En un clásico con aroma a otras épocas, Racing tuvo mejores jugadores y le ganó de manera inobjetable a Independiente

La Academia no sufrió en la defensa y el Rojo no dio señales de vida en ataque

Existen muchas maneras de expresar el talento futbolero. La riqueza de este juego permite momentos de lucimiento a partir de virtudes muy distintas. Desde un amague exquisito hasta una cortada exacta, un quite inmaculado o sabiduría para manejar los momentos de un partido. El actual Racing ha sabido nutrirse de elementos que destacan en cada una de sus facetas. Independiente ha experimentado una mejoría respecto a las últimas temporadas, pero permanece en estado convaleciente. Que cuando se anuncia el banco de suplentes el más aplaudido sea Tomás Parmo, un chico de 16 años que todavía no debutó en la primera, es todo un síntoma.

Dos referentes en las alturas: Bruno Zuculini, de Racing, supera en el cabezazo a Federico Mancuello; la Academia se impuso en todos los rubros a Independiente.
Dos referentes en las alturas: Bruno Zuculini, de Racing, supera en el cabezazo a Federico Mancuello; la Academia se impuso en todos los rubros a Independiente.Manuel Cortina - LA NACIÓN

Esa diferencia que yace en la esencia misma del juego explica que el triunfo se haya ido hacia la vereda blanquiceleste del barrio, por 1 a 0. Porque más allá de sorpresas puntuales, el fútbol guarda su punto de lógica y en líneas generales casi siempre acaba ganando el mejor.

El sol de las cinco se reflejaba en los ojos de los más veteranos, aquellos que conocieron el fútbol en los horarios que lo vieron nacer, crecer y convertirse en el más apasionado de los deportes. La temperatura, a mitad de camino entre un verano que se resiste a marcharse y un otoño que recién empieza a asomarse, se alió para calentar el ambiente sin llegar a agobiar. Para dejar que fuese la gente la que pusiera el ardor. Faltó –ya se sabe– la hinchada visitante para darle más matices de color, y que fuese en domingo para completar el cuadro de un clásico que quiso semejarse a los de antaño.

"Maravilla" Martínez festeja con Maximiliano Salas y Facundo Mura frente a hinchas rojos; faltó que hubiera público visitante para que el clásico terminara de parecerse más a los de antaño.
"Maravilla" Martínez festeja con Maximiliano Salas y Facundo Mura frente a hinchas rojos; faltó que hubiera público visitante para que el clásico terminara de parecerse más a los de antaño.LA NACION/Manuel Cortina

El juego, sobre todo en la primera mitad, estuvo a tono con la expectativa. Sin la brillantez que en otras épocas podían darle los cracks que desarrollaban toda o buena parte de su carrera en las canchas argentinas, pero con un ritmo alto y situaciones cambiantes, y sin que ninguno le quitase el cuerpo al partido.

Abundaron los dientes apretados, en Gabriel Neves, Damián Pérez y Joaquín Laso del lado local; en Tobías Rubio, Bruno Zuculini y Maxi Salas en la vereda de enfrente. Pero sobresalieron las virtudes. Las de Juan Fernando Quintero para encontrar siempre los espacios vacíos donde pudiera recibir (preferiblemente tirado a la derecha) y desde ahí manejar los hilos del ataque. Y las del chico Alex Luna, de 19 años y apenas un puñado de partido entre los grandes, que en esos 45 minutos iniciales resultó imparable por izquierda sobre la base de gambeta y velocidad.

Gustavo Costas celebró eufórico tanto el gol como su primera victoria en un clásico de Avellaneda como entrenador; para el DT-hincha, el triunfo fue extático.
Gustavo Costas celebró eufórico tanto el gol como su primera victoria en un clásico de Avellaneda como entrenador; para el DT-hincha, el triunfo fue extático.LA NACION/Manuel Cortina

El partido, que había empezado con Independiente en postura dominante, fue girando hacia el lado de la Academia a medida que Zuculini comenzó a acompañar a Quintero con presencia y precisión, y las subidas de Gabriel Rojas empezaron a ser un dolor de muelas para Mauricio Isla. Fue entonces cuando asomaron las primeras distancias entre uno y otro. Porque mientras Rodrigo Rey debió aparecer para taparle un mano a mano a Salas a los 14 en el primer pelotazo a espaldas de la defensa que tomó mal parados a los zagueros del Rojo, ninguno de los intentos locales encontró los tres palos como destino. De hecho, la única atajada de Gabriel Arias en los 90 minutos fue ante un remate pifiado de Ignacio Maestro Puch, a la media hora de la segunda mitad.

Elaboraba poco sus ataques Independiente y lo hacía con menos profundidad que Racing, aunque tampoco Rey pasara mayores sustos. Pero los gestos y gritos entre el arquero local y sus defensores denotaban una inseguridad en la retaguardia que, se suponía, era propiedad de su adversario, pero que esta vez nunca dio el presente. Firmes los tres defensores centrales de Racing para controlar a Gabriel Ávalos, los pases largos al 9 rojo jamás encontraron continuidad en sus compañeros.

Bruno Zuculini fue de los mejores del encuentro; junto a Juan Fernando Quintero fue el generador de juego de la Academia.
Bruno Zuculini fue de los mejores del encuentro; junto a Juan Fernando Quintero fue el generador de juego de la Academia.Manuel Cortina - LA NACIÓN

A los 16 minutos de la parte final, una de esas cortadas que amenazaban con ser concluyentes valió para inclinar la balanza. Quintero tocó para Zuculini y un pase filtrado encontró a Adrián Martínez, casi inadvertido hasta ese momento, al límite del off-side. Maravilla gambeteó a Rey y puso el 1 a 0. La bandera en alto lo dejó en suspenso hasta que el VAR indicó que el tanto era lícito.

Desde ese instante hasta el final, aquellas diferencias mínimas que venían siendo vislumbrandas se agrandaron cada vez más, mientras los hinchas buscaban culpables en el árbitro Facundo Tello (se le objetó no haber acudido al VAR a juzgar un toque de Mura en la última acción del partido) y en las pérdidas de tiempo de la Academia. Los cambios que introdujo Carlos Tevez deshilacharon a su equipo, que, salvo aquel ¡pif! del minuto 30 y la jugada de lo que supuestamente debía ser sancionado con penal, tuvo serios problemas para llevar la pelota hasta el área del visitante.

“Me deja muchas enseñanzas este partido. No soy ningún fenómeno como director técnico. Llevo ocho meses dirigiendo", comentó Carlos Tevez tras el partido; sus cambios en la segunda mitad no surtieron efecto.
“Me deja muchas enseñanzas este partido. No soy ningún fenómeno como director técnico. Llevo ocho meses dirigiendo", comentó Carlos Tevez tras el partido; sus cambios en la segunda mitad no surtieron efecto.LA NACION/Manuel Cortina

Festejó Racing hecho una piña en la mitad de la cancha. Se mordió los labios la gente de Independiente que había preparado una fiesta. No pudo ser para ella, simplemente porque esta vez se dio la lógica: Avellaneda vivió un clásico con aroma a los de antes y ganó el que tuvo los mejores jugadores. Una pena que no haya sido en día domingo.


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