NBA | SUNS 123 - 113 LAKERS / Los Lakers se meten en un lío
LeBron lo intenta todo, pero los Suns se imponen a los Lakers por primera vez esta temporada. Los Warriors acechan a los angelinos, 1-2 desde el All Star.
Los Suns dominaron en el inicio y se escaparon después. Los Lakers volvieron al partido en varias ocasiones, pero en ninguna consiguieron rematar la remontada ni ponerse por delante. Los 45 puntos recibidos en el primer periodo demostraron que los angelinos son capaces de lo peor. Que tienen pundonor, algo que ya se sabía, se confirmó con las embestidas que intentaron. Pero que es un equipo irregular, también. En el tercer cuarto se llegaron a poner a 2 (88-86), antes de cerrarlo 5 abajo (95-90). Al último periodo entraron 7-2, hasta un 102-92. Otra vez a remolque, no fue posible. LeBron concretó dos triples consecutivos para dar algo de emoción. Los Lakers llegaron vivos al 110-104, con 3 minutos para el final y todavía vivos. Pero el resultado definitivo fue demoledor (123-113) y los triples liberados y los rebotes ofensivos de los Suns una constante que torturó a los Lakers durante todo el choque, sin los exteriores ayudando en la zona y con una versión defensiva de Anthony Davis que se aleja mucho de la realidad. Parsimonia, indolencia y poco esfuerzo físico. Así, imposible.
LeBron, que recibió tratamiento en el pie izquierdo durante los tiempos muertos, estuvo a la altura de las circunstancias: 28 puntos, 7 rebotes y 12 asistencias, con 12 de 19 en tiros de campo, 3 de 6 en triples y (este dato no es tan bueno) 1 de 4 en tiros libres. Davis se fue a 22 (18 en la segunda mitad) y 14, pero estuvo muy lejos de su mejor nivel. Los 20 tantos y 7 pases a canasta de D’Angelo Russell, el 14+4+45 de Austin Reaves y los 13 de Rui Hachimura no bastaron. Los Lakers permitieron a los Suns lanzar con un 42,5% en tiros de campo, los minutos de Taurean Prince fueron muy malos, dejaron coger 14 rebotes ofensivos a sus rivales, perdieron 10 balones y fueron a tirones, demostrando que Spencer Dinwiddie tiene que ser mucho más regular (1 de 5 en tiros, 1 de 4 en triples) y que está muy lejos de ser el jugador que necesitan los angelinos. Especialmente en lo referente a meter los tiros liberados. Cualquier cambio (casi el 60% en tiros de los titulares, apenas por encima del 30% los suplentes) penaliza mucho a un equipo con muchas lesiones (Cam Reddish, Christian Wood y Jarred Vanderbilt siguen en el dique seco) y LeBron sumó casi 37 minutos, mientras que Davis se fue cerca de los 42. Así, imposible.
Las cosas fueron mejor en los Suns: Jusuf Nurkic se aprovechó de la apatía de Davis para irse a 18 puntos y 22 rebotes. Y cuatro jugadores superaron la veintena: Durant (22+5+7), Royce O’Neale (20+10+4, con 6 de 10 en triples), Grayson Allen (24, con 6 de 12 en triples) y Devin Booker (21, con 9 asistencias). Bol Bol aportó 11 desde el banquillo y estuvo muy activo en la primera mitad, el movimiento de balón fue estupendo y hubo momentos defensivos brillantes para gloria de Frank Vogel, ex de los Lakers y que ha conseguido dar con la tecla con una plantilla que aparentemente no es la suya, sin un pívot que proteja la zona y mucho talento ofensivo. Sobresaliente para el entrenador y 34-24 para los Suns, que aprietan mucho a Kings, Mavericks y Pelicans e intentan por todos los medios evitar el play in. Tienen al alcance eso... y una hipotética ventaja de campo en primera ronda, también.
Para los Lakers (que se quejaron del arbitraje al acudir sólo en 8 ocasiones a la línea de personal por 19 de sus rivales) la derrota es dura: se ponen 1-2 tras el All Star, han perdido contra dos rivales directos como Warriors y Suns y tienen a los últimos vestigios de la dinastía pisándoles los talones por el noveno puesto. Y se les complica cada vez más ya no sólo evitar el play in, sino tener que disputar los dos partidos del mismo (y ganarlos) si quieren otro viaje a playoffs. La entidad ha aprobado muchos exámenes estudiando el último día, pero eso no siempre resulta y las sensaciones no son para nada positivas. Las bajas no ayudan (nunca lo hacen). Y ahora juegan como visitantes ante los Clippers antes de tener seis partidos consecutivos en casa (contra Wizards, Nuggets, Thunder, Kings, Bucks y Timberwolves, los últimos cinco muy complicados). Ahí se decidirá, probablemente, su temporada. Una que si depende de que LeBron James, camino de los 40 años y en su 21ª temporada en la NBA, haga milagros, están apañados. No por poner en duda al Rey. Sino porque esa táctica parece, cuanto menos, atrevida. Y porque nada dura para siempre. Ni siquiera semejante leyenda.