Vladimir Putin no perdonó al líder prorruso del Donbás que lo criticó: Igor Girkin fue condenado a cuatro años de prisión

“El país no soportará otros seis años en el poder de este cobarde mediocre”, dijo el oficial que era considerado “héroe” en Moscú por sublevarse en el este de Ucrania. Más tarde, la justicia neerlandesa lo culpó por el derribo del avión de Malaysia Airlines que dejó 298 muertos

Girkin, alias “Strelkov”, criticó durante muchos meses a los generales rusos por la falta de avances en el frente, pero lo que le condenó fueron sus invectivas contra el jefe del Kremlin. Putin nunca se lo perdonó.

La Justicia rusa lo condenó a cuatro años de cárcel por criticar públicamente al presidente, Vladimir Putin (REUTERS/Maxim Shemetov)
La Justicia rusa lo condenó a cuatro años de cárcel por criticar públicamente al presidente, Vladimir Putin (REUTERS/Maxim Shemetov)

Líder de la sublevación en Crimea y el Donbás

“Strelkov”, que había abandonado un año antes el Servicio Federal de Seguridad (FSB), dirigió en marzo de 2014 la toma del aeropuerto de la capital crimea, Simferópol, el primer paso en la anexión de la península ucraniana.

Después, se desplazó a Donetsk y asaltó el 12 de abril la comisaría de policía de la ciudad de Sloviansk para “atraer el apoyo popular” a la causa de Novorrosía (Nueva Rusia), el proyecto que buscaba escindir a la mitad rusohablante de Ucrania.

“Éramos 54 hombres. Había varios veteranos rusos de la guerra de Chechenia, pero la mayoría eran antiguos militares del Ejército ucraniano que renegaban de Kiev”, dijo el entonces ministro de Defensa de la república popular de Donetsk, hoy anexionada por Rusia.

Seguidamente, comenzaron los combates en el Donbás entre milicias separatistas apoyadas por Moscú -aunque Putin negó una y otra vez la presencia de tropas regulares rusas en territorio ucraniano- y el ejército ucraniano.

Restos del vuelo MH17 de Malaysia Airlines tras su derribo con un misil en 2014 en la provincia de Donetsk (Europa Press/Contacto/Alexander Ermochenko/Archivo)
Restos del vuelo MH17 de Malaysia Airlines tras su derribo con un misil en 2014 en la provincia de Donetsk (Europa Press/Contacto/Alexander Ermochenko/Archivo)

Condenado por el derribo del avión de pasajeros malasio

A mediados de julio de ese año fue derribado sobre Donetsk el avión de pasajeros de Malaysia Airlines MH17 con 298 personas a bordo, más de la mitad holandeses.

Aunque las pruebas apuntan a que el avión fue derribado por un misil Buk ruso, el Kremlin negó su implicación en la catástrofe, lo que no impidió que la Justicia neerlandesa condenara en ausencia a Girkin y a otros tres acusados a cadena perpetua.

“No tengo amigos entre los que apoyan a Ucrania. Recibir una cadena perpetua de los enemigos es como una medalla. Todo lo que tengo que decir es que la milicia popular (de la república popular de Donetsk) no derribó el avión”, comentó a EFE, al tiempo que reconoció que el FSB le tenía prohibido desde hacía varios años abandonar el país.

A mediados de agosto “Strelkov” recibió una llamada de Moscú para que abandonara de inmediato el Donbás, adonde regresó en 2022, aunque sólo brevemente.

Igor Girkin (REUTERS/Maxim Shemetov)
Igor Girkin (REUTERS/Maxim Shemetov)

De portavoz del partido de la guerra a candidato a la Presidencia

Marginado por sus antiguos aliados y ante la imposibilidad de tener protagonismo en el campo de batalla, Girkin creó el Club de Patriotas Indignados y optó por declarar la guerra al Kremlin en las redes sociales.

Acusó al ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, y al Estado Mayor de “negligencia criminal”, puso en duda el éxito de la campaña militar y acusó al jefe del Grupo Wagner, Yevgueni Prigozhin, de tramar una rebelión armada.

De poco le valió acertar en su pronóstico en el caso de Prigozhin. Fue detenido poco después de llamar a Putin una “nulidad” y pedirle que cediera el poder a alguien “auténticamente capaz y responsable”.

“Strelkov”, por cuya cabeza Kiev ha ofrecido una recompensa de 100.000 dólares, entendió que la única forma de evitar su procesamiento era una huida hacia delante. Una vez en prisión preventiva, pidió a sus correligionarios que iniciaran una campaña para su registro como candidato a la Presidencia.

Recolectó los apoyos necesarios, pero nunca fue inscrito como aspirante en unas elecciones que él mismo tachó de “falsas”. Su suerte estaba echada.


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