La hinchada reprobó una floja actuación del
equipo, que sigue sin aparecer y se aleja de la clasificación. Lema, por
presencia, lo mejor.
Antonio Serpa
Caso de psicólogo, Boca sufre trastornos de personalidad. O es que sus técnicos no entienden dónde están parados o de qué se trata el club. Martínez debería saberlo porque lo vivió desde adentro, aunque más no fuera en las Inferiores, pero aun así se equivoca. Hubo que esperar un tiempo para que el equipo tomara cierta actitud dominante,
se acomodara veinte metros más arriba, intentara poner las condiciones
que marcan su camiseta y su historia. Hasta ahí, durante toda una mitad,
se había dedicado a contener, expectante, los movimientos del rival. Y si Boca en La Bombonera se conforma con anular a Defensa y Justicia en lugar de arrollarlo, estamos jodidos.
Hasta
que Lema trabó un par de pelotas, metió un cierre, se fue a la carga,
no hubo un solo jugador que levantara a la gente. No es extraña la
rápida comunión entre el central y los hinchas. En el gen bostero están
el sacrificio, el esfuerzo, la valentía, la pierna bien puesta. Y Lema
mostró un poco de todo eso: quitó, impuso presencia, amedrentó e
incluso se animó a conducir y hasta a tirar alguna gambeta. ¿Cómo no
identificarse entonces? Si sigue así, por más que haya llegado como recambio, será difícil sacarlo del equipo. De los tres refuerzos, fue el que más rindió: Zenón tuvo un partido aceptable y Blanco zafó, nada espectacular. Pero Boca sigue sufriendo la falta de juego.
El ex Unión lo había disimulado pero esta vez no hubo un show del pases
filtrados entre líneas, como contra Sarmiento -el día que dejó
expuestas todas las debilidades de Cavani- y entonces lo de Boca se
redujo prácticamente a una búsqueda externa, mejor resuelta por
Advíncula que por Blanco. Los centros del lateral izquierdo a la carrera
son un veneno, una invitación a llegar de frente y romper el arco, pero
por ahora no acertó ninguno.
¿Por qué Boca sigue sufriendo la falta de fútbol? Por un mal mercado
de pases, otra vez. Por apostar a un tercer lateral sin tener un solo
jugador de creación, un titiritero (la espera por el chileno Palacios fracasó). Tampoco tiene un 5, por
más que todos estén esperando a que el Equi Fernández vuelva de la
Selección: hasta ahora no se había adueñado del puesto, siempre necesitó
un compañero de tareas que lo ordenara. Y Medina, el otro que falta, es una segunda guitarra, como Zenón. Nos falta el frontman, nada menos. La voz cantante. Y encima no hay un solista que resuelva todo solo, como hacía Villa en su momento. Boca no tiene un revulsivo que te gane solito el partido en una jugada. Langoni no da el physique du rol, por más que sea un killer con el arco entre las cejas (esta vez entró mal).
Hubo
tres o cuatro chances de gol, todas aisladas, sin continuidad en el
juego. La más clara fue un choque de Advíncula con el arquero que
terminó con el cabezazo de Blondel al travesaño (eso dice mucho de lo
que fue el partido). La muestra de la impotencia fue un tiro al arco
de Figal desde 40 metros (sin ningún antecedente que lo avalara a esa
resolución ridícula). El único sobresalto fue provocado por la ceguera
de Baliño al cobrar un penal que por suerte el VAR corrigió a instancias
de una cancha que se venía abajo, dispuesta ya a atajarlo como lo ha
hecho tantas veces. No hay vértigo en el equipo, faltan audacias conjugadas y sobran calambres de temperamento.
Algunas preguntas. ¿Qué sentido tiene poner a Fabra a los 44 del segundo tiempo, lo metieron para que lo putearan?
Está claro que el colombiano es mucho más que Blanco, que tiene una
sola jugada (desborde y centro). Fabra ataca el área como nadie, se
lleva puesto todo, llega hasta abajo del arco. Si ya está condenado al infierno, es una boludez enorme ponerlo como salvador a un minuto del final.
¿Qué hacía la bandera "El club es de los socios" sobre el césped? ¿No
terminaron las elecciones o seguimos haciendo política eternamente?
Además, ¿cuándo estuvo eso en discusión? Basta
de humo, dediquémonos al fútbol y a la gestión, hay que arrancar con la
ampliación de la Bombonera y salir campeón de todo. Por ahora no estamos entrando a los playoffs. El año pasado la excusa era la Libertadores. Este año no hay excusas.