Javier Milei aseguró que grupos árabes quieren invertir en el fútbol argentino y que están interesados en comprar a Boca
El presidente volvió a respaldar la idea de crear sociedades anónimas deportivas; la privatización fue incluida en el DNU
“Lo interesante de las SAD en el fútbol es que la inversión entra muy rápido. Porque es un negocio muy fácil. No hay que urdir una maquinaria enorme, porque construir una planta te puede demandar, no sé, dos años. Está la voluntad de inversión manifestada por Chelsea, en el caso de querer comprar a Boca, Racing, Newell’s, Lanús y Estudiantes”, dijo Milei en declaraciones a Radio Mitre.
Milei desestimó que la inclusión de las SAD en el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) 70/2023 no revista carácter de imperioso: “Es de necesidad y urgencia. Hay grupos árabes expectantes de invertir cerca de 3000 millones de dólares y para nosotros. Si el aumento de ahorro tiene contrapartida de inversión, es menos doloroso el ajuste, menos lo que cae la actividad, es menos lo que se pierde de empleo”, señaló el presidente de la Nación.
“Están las intenciones del Chelsea, están las intenciones de los árabes y me parece que es algo que genera impacto rápidamente”, agregó.
Milei aceptará a aquellos clubes que decidan continuar como asociaciones civiles sin fines de lucro, pero señaló lo siguiente: “Soy hincha de Boca, y si vienen grupos inversiones y ponen una fortuna en Boca, y eso hace que Boca gane siempre y que River no le pueda ganar un solo partido, la pregunta es, ¿dónde firmo?”.
Además, se refirió una vez más a su participación en las elecciones en Boca, en las que el ídolo xeneize Juan Román Riquelme se consagró presidente, y en las que Milei recibió algunos insultos cuando fue a votar como uno de los socios del club. “No estoy enojado con Riquelme. Uno sabe lo que hace y sabe las condiciones en las cuales juega. Sabía que me iban a mandar gente a insultar, ya lo sabía, ya tenía la información. Para mí era importante poner en claro la Argentina que queremos nosotros. En cualquier parte del mundo, si el presidente de la Nación va y vota, el club debería estar orgulloso, pero Riquelme me mandó gente a insultar”, señaló el primer mandatario.
“¿Me voy a dejar amedrentar? ¿Me voy a dejar apretar por el presidente de un club de fútbol? Me parece que no corresponde. Y menos me lo va a hacer a mí. Y después [hay] una cuestión de lealtad con el presidente Macri. Y una cuestión de gratitud para con Martín Palermo. Los mejores momentos que pasé en la cancha de Boca, fueron con Palermo. Y los mejores momentos que viví fuera de la cancha fueron gracias a Martín Palermo. Entre otros recuerdos, señalo el día de la final con el Real Madrid”, apuntó Milei, con una referencia a la consagración de Boca como campeón intercontinental en 2000 con doblete del exdelantero, que iba a ser DT del Xeneize si en las elecciones se imponía la oposición.
Todo lo que debería pasar para que un club argentino se transforme en una SAD
Más allá del DNU, el camino para aquel club que quiera convertirse en SAD no está tan claro. Por un lado, las SAD deben ser reglamentadas por una ley sancionada en el Congreso. Años atrás, Mauricio Macri lo intentó a través de un anteproyecto que jamás vio la luz. Los clubes de fútbol se abroquelaron detrás del “No” y el gobierno de Cambiemos no tuvo el plafón político para que la iniciativa fuera aprobada. “Ahora empezaron distinto, pero Milei no sabe de fútbol. Esto es Macri”, le contó hace unos días a LA NACIÓN un conocedor de la interna del fútbol y la política. Para algunos, el apartado del DNU del fútbol es la concreción de la vieja idea de Macri de imponer las SAD como método posible para gestionar los clubes. Igual, conviene ir despacio.
Porque, en rigor, el megadecreto no habla siquiera de “sociedades anónimas deportivas”, sino de “sociedades anónimas”. Será así hasta que las SAD estén reglamentadas (algunos sostienen que ni siquiera es necesaria una ley para hacerlo), y allí se defina la letra chica del modelo. Es decir, sus obligaciones, sus alcances y todos los requisitos que deben cumplirse para que el club pueda transformarse en en una sociedad anónima deportiva. Para hacerlo, el decreto establece que serán necesarias las dos terceras partes de los votos de sus socios. Recién entonces el club podrá ir a la Inspección General de Justicia (IGJ), si está en Capital, o a la Dirección de Personas Jurídicas que le corresponda si está en el interior, para inscribirse como una SAD. Y cambiar así su modelo de gestión.
“Igual, hay que tener en cuenta que la mayoría de los clubes prohibieron en sus propios estatutos el cambio a sociedad anónima. Entonces, antes de transformarse en SAD tienen que lograr internamente que la Asamblea de Representantes de Socios, su órgano máximo, vote la modificación de estatuto y apruebe la transformación en SAD. Veo muy difícil que eso ocurra en los clubes que están blindados”, dice a LA NACION el abogado Sebastián Gasibe.
De todas maneras, y con toda la burocracia resuelta, el último paso será presentar los papeles en la AFA para competir. Aquí surgirá el gran escollo: las fuentes de la AFA confirmaron a LA NACION que no aceptarán a ninguna SAD, a menos que su propio estatuto (blindado, sólo permite clubes que sean asociaciones civiles sin fines de lucro) sea reformado con las dos terceras partes de los asambleístas a favor. Si mañana una SAD quiere inscribirