Modric, entre la espada y la pared

Su situación, lejos de mejorar, empeora: sólo ha jugado 36′ entre el derbi, Girona y Leipzig. Ya es el 16º en minutos y suma 20 partidos sin ser titular. El debate se agita...

Sergio López de Vicente
As
Lo de Modric ha pasado de castaño, a oscuro. Y a la vez está bastante claro. Porque ya es una realidad incuestionable: quien fuese protagonista, hoy es actor de reparto. En el fondo es el transcurso natural de las cosas: cualquier jugador está dulcemente condenado a llegar a un punto de su carrera en el que el motor pierda fuerza y otros pilotos adelanten por la izquierda. Lo contrario sería sobrehumano; en más de un siglo de fútbol, aún no se ha visto un futbolista imperecedero. Pero en el caso de Modric... el paso atrás ha sido especialmente eminente. Muy de la noche a la mañana. Hoy en día apenas cuenta: ser titular roza la quimera y jugar más de media parte, el ensueño. Y eso, en Luka, agita el debate.

Quiero seguir porque lo merezco, no porque me lo regalen. Nunca me han regalado nada en mi vida y no va a ser ahora. Independientemente de lo pase, nada va a cambiar mi relación con el Real Madrid: es el club de mi vida”, dijo hace justo un año, en Anfield, antes de la eliminatoria de octavos. Cuando se encontraba en una situación contractual idéntica a la de ahora: le quedaban cuatro meses y todo estaba en el aire. Pero a nivel futbolístico, la situación es muy diferente: el año pasado, a estas alturas (ida de los octavos de Champions, que cayeron en un 21 de febrero), llevaba 1.838 minutos; este curso van 1.374′. Son 464′ por debajo. Un 26% menos.

En una plantilla de 20 jugadores (sin contar los tres lesionados de larga duración), es el 16º en minutos. Y teniendo en cuenta que Brahim va a más, todo apunta a que en breve habrá sorpasso (el malagueño lleva 1.184′). Luka lleva 27 partidos, lo que refleja que, cuando juega, disputa una media de 50 minutos, apenas una parte. Sólo ha sido titular en 15 de los 35 partidos que lleva el Madrid... y hay un dato más esclarecedor: en toda la temporada pasada sólo se quedó dos veces viendo un partido desde el banquillo. Este curso ya van seis. Y la mitad son recientes (tres de los últimos seis encuentros).

Modric, sentado en el banquillo de Balaídos.
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Modric, sentado en el banquillo de Balaídos.JAVIER GANDUL

La prueba del algodón

El 2024 ha empezado peor de lo que acabó el 2023. La prueba del algodón eran estos últimos tres partidos: derbi, Girona y Leipzig. Pues 15′, 21′ y 0′. Números ínfimos para lo que es Modric, para lo que ha sido. “Un joven como Güler si calienta y no juega, no pasa nada; pero Modric, con 39 años (fue un lapsus, tiene 38), cinco Champions y siendo una leyenda... no puedo hacerlo. Él lo sabe”, dijo Ancelotti en rueda de prensa. Desde que tomó esa decisión, van cuatro veces que no lo pone a calentar. La última, en Leipzig.

Es una leyenda del fútbol y de este club. Las decisiones para la próxima temporada las tendrá que tomar él”, añadió el técnico, pasando la pelota a su tejado, el de quien se ha ganado el derecho a decidir. Pero Carletto también es de los que piensan que uno debe marcharse en lo alto y eso ronda la cabeza de Modric, que dentro de poco deberá hablar. La realidad es que si este curso está contando poco, el orden natural de las cosas invita a pensar que en un hipotético año que viene, aún menos. Ser o no ser. Poder o no poder. Renovar o no renovar. Luka sabe que su continuidad, cuanto menos, es difícil. El tema se está poniendo oscuro, pero en el fondo parece bastante claro.


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