Hígado graso: ¿cuáles son las 7 frutas recomendadas para tratarlo?
La acumulación de grasa en este órgano produce sensación de malestar constante. Qué desayunar y consumir durante el día para revertir los síntomas
¿Qué es el hígado graso?
De acuerdo a Mayo Clinic, la EHNA es la forma más común de enfermedad hepática crónica y afecta aproximadamente a una cuarta parte de la población. Esta condición se caracteriza por una inflamación severa del hígado y puede derivar en una cicatrización avanzada, más conocida como cirrosis hepática.
Si bien se desconocen las causas del hígado graso, los especialistas detectaron que es más común en personas que tienen diabetes tipo 2 y prediabetes, obesidad, mediana o avanzada edad. Sumado a quienes padecen de colesterol alto o presión arterial alta, toman corticoides, tienen trastornos metabólicos o pierden peso de manera rápida.
¿Cuáles son los síntomas del hígado graso?
A pesar de que la mayoría de los casos son asintomáticos, es posible detectarlo por la presencia de intensos dolores de cabeza, por mala digestión y sensación de inflamación donde está ubicado el hígado. Este es un problema reversible y depende en su mayoría de una buena alimentación y de la reducción de grasas en la dieta, según información de Medline Plus, la biblioteca de Medicina de EEUU.
¿Cuánto tiempo tarda en curarse el hígado graso?
La enfermedad del hígado graso se puede prevenir y también se puede curar si el paciente es diligente y se mantiene con buen peso, hace ejercicio y consume una dieta saludable por lo menos durante un año, según explican expertos de Mayo Clinic.
- Bajar de peso. Es importante que las personas obesas o con sobrepeso disminuyan la cantidad de calorías que consumen por día e intentar aumentar la actividad física para bajar de peso gradualmente. Para lograr este objetivo, es esencial la consulta con un profesional de la salud.
- Elegir una dieta saludable. Llevar una dieta saludable con muchas frutas, verduras y cereales integrales es muy bueno para revertir los síntomas del hígado graso. Probablemente, el equipo de atención médica sugiera evitar o limitar la cantidad de determinados alimentos y bebidas, como el pan blanco, las carnes rojas y procesadas, los jugos y las bebidas con azúcar. Es clave llevar un registro de todas las calorías consumidas.
- Hacer ejercicio y mantenerse más activo. Procura hacer, al menos, 150 minutos de ejercicio por semana. Si se trata de bajar de peso, hacer más ejercicio puede ayudar.
- Gestionar la diabetes. Es importante hablar con el médico diabetólogo y tomar los medicamentos prescritos, al igual que vigilar los niveles de azúcar en la sangre.
- Bajar los niveles de colesterol y la presión arterial. Mejorar estos niveles, si están elevados, es esencial. Este factor es clave, al igual que tener una dieta saludable, hacer ejercicio y tomar los medicamentos indicados por un profesional.
- Proteger el hígado. Evitar alimentos y bebidas que podrían perjudicar la salud de tu hígado es primordial. Por ejemplo, no consumir bebidas alcohólicas o algunos suplementos herbales.
Según la Fundación Estadounidense del Hígado (American Liver Foundation), no existen tratamientos médicos –todavía– para la enfermedad del hígado graso no alcohólico. Eso significa que llevar una dieta saludable y hacer ejercicio regularmente son las mejores maneras de prevenir el inicio del daño hepático o revertir la enfermedad hepática una vez que se encuentra en las primeras etapas.
De todas maneras, más allá de la vital consulta médica, también se puede combatir la acumulación de grasa en ese órgano mediante la ingesta de 7 frutas aliadas.
Cuáles son las 7 frutas que ayudan a combatir el hígado graso
- Manzana: su consumo es beneficioso, tanto para prevenir como para ayudar a desinflamar el hígado afectado. En principio, incluir esta fruta en la dieta colabora en la reducción del peso corporal, uno de los pasos recomendados en el tratamiento de la patología. Además, según los Institutos de Salud de EEUU (NIH, por sus siglas en inglés), los polifenoles de la manzana, uno de sus compuestos con una acción muy destacada, actúan como antioxidantes y pueden proteger frente al excesivo depósito de lípidos en dicho órgano.
- Limón: contiene un ácido llamado limonoato D-anillo-lactona o limonina. Este compuesto tiene un efecto protector del hígado, porque es resistente a la deposición de lípidos. Asimismo, tiene propiedades antioxidantes y antiinflamatorias. Este cítrico es rico en vitamina C y cuenta con propiedades antioxidantes. Además, su consumo podría ayudar a proteger el hígado de lesiones inducidas por alcohol. Incluso, se cree que favorece a la digestión porque sus ácidos colaborarían con la descomposición de los alimentos en el estómago.
