NBA | KNICKS 113 - 111 PISTONS / Locura en el Madison: pérdidas, tiro imposible... y polémica

En una jugada final muy controvertida, los Pistons recuperaron el balón para volver a perderlo. Entonces, los Knicks remataron por medio de Hart... y surgió un nuevo escándalo.

Alberto Clemente
As
Lo de los árbitros está empezando a ser una constante demasiado grande en la NBA últimamente. Siempre se habla de ellos, por una cosa o por otra, y casi nunca en buenos términos. El protagonismo del Instant Replay de forma reciente y su utilización casi rutinaria para casi cada momento es un suplicio que está sacando de quicio a muchos aficionados, con los jugadores pidiéndolo permanentemente, los entrenadores con dos challenges cada uno y permanecer la posibilidad de pedirlo intacta si aciertan o los colegiados, que echan mano de él cada vez que hay una duda o no tienen muy claro hacia qué claro posicionarse. Eso, o tomando la decisión de consultar la televisión si una gran estrella protesta airadamente, aunque no tenga razón. Todo esto está alargando en demasía el tiempo de los partidos, ya de por sí con una duración excesiva, y convirtiendo el baloncesto norteamericano en un juego mucho menos dinámico y más tedioso, lento y, en ocasiones, aburrido. Por muy duro que sea decirlo.

El problema añadido es que esta situación ha dado más tiempo en pantalla a los árbitros, cuyo jefe de cada noche es entrevistado posteriormente por la prensa. Salen en la televisión más que antes, explican para todo el estadio si ratifican o no lo que han visto en el Instant Replay, están permanentemente expuestos y tienen casi el mismo alcance que los jugadores. Durante la temporada está siendo muy común que la asociación de árbitros o la NBA rectifiquen decisiones dadas durante el choque para dar la razón a según quién. Y que estén surgiendo un montón de debates tan insulsos como incesantes que piden la repetición de los partidos o de al menos los segundos correspondientes al error. Algo inédito en la historia de la mejor Liga del mundo y un precedente que nadie quiere para sí mismo. Tampoco Adam Silver, que ha firmado un nuevo convenio y está viendo como cambia la competición, pero tendrá ahora que ver qué hace con un gremio que está más en entredicho que nunca.

Y es que este nuevo poder colegial ha dado a los árbitros más poder, más protagonismo... y más decisiones erróneas. Los arbitrajes caseros se multiplican al mismo tiempo que las decisiones polémicas. Y la última la hemos visto en el Madison, con los Knicks como beneficiados. Los últimos perjudicados, ya que en el pasado escándalo fueron ellos las víctimas, en Houston y ante los Rockets. Con 110-111 a favor de los Pistons, Jalen Brunson fallaba un triple, los visitantes atrapaban el rebote y perdían el balón, que recuperaba Josh Hart al arrebatarle la posesión a Simone Fontecchio. Sin embargo, un mal pase de Donte DiVincenzo llegaba a las manos de Ausar Thompson, que se disponía a superar el centro del campo cuando era arrollado por el propio DiVincenzo. Monty Williams aireaba los brazos y protestaba sin pausa. Hart anotaba debajo de la canasta y además sacó la falta. Williams siguió protestando, pero sin suerte. Y el partido fue para los Knicks después de que Hart fallara el adicional, Isaiah Hartenstein atrapara el rebote y el propio Hart volviera a la personal para anotar uno de dos. Al final, 113-111. Y adiós.

Monty Williams defendió en rueda de prensa que la decisión de no señalar falta fue la peor de la temporada. El árbitro James Williams se apresuró a aclarar por el camino que había habido un error por parte del cuerpo colegial y que había infracción de DiVincenzo sobre Thompson. Mucha gente reclamó que se repitieran los segundos finales: con 8 tuvo lugar la acción, mientras que en la posterior canasta de Hart apenas quedaban 2,8. Es decir, también se perdió un tiempo precioso que los Pistons podrían haber utilizado para atacar. Un equipo, el de Detroit, que también sufrió una canasta de Paolo Banchero en los últimos segundos de su último partido, en una jugada también muy polémica en la que se pidieron pasos de forma incesante. Esta vez, los árbitros justificaron la decisión y explicaron por qué no lo eran. Pero la realidad es que eso no convenció a nadie.

Fue un palo para los Pistons, que han perdido por 3 y 2 puntos los dos últimos partidos demostrando una notable mejoría (empeorar era difícil para ellos), pero perjudicados por el arbitraje. Y eso que Cade Cunningham cuajó una actuación tremenda de 32 tantos, 5 rebotes y 8 asistencias. Jaden Ivey y Quentin Grimes sumaron 14 por barba y Jalen Duren se hizo fuerte en la zona y llegó hasta 11, con 18 rebotes. Somine Fontecchio también aportó al lograr 12. Por parte de los Knicks, el de siempre y como siempre, Jalen Brunson: 35 puntos y 12 asistencias. Josh Hart, protagonista final, se fue a 23 (con 8 y 6), mientras que Donte DiVincenzo (el malo de la película) logró 21 (5 de 10 en triples) y el ex de los Pistons, Bojan Bogdanovic, sumó 13. Un duelo atractivo, con alternancias por culpa de las bajas de OG Anunoby y Julius Randle para los neoyorquinos y que se resolvió de la peor forma posible. Entre otras cosas, porque los protagonistas no fueron los jugadores. Por lo que sea. 


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