River y una noche caliente: el detrás de escena de la pelea por patear un penal entre Borja y Barco y el hongo de Demichelis
En Tucumán, una discusión marcó el pulso del empate
De acuerdo a lo que pudo reconstruir LA NACION, la situación en el vestuario fue tan cruda como contundente. Pero lejos del escándalo que se instaló a través de capturas de pantalla de los rostros de Demichelis y Barco. Claro está, todo comenzó cuando Barco decidió desobedecer la orden de cambiar el ejecutante para el segundo penal: el DT pidió que lo pateara el número 9 y hasta se acercó con su ayudante Javier Pinola a hablar con el colombiano. Pero el ex Independiente no cedió la pelota, falló su remate con una pésima ejecución por encima del travesaño y automáticamente el entrenador mandó a calentar a Franco Mastantuono. La decisión estaba tomada: debía demostrar autoridad.
El joven mediocampista ofensivo de 16 años estuvo 20 minutos intensificando los movimientos precompetitivos con el profesor Flavio Pérez, pero Demichelis contuvo su evidente bronca y fastidio -dejó de dar indicaciones al campo de juego, por ejemplo- y optó por esperar al entretiempo para hacer la variante. Una vez finalizada la primera parte, se dieron dos situaciones. La primera, cuando los jugadores millonarios se juntaron en el centro del campo a charlar, Barco quedó cabizbajo detrás de todos y el primero que se acercó a calmarlo y contenerlo con un abrazo fue el propio Borja. Y la segunda, cuando los futbolistas suplentes saltaron al campo para continuar la entrada en calor, la decisión del CT fue que todos los integrantes del plantel ingresaran al vestuario. Allí se produjo el punto clave de la noche.
Demichelis reunió al plantel y al cuerpo técnico en una vehemente charla en la que explicó su malestar y comunicó la decisión de hacer la modificación. Además de la palabra de los referentes Franco Armani y Nacho Fernández, también el propio Barco pidió disculpas ante sus compañeros por lo sucedido y acató el cambio. Fueron 15 minutos fuertes, pero en la intimidad de la delegación aseguran que hubo unanimidad y consenso con la postura del entrenador y que no se dieron discusiones entre las partes al respecto. El jugador entendió, pidió perdón y, aunque salió visiblemente compungido, salió al segundo tiempo ya con ropa de entrenamiento y se sentó en el último asiento del banco de suplentes casi sin hablar durante los segundos 45 minutos. Solo intercambió unas palabras con el propio Miguel Borja cuando fue reemplazado, ya que el colombiano se ubicó al lado suyo a acompañarlo, a pesar de la discusión.
La controvertida situación que duró unos 10 minutos entre penal y penal dejó muchísima tela para cortar. A los 18′ del primer tiempo, Breitenbruch bajó en el área a Nacho Fernández y el árbitro Nazareno Araza sancionó penal. Barco y Borja agarraron dos pelotas diferentes, Colidio intervino para que lo pateara el ex Independiente y, frente a la decisión que ya parecía irreversible, el colombiano que llevaba 7 goles en 5 partidos se enojó, reventó una pelota contra el alambrado y se fue al círculo central con un profundo malestar, al punto tal que ni siquiera se quedó en la medialuna para el rebote.
Tras esa secuencia, ejecutó Barco y el remate lo detuvo Devecchi, pero la intervención del VAR determinó la repetición por invasión. Allí, en medio de discusiones, empujones y reclamos al cuerpo arbitral de los jugadores de Atlético Tucumán, apareció la figura de Demichelis. “Esequiel, vos no”, gritó el técnico y luego les hizo la seña a sus futbolistas del número 9. Pero Barco hizo caso omiso, no soltó nunca el balón y terminó tirando la pelota por arriba del travesaño.
“A cualquiera le puede pasar de errar un penal, en este caso, dos. Esequiel salió porque consideré que no estaba emocionalmente al ciento por ciento, Es un gran chico, quería convertir, me pidió disculpas porque no es egocéntrico, no piensa solamente en él. En este caso no quiso ceder la pelota, de todo se aprende y hoy de acá se lleva una gran experiencia”, dijo Demichelis en conferencia de prensa. “Cualquiera de los dos son los encargados de patear y ellos resuelven, dependiendo de sus sensaciones. Pero cuando erró Esequiel, sí participé y pedí que sea Miguel, no se dio y el desenlace es el conocido. Él es un jugador desequilibrante, lo venía haciendo bien, después de fallar el segundo penal se vieron situaciones erráticas por parte suya y consideré que no estaba bien. Sabía que no iba a estar bien, por eso mandé a moverse a Mastantuono y lo saqué en el entretiempo para cuidarlo y también para no perder una ventana. No hay que dramatizar la situación”.
Previo a las declaraciones del entrenador, el capitán Franco Armani también le había bajado el tono a lo sucedido y la noche terminó con esa frase final de Demichelis explicando el problema dermatológico que tenía en el rostro, luego de especulaciones y versiones que rápidamente se viralizaron en las redes sociales. Las imágenes de la transmisión muestran, además, que el DT ya tenía esa marca en la piel antes del pitazo inicial. Después de cuatro victorias consecutivas y un clima reinante de paz, la noche del miércoles en Tucumán movió la estantería en un River que deberá fortalecerse internamente y dejar las esquirlas en el norte argentino.