ATLÉTICO 2 - BETIS 1 / El Betis paga la Copa del Atleti

Solo Rui Silva, aunque se marcara un gol en propia, pareció jugar en una primera parte llena de errores en la salida verdiblanca. Paró un penalti, y todos sus rechaces, a Morata, quien al filo del descanso haría el 2-0. Acercaría William Carvalho con un golazo. Salvaría Oblak con un paradón al final para evitar el empate.

Patricia Cazón
Como
El Betis le pagó al Atleti la Copa. Un Betis que llegó al Metropolitano con un arsenal de tiritas y vendas para levantar a los del Cholo en una primera parte horrible en la que solo Rui Silva compareció y eso que se hizo un gol a sí mismo. Pero en el mediodía que marzo parecía haberle arrebatado a enero, caía mucha agua del cielo pero sobre su portería se concentraría toda la otra. La del fútbol, capaz de mojar más. Se la tiraban en cubos sus propios defensas. Esta vez le tocaría a Pellegrini y no al Cholo sufrir por ahí.

Simeone, sin Griezmann, dejaba en el banco a su jugador más Griezmann (Roro) con una novedad por línea: Memphis arriba (y con Morata), Barrios al medio y Paulista atrás. Pellegrini salía con lo esperado, Rodri en el sitio de Isco/Fekir y Sabaly en el lateral zurdo a pesar de ser diestro. Esa banda que Bellerín convirtió en una autopista hacia Rui Silva de carriles anchísimos. Regalando balones como caramelos en Reyes.

No había llegado el reloj ni al diez y tres pérdidas suyas ya habían supuesto dos ocasiones (de Memphis y De Paul), y un gol. Simeone, listo, viendo la debilidad encontró el camino. Y rascaba por esa banda con un Lino que en Brasil no ven pero en el Atleti llena todo. De más a menos, porque luego se diluyó, en los primeros minutos desangraba a Bellerín en cada sprint. Parecía un juvenil, un chico entre mayores, un infiltrado de Simeone vestido de verde y blanco. Una de sus pelotas perdidas fue a los pies de Hermoso, lo que terminó en el primer gol del Atleti, con Bellerín evitando que la rematara Hermoso en un cúmulo de carambolas para que el portero terminara colándose en su propia red el balón. Curioso. Fue el mejor futbolista de Pellegrini en la primera parte. El único más bien ante un Atleti en su versión Doctor Jekyll, la de casa. Robando arriba, combinando e intenso. Ayudaba tener un defensa de verdad como Paulista y no a Savic, que hace tiempo que lo dejó de ser. Ese gol, sin embargo, serenó al Betis.

Pellegrini ajustó líneas y su equipo empezó a robar en el centro para equilibrar el duelo. Pero otra pérdida de Rodri, terminaba con Rui Silva derribando a Morata. El árbitro pitó penalti mientras el asistente decía que fuera de juego. El VAR decantó: lo segundo no era. Morata lo pidió y Rui Silva adivinó. Ese primer disparo y los dos rechaces que siguieron. La lluvia que se colaba por la cúpula del estadio se convirtió en pequeñas bolas de granizo como metáfora del partido del Betis: llegaba pero como si fuera un trocito de esos que caían del cielo, enseguida aguados. Atrás, la mejoría era cartón piedra. Otro error provocó que el Atlético agrandara más su herida para taponar la propia. Ahora la pelota la perdió Fornals, intentando un cambio de juego en el que entregó la pelota como un amateur. Córner. De Paul remató desde la frontal y Morata embocó el rechace, para dejar tendido a Rui Silva, el único hombre que había sujetado a los de Pellegrini en la tarde. Ya lo había avisado Pitoniso Cholo en la previa, que marcaría. Gol 20.

Pellegrini no esperó ni un segundo de la segunda parte para hacer los cambios. Guido y Carvaho para cementar el centro. Enseguida se notaron. Enseguida mejoró el Betis, que se adueñó del centro mientras al Atleti le costaba recuperar y correr. Tuvo Hermoso el 3-0 pero se precipitó ante Rui Silva porque disparó sin pensar cuando tocaba pensar antes y no enviar el cuero manso a las manos del portero. En la jugada siguiente, una pérdida grosera de Llorente se acercó el Betis con un trallazo de Carvalho que entró por la escuadra y que descolgó los runrún de golpe. El Oblak de los milagros aquí no apareció, aunque el papel de Rui Silva de antes ahora le tocaría a él..

Al Betis le salía el hacer el partido largo y el jueves empezaba a pesarle a los del Cholo. Veinte hombres se apretujaban a los pies de Oblak. El esloveno olfateó el peligro y se sopló los guantes para que volvieran sus milagros. Guido remató para el empate, con un balón a portería entre un bosque de piernas, para que San Jan se hiciera presente con una mano por bajo para enviarlo al pelo. Simeone se protegía con Savic por Morata. Roro aprovechaba sus minutos jugando en su sitio, arriba y no atrás. Entre sus chispazos llegó el final. El Atleti tres puntos más cerca de su objetivo. Mientras se olvida la Copa. A la espera del Inter.


Entradas populares