos antes, en un fondo, mientras el Metropolitano rugía, e Inter y Atleti salían al verde, al juego alrededor de la pelota. Antes de reencontrársela con el pie, Grizi la acarició de ojos. He vuelto. Salía el Atleti con el francés de regreso y siendo el Atleti. Intenso, con presión altísima. Así comenzaba la vuelta de estos octavos con la ida en el Atleti muy presente, ese 1-0 de Italia ya en contra. La noche que vino quedará para siempre. Es de las que hacen estadios.

El Inter se vio avasallado por la fiereza con la que el Atleti había salido. Sus dentelladas llegaban por las bandas, con Lino, y control en el centro. A los cinco minutos había hecho ya algo que en la ida no hizo: disparar a Sommer. El portero se agigantó. En el área contraria, el Inter no superó la línea del centro hasta el 13′, pero la primera vez que lo hizo, Dumfries descubrió que no hay noche grande en el Atleti sin paradas milagro de Oblak. Esta fue doble. De noches así, San Jan sale con distinciones y sin herida, al final se vería. El partido se atemperó. El Inter comenzó a tener la pelota. O a regalársela Nahuel, una mancha, insoportables sus pérdidas. El Atleti robaba y corría hacia Sommer. Cada pérdida del Atleti, mientras, era una contra del Inter, sembrando terror a cada zancada de Lautaro.

Oblak salvó una pelota de Lautaro que se envenenó tras pegar en Witsel. Era el belga su mejor guardián. Atentísimo, siempre por delante como en esa pelota que cortó y esperaba Thuram solo. Grizi estaba sin estar. Sin asomar del todo. Sin sacar la capa. El Inter tenía un 98% de acierto en el pase y esperaba una contra como esa que un mal repliegue del Atleti le regaló a la media hora: triangulación entre Bastoni, Barella y Dimarco para gol del último. No dio tiempo al lamento. Tres minutos después ondeaba una capa. Y era de Griezmann. Bien alto. Porque aunque parezca no estar siempre lo hace. El hilo que da forma al collar. Pavard despejó mal, Koke envió al área, Morata dejó pasar y Grizi remató como si en esa pelota se reunieran las siete bolas de dragón mientras pedía ese deseo: resucitar. Concedido. 1-1. Y el Atleti se levantó como Lázaro. El descanso llegó con el Inter sin pasar de la línea del centro.

La segunda parte fue rojiblanca. Combinaban los del Cholo sin dejar la presión alta. Grizi barría en su área o buscaba el gol en la contraria. Pero tras un centro atrás de Llorente, Sommer paró su remate en dos tiempos. Morata, precipitado, entorpecía. El Inter solo se defendía. Comodísimo, son italianos. Empezó a tener más la pelota. Correa y Roro fueron los primeros cambios. Inzaghi respondió con Darmian y Acerbi. Thuram les recibió con un disparo alto tras una contra de Lautaro que regaló Nahuel. Fue la entrada de Memphis y Correa lo que terminó de voltear el partido. El primero plantado a los pies de Sommer lanzando bocados, el segundo, llenando cada brizna de la creatividad que al Atleti le faltaba. El Inter pellizcó con una pérdida de Roro que provocó la contra del Inter, el disparo de Barella y la parada de Jan. Memphis replicaba con una pelota en el palo. Ahí estuvo, parecía. Pero el león, como el Atleti, nunca se rinde y ahí volvía un minuto más tarde: Koke le filtró una pelota para su giro, disparo y rugido. Goool. Delirio. Eliminatoria empatada. Qué bien Savic, Witsel y Hermoso. Y qué mal Roro en esa última, cuando Grizi le regaló una pelota para el golpe definitivo, con toda la portería ante él y la lanzó fuera. Tocaba prórroga.

El Atleti estuvo mejor en la primera parte, el Inter, en la segunda que Grizi ya no jugó. El partido se fue a los penaltis. Al sufrimiento, al más puro Atleti. A los aciertos de Memphis, Riquelme, y Correa, el fallo demoledor de Saúl. A que San Jan fuera el héroe para amarrar los cuartos con sus guantes. Y que la gitana tirara las cartas sobre los gladiadores del Cholo.


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