Simeone y Zerbin reinan en el desierto

El Nápoles tumbó 3-0 a la Fiore con un golazo del argentino y un doblete del italiano. La semifinal de la ‘Supercoppa’ se jugó en un Al-Awwal Park Stadium casi vacío.

Mirko Calemme
As
Leyendo el 3-0 de este Nápoles-Fiorentina se podría pensar que los azzurri regresaron al fútbol espectacular con el que dominaron la Serie A en el curso pasado. No es así: los de Mazzarri conquistaron el pase a la final de la ‘Supercoppa’ en Riad (jugando en un Al-Awwal Park Stadium casi vacío: habrá polémica) con una actitud defensiva, pero ordenada y efectiva. El italiano decidió abandonar el 4-3-3 de su antecesor, que intentó imitar sin éxito y regresó a la zaga de tres con la que hizo historia bajo el Vesubio hace más de una década. Le tocó sufrir, pero funcionó.


Sin Osimhen, Anguissa (en la Copa de África), Meret, Natan y Olivera (lesionados), los napolitanos salieron de inicio adaptando a Di Lorenzo como central y con Simeone, acompañado por Kvaratskhelia y Politano en la delantera. El argentino confirmó que tenerle como reserva es un lujo enorme. Tras los nueve goles en 765 minutos del curso pasado, anotó el tercero de este curso tras apenas 540′ en el verde. El argentino recibió un gran pase al hueco de Juan Jesus, penetró en el área y fulminó a Terracciano con un remate cruzado perfecto.

La Fiorentina, que salió de inicio con un ofensivo 4-2-3-1, mantuvo la posesión del balón durante la gran mayoría del encuentro (cerró con el 60%), pero desperdició las mejores ocasiones que tuvo, todas antes del descanso. Martínez Quarta golpeó el poste (Beltrán marcó en fuera de juego en la misma jugada) e Ikoné, tras haber forzado un penalti ante Mario Rui, lo chutó fuera de mala manera.

El Nápoles decidió defenderse en la segunda parte, renunciando a la calidad de Kvara en el 72′ y esperando a la Viola, que apenas creó peligro. El bus de Mazzarri fue efectivo y los suyos crecieron en el tramo final, rematando la faena gracias a Zerbin, que saltó al campo en el 81′ por la lesión de Mazzocchi y vivió unos 10 minutos que nunca olvidará.

El italiano, que salvo sorpresas se marchará al Frosinone en este mercado, en el 84′ empujó entre palos un córner peinado por Di Lorenzo. No pudo celebrar su primer gol como azzurro porque tuvo que ser atendido por un preocupante golpe en el poste con la cabeza, pero sí lo hizo tres minutos después. El extremo regresó al verde, le quitó el balón a Duncan, penetró en el área y con un derechazo perfecto anotó el 3-0 definitivo. El Nápoles se va a la final, donde espera al ganador del Inter-Lazio, al puro estilo Mazzarri. Era lo que necesitaba tras meses terribles.


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