- Pomelo: la actividad positiva del pomelo es debida a uno de sus principales compuestos, la naringenina (que también está presente en la naranja). Este cuenta con actividad antiinflamatoria, antioxidante y coadyuvante en la pérdida de peso.
- Kiwi: con un elevado aporte de vitamina C y fibra, el kiwi es otra de las frutas a introducir de manera habitual en una dieta para EHGNA. Hacerlo es muy sencillo, ya que queda bien tanto en preparaciones más bien “dulces” (macedonias, batidos o con yogur) como en recetas de todo tipo (ensaladas o tostadas con queso).
- Pera: aporta a la dieta una buena cantidad de fibra, es ligera y con una baja densidad energética. Es una fruta rica en agua y tiene un alto contenido de levulosa o fructosa, que es un azúcar que se encuentra en algunas frutas y vegetales. Contiene tanto fibra insoluble como soluble, lo que favorece la regulación de la función intestinal, combatiendo así el estreñimiento. Además, tiene efectos antioxidantes (en unos 100 gramos es posible encontrar entre 27 a 41 mg de fenólicos) y antiinflamatorios. Por estos motivos desde los NIH indican que su ingesta regular favorece la pérdida de peso, mejora el tránsito intestinal y disminuye acumulación de lípidos.
- Frambuesas: las frutas más recomendadas para el hígado graso son aquellas que contienen una buena cantidad de fibra. Así que, en los primeros lugares, es imperativo citar las frambuesas, que aportan 6,5 gramos por cada 100 gramos de producto. Son ideales para mejorar el tránsito digestivo y aumentan la sensación de saciedad Aunque se pueden comer solas, hay muchas maneras de usarlas en la dieta; y son ideales para el desayuno, en postres y acompañadas de yogur.
- Frutillas: mejoran la condición del hígado graso de un modo parecido a las frambuesas. Estas cuentan con una destacada variedad de ácidos orgánicos, polifenoles y vitamina C, según los NIH. Aunque su temporada es algo corta, durante esa época se pueden comer solas, en licuados o en ensaladas. Esta deliciosa fruta es rica en fibra, contiene vitamina C y sustancias antioxidantes que protegen el organismo ayudando a fortalecer el sistema inmune. Asimismo, sus ácidos orgánicos tienen una acción antiséptica y antiinflamatoria. Es por eso que podría ser útil incluir las fresas en la dieta para mejorar la condición del hígado graso, ya que es muy rica en agua y ayuda a evitar la retención de líquido.
¿Qué puede desayunar una persona con hígado graso?
Para favorecer la desinflamación del hígado y cuidar este órgano vital adecuadamente es necesaria una dieta equilibrada, pero sobre todo baja en grasas, y apostar por aquellos alimentos depurativos y diuréticos.
Para un buen desayuno que alivie el malestar hepático se recomienda consumir frutas y lácteos siempre desnatados (o descremados) y en una cantidad moderada. También cereales integrales y avena.
¿Qué ejercicios ayudan a combatir el hígado graso?
- Caminar: una rutina de 30 minutos de caminata diaria entre 3 y 7 veces por semana ayuda a reducir el peso y la grasa corporal. Es importante que se haga de forma constante para observar los resultados.
- Aeróbicos: esta actividad física tiene como objetivo quemar la grasa corporal, apoyados en rutinas y secuencias en las cuales la grasa funciona como fuente de energía. Se recomienda empezar con rutinas de intensidad moderada, especialmente si ha llevado hasta ahora un estilo de vida sedentario.
- Bicicleta: aparte de ser divertido, manejar bicicleta ayuda a bajar de peso, quemar grasas y calorías, aumentar la capacidad pulmonar y mejorar el equilibrio. Considéralo una meta a corto plazo y empieza a andar en dos ruedas: tu hígado y otros órganos te lo van a agradecer.
- Correr: para aquellos a quienes las caminatas les quedan cortas y quieren retos más grandes, correr es un ejercicio completo. El trabajo con varios músculos del cuerpo facilita la pérdida de peso y la tonicidad muscular. Antes de correr revisa el estado de tus rodillas para no lesionarte.
Sea cual fuere la actividad física que escojas para quemar grasa, consulta primero a tu médico, ve a tus exámenes de rutina y, lo más importante, empieza poco a poco para no llevar el cuerpo a extremos que puedas lamentar. Lo más importante es mantener una rutina de ejercicios y una alimentación saludable que envíe el mensaje correcto a tu hígado.