El Reino Unido dijo que la destrucción de un buque del Kremlin en Crimea evidencia la vulnerabilidad de la flota rusa
El ataque contra una corbeta de misiles, de la clase Tarantul, fue perpetrado con embarcaciones no tripuladas que “provocaron una gran explosión” y “casi con toda seguridad” el hundimiento del barco
La ‘Ivanovets’ patrullaba la costa occidental de Crimea y su sistema permitía también la emisión y recepción de información a otros barcos y aeronaves de las fuerzas rusas, por lo que Londres vaticina consecuencias en las operaciones de control y mando en la zona.
De hecho, los expertos británicos creen que Rusia se verá obligada a “reevaluar” los movimientos en toda la zona, si bien esta potencial revisión no tiene por qué evitar que las fuerzas rusas sigan llevando a cabo sus principales tareas --también las de ataque-- en las inmediaciones de Crimea.
Tras constatar los daños ocasionados en la nave, las fuerzas de Kiev lanzaron una operación de búsqueda y rescate en la zona ya que se estima que la embarcación podría haber tenido unos 40 tripulantes al momento del ataque.
“Esta operación es otro recordatorio para los agresores rusos de que permanecer impunemente en el territorio de las instalaciones anteriormente ocupadas en Crimea es perjudicial para su salud”, concluyeron las autoridades de Kiev al apuntar que, gracias a estas maniobras, el enemigo se vio obligado a retroceder y logró incrementar sus exportaciones por los puertos del sur.
Rusia, si bien no emitió comentarios al respecto, sí dijo que la Comisión Investigadora -la principal agencia destinada a estas tareas en el país- había concluido que el avión militar Il-76 que cayó cerca de la frontera con Ucrania el pasado 24 de enero fue, en realidad, derribado por un misil estadounidense Patriot.
La víspera, el presidente Vladimir Putin ya había dado a conocer esta información, rechazando cualquier duda sobre ella. “El avión fue derribado por un sistema antiaéreo Patriot. Eso ya fue establecido con precisión, lo estableció el peritaje”, sostuvo.
Según funcionarios de Moscú, se logró identificar y recoger más de 670 fragmentos de cuerpos de las víctimas -unas 74 de las cuales 65 serían prisioneros de guerra ucranianos, seis tripulantes y tres soldados rusos- así como los documentos personales que “se conservaron parcialmente”. A continuación, se realizaron análisis genéticos que permitieron deducir las identidades de los muertos, que iban camino a un canje por militares rusos.
No obstante, Kiev se mantiene firme en que, si bien se esperaba un canje, esta nave transportaba armas y no prisioneros de guerra.