Después del Super Bowl XVIII: por qué Patrick Mahomes puede ser el mejor de la historia en la NFL
El quarterback de los Kansas City Chiefs volvió a ser decisivo en la finalísima en Las Vegas
Mahomes fue el principal artífice en la conquista del Super Bowl LVIII por parte de los Chiefs. Como en los dos títulos anteriores, se llevó los honores al mejor jugador del partido (MVP). Es tan sólo el tercer jugador en la historia en conseguir ese logro, detrás de Tom Brady (cinco veces) y Joe Montana, con quien quedó igualado. Además, se convirtió en el primero en ganar tres anillos de campeón a los 28 años. Desde ahora, los ojos se posan en sobre si podrá sobrepasar a Brady no sólo en títulos (ostenta siete), sino en la consideración como el mejor de la historia. El debate empezó apenas terminó el partido, y no son pocos los que vaticinan que sí.
En el triunfo ante San Francisco 49ers por 25-22 en tiempo extra, Mahomes sacó a relucir buena parte de su repertorio. Terminó con 333 yardas por aire, dos touchdowns, una intercepción y hasta lideró a su equipo en yardas terrestres, con 66 en nueve acarreos. Su grandeza, no obstante, excede por mucho la frialdad metálica de sus trofeos y el relativismo testimonial de las estadísticas. Mahomes es un prodigio que combina en una sola persona capacidad atlética, talento, lectura de juego, mentalidad ganadora, liderazgo y disciplina. Mahomes es un quarterback que se sale del molde. Nunca hubo alguien como él.
Durante los casi 75 minutos por los que se prolongó la gran final, Mahomes desplegó todo su repertorio de virtudes. El más impresionante: su capacidad para reponerse de un inicio adverso, tomar las riendas del partido y llevar a su equipo, primero a igualar sobre el final y luego a ganar el partido en el suplementario. Lo mismo había hecho cuatro años atrás, ante el mismo rival y en la misma circunstancia, cuando dio vuelta un 20-10 en contra para ganar su primer Super Bowl, con sólo 24 años y en sólo su tercera temporada en la NFL, la segunda como titular. En el Allegiant Stadium de Las Vegas, lo volvió a hacer. Comenzó 10-0 abajo, mantuvo a su equipo en partido sin jugar bien y, sobre el final, manejó dos series impresionantes.
La primera, cuando quedaba 1m53s para el cierre y con mente fría llevó a su equipo hasta distancia de gol de campo para mandar el partido a suplementario. La segunda y más importante, la que le dio la victoria, que incluyó dos corridas del mariscal, una en cuarto down (si fallaba San Francisco ganaba), y otra para 19 yardas, además del pase ganador a Mecole Hardman en una jugada idéntica al último touchdown ante Philadelphia Eagles un año atrás.
La capacidad de correr con la pelota en las manos es una de sus características distintivas. Sin embargo, al contrario de otros quarterbacks que tienen el mismo don, cuando lo hace no es por una jugada preestablecida para que acarree, sino que lo hace a puro instinto. Su tamaño (1,88m, 100kg) contribuye a explotar esta dimensión de su juego. El domingo fue el líder corredor de su equipo.
En la segunda mitad, que comenzó lanzando una intercepción, Mahomes logró encontrarse con su principal socio, el ala cerrada Travis Kelce. Después de haber completado apenas un pase para una yarda en el primer tiempo, terminaron asociándose para 93 yardas en nueve pases. Cada vez que estuvo en aprietos, Mahomes confió en Kelce y éste respondió.
Otra de sus cualidades es la de lanzar pases con máxima precisión desde cualquier postura, rompiendo con todos los manuales referidos a la mecánica del lanzamiento. En movimiento, corriendo para un lado y lanzando en la dirección opuesta, sin mirar, parado sobre la pierna derecha, la izquierda, incluso lanzándose desde una posición horizontal casi paralela al suelo. Ante 49ers intentó uno de ellos que finalmente no completó, pero vale la pena darse una vuelta por YouTube para apreciar su magia.