La sequía en el canal de Panamá volvió a dividir la ruta entre el Atlántico y el Pacífico: usarán trenes para transportar contenedores
La compañía Maersk anunció que utilizará un “puente terrestre” para transportar las mercancías hasta el otro lado del istmo y sus barcos harán bucles a un lado y otro del pasaje interoceánico
En base a los niveles de agua en el Lago Gatún actuales proyectados, la Autoridad del Canal de Panamá se ha visto obligada a reducir el número y el calado de las embarcaciones que pueden navegar por la vía acuática, señaló Maersk.
"Los buques que usaban hasta ahora el Canal de Panamá a partir de ahora omitirán el Canal de Panamá y usarán un 'puente de tierra' que emplea el ferrocarril para transportar cargamentos a lo largo de los 80 kilómetros que hay hasta el otro lado de Panamá", informó la nota.
Esto implica que la ruta entre Oceanía y las Américas quedará divida ahora en dos “bucles”, uno Atlántico y uno Pacífico.
Las embarcaciones que se hallan en el Pacífico atracarán en Balboa (Panamá), donde dejarán su cargamento con destino a la costa este de América del Norte o América Latina y recogerán contenedores con destino a Australia y Nueva Zelanda.
Al mismo tiempo, los buques del Atlántico realizarán la operación inversa en Manzanillo (Panamá).
Maersk aseguró a sus clientes que está haciendo “lo máximo posible para evitar que los retrasos se limiten al mínimo posible” y admitió que en estos momentos existen “algunos retrasos” en las rutas que se dirigen al sur del continente americano, mientras que las rutas hacia el norte que paran en Filadelfia y Charleston están funcionando con normalidad.
Sequía histórica
La grave sequía, producto del fenómeno de El Niño y la prolongación de la época seca, ha disparado las alarmas en el canal de Panamá, al obligar a la vía interoceánica a aplicar medidas drásticas para hacer frente a esta situación sin precedentes desde 2023.
Algunas de ellas son la reducción de los tránsitos diarios, del calado de las embarcaciones y de la tarifa variable que se cobra por el uso de agua dulce, que tendrán un impacto económico en el año fiscal de 2024, comprendido entre el pasado 1 de octubre de 2023 hasta el 30 de septiembre de este año.
Uno de los efectos directos ha sido el embotellamiento para entrar al canal, con más de 100 naves en espera, principalmente buques sin reserva, es decir, sin un cruce programado, que en su gran mayoría son graneleros, gaseros, quimiqueros, entre otros.
El canal de Panamá ha reducido gradualmente el número de tránsitos diarios el años pasado hasta llegar a 31 buques en noviembre, y se espera que en febrero próximo crucen 18 buques, según las previsiones.