Boca y el sueño latente: ganó el clásico, sacó a San Lorenzo de la pelea y la Bombonera lo cargó de energías
Perdía por un gol de Bareiro, lo empató Cavani y lo dio vuelta con un toque de Merentiel cuando el empate parecía cerrado
Globos, telones, banderas de palo, bombas de estruendo, bombas de humo, fuegos artificiales y más de 50.000 personas le dieron un marco excepcional a un clásico caliente. Era, para Boca, la posibilidad de enfilar su cuarto triunfo como local, escalar varios escalones en la tabla y afrontar el sprint final del campeonato con la expectativa intacta de ser campeón. Era, tal vez, la última oportunidad de probarse, por qué no, el traje de candidato.
Todo Boca se encolumnó entonces detrás de ese objetivo. Los hinchas, los jugadores, también el DT, que no guardó nada pese al maratónico viaje a Potosí para el debut de este miércoles en la Copa Sudamericana. “Para ser campeón, hoy hay que ganar”, tronó en la Bombonera apenas los jugadores saltaron al campo de juego para realizar la entrada en calor, con Marcos Rojo a la cabeza y Cavani cerrando la fila. “Que esta tarde, cueste lo que cueste”, siguió el cancionero de los hinchas, un mensaje en sí mismo tras un 2023 sin alegrías y frente a la necesidad imperiosa de volver a sumar de a tres.
Pero San Lorenzo no quiso ser el pato de la boda. No. Porque la historia también juega. Y porque el Ciclón también precisaba los puntos. El equipo de Insua se plantó en la Bombonera y le jugó a Boca con dientes apretados. Asfixió al Xeneize en la zona de gestación y apostó a la potencia y velocidad de sus delanteros para forzar el error rival. Así llegó, de hecho, el 1 a 0 a los 8′ del primer tiempo. Presión de Bareiro contra Lema, agarrón del exLanús sobre el capitán y penal clarito que el propio Bareiro cambió por gol. Elogiado en la previa por Juan Román Riquelme, el guaraní jugó un partido aparte frente al Xeneize y, con una definición top, alcanzó su tercer grito en cinco partidos contra Boca.
San Lorenzo era más y cada contragolpe parecía medio gol. Lema y Rojo no podían con Bareiro y Ferreira manejaba los hilos con criterio y determinación. El propio Ferreira tuvo dos veces la posibilidad de ampliar, pero decidió mal y dejó a Boca con vida promediando el primer tiempo. A partir de allí, casi todo fue del Xeneize, que tuvo en Cavani a su mejor jugador (más allá de su faceta goleadora) y que llegó merecidamente al empate tras un pase en profundidad de Medina, control y latigazo del uruguayo.
La salida de Cavani en el entretiempo fue un mazazo para el ánimo del local. “Uhhhh...”, resonó en la Bombonera cuando la voz del estadio anuncio el cambio por Merentiel. Cavani y Zenón eran, a esa altura, los más claros con la pelota y quienes más chances de gol habían generado. Sin embargo, la Bestia tampoco faltó a la cita. Y Zenón volvió a demostrar que no le pesa la responsabilidad de ser el armador de Boca. Tras una muy buena pared con Benedetto, el exUnión dejó solo a Merentiel para que el uruguayo la empujara sobre la línea. Gol y explosión, cuando parecía que el empate no se movería del tablero electrónico: iban 38 minutos ya.
Boca termina el sábado en zona de clasificación y espera una ayuda de Sarmiento (recibe a Newell’s el domingo) para terminar la fecha entre los cuatro primeros de su zona. De todos modos, al Xeneize aún le resta completar el partido pendiente ante Estudiantes, por lo que hasta podría ubicarse tercero en caso de triunfar en La Plata. Por lo pronto, Boca ganó el partido que tenía que ganar, sacó de la pelea a un rival histórico y sueña con volver a gritar campeón después de un año de sequía. Habrá que ver qué tiene Cavani (la salida de Blondel augura una lesión grave, además), cómo dosifica Diego Martínez las cargas, si a Boca le da para pelear en los dos frentes. Pero el sueño sigue latente.
Los hinchas despidieron al equipo con una ovación y, en la previa del estreno en la Sudamericana, se fueron cantando por el título: “Otra, otra Copa, Boca”. ¿Y si es la Copa de la Liga?