Güler pisa terreno pantanoso
El turco está contrariado, no entiende las nulas oportunidades que recibe: Nico Paz lleva más minutos (127-92′). Pero hay ciertos detalles en su actitud que no están gustando en el club.
Tuvo un primer desplante ante el Almería: tras estar calentando durante toda la segunda parte, Ancelotti lo dejó sin jugar y él, al enfilar el banquillo y pasar por su espalda, lanzó el peto visiblemente disgustado. El técnico quitó hierro a la situación en rueda de prensa y, seis días después, lo puso 10 minutos ante Las Palmas. Pero fue un espejismo: después, nada ante Getafe y Atlético. Sí tuvo un cuarto de hora con el partido ante el Girona resuelto y el tiempo de descuento en Vallecas. En general, participaciones escuetas y, sobre todo, en momentos poco trascendentes.
“Si no lo entiende, no pasa nada...”
Eso iba a cambiar frente al Sevilla, cuando se produjo el segundo gesto. Con 0-0 en el marcador y el equipo volcado para ganar, Carletto le ordenó prepararse para salir. Ya estaba vestido de corto y escuchando las instrucciones de Davide... cuando Modric frotó la lámpara e hizo el 1-0. Ahí el técnico decidió cambiar por completo el plan: más contención y menos colmillo. Así que se volvió a poner la chaqueta y quedó sin jugar. Sentado en el banquillo, su actitud fue lo que no gustó: encrespado, pensando en sí mismo, en vez de en disfrutar junto a todos con la agónica victoria del equipo.
El debate está servido: habrá quienes consideren que su situación es tan mala, que lo comprenden; como habrá quienes discrepen con su actitud. La cuestión es que aquel “tras el gol de Modric cambié el plan, no es tan complicado y no tengo que dar explicaciones... si no lo entiende, no pasa nada”, por parte de Ancelotti, dejó entrever esa pequeña tirantez que hay con el jugador. El cuerpo técnico lleva tiempo percibiendo las presiones del entorno del jugador, que son numerosas. Porque no son sólo su agente y círculo más cercano, sino todo un país: “Es el niño de lo ojos de Turquía”. Allí, que no esté jugando, es absolutamente incomprensible.
Futuro incierto
Tampoco gustó en el club cuando en verano, durante su presentación, espetó aquel “descarto salir cedido”. Porque ni tan siquiera se dejó aconsejar, cuando el sentir mayoritario es que un año fuera, como ha sucedido con jugadores como Brahim, habría sido bueno para el club, pero sobre todo para él. Que se sabía que quedándose lo iba a tener muy complicado. Entre pitos y flautas, Güler se asoma a marzo con 92 míseros minutos en su mochila, menos que Nico Paz. Y este verano hay Eurocopa, donde jugará con Turquía (ir sin ritmo competitivo es una preocupación local). Le quedan unos meses para revertir una situación que está pasando de castaño oscuro. Él ya se está irritando. Habrá quien lo comprenda, habrá quien no.