La familia de un disidente cubano muerto en un misterioso accidente acusó a Manuel Rocha, el embajador de Estados Unidos que espiaba para La Habana

 Oswaldo Payá murió en 2012 cuando su automóvil chocó contra un árbol en el este de Cuba. Un sobreviviente dijo que el vehículo había sido embestido por detrás

La demanda, presentada en lo que habría sido el cumpleaños número 72 de Payá, subraya la profunda ira y el sentimiento de traición que siente la poderosa comunidad de exiliados cubanos de Miami, que veía a Rocha como un abanderado conservador y uno de los suyos. Payá está siendo representado pro bono por el abogado Carlos Trujillo, hijo de inmigrantes cubanos que se desempeñó como Embajador ante la Organización del Estado Americano durante la administración Trump.

Esos esfuerzos supuestamente incluyeron asegurar un puesto de 2006 a 2012 como asesor especial del jefe del Comando Sur de EEUU en Miami, que tiene responsabilidad sobre Cuba.

“Debajo de este barniz de lealtad y servicio a los Estados Unidos, el acusado mantuvo una lealtad clandestina al régimen cubano”, alega la demanda.

Una revisión realizada por la agencia AP de cables diplomáticos secretos publicados por Wikileaks encontró que durante 20 meses, entre 2006 y 2008, diplomáticos de la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana enviaron al comandante del Comando Sur 22 informes sobre las actividades de Payá, su financiación por parte del gobierno de Estados Unidos y sus interacciones con funcionarios de Estados Unidos.

En un cable de febrero de 2008, el entonces jefe de misión Michael Parmly resumió para el almirante de la Armada James Stavridis, entonces comandante del Southcom, una reunión con Payá en la que instó al activista a aprovechar una próxima visita del Vaticano para intensificar su presión sobre el régimen para que libere a más presos políticos.

“Payá sigue convencido de que (el gobierno) está sintiendo una intensa presión dentro de Cuba por parte de la población para lograr un cambio profundo”, según el cable.

En el momento de su muerte, a los 60 años, Payá se había ganado la reputación de ser el opositor más tenaz del régimen cubano, habiendo creado una red de base de cristianos con ideas afines, llamada Proyecto Varela, para promover la libertad de reunión y los derechos humanos en los estrechos vínculos isla controlada.

En 2002, la Unión Europea otorgó a Payá su máximo premio de derechos humanos, que lleva el nombre del disidente soviético Andrei Sakharov. Dedicó el premio a sus compatriotas cubanos. “Ustedes también tienen derechos”, dijo en su discurso de aceptación.

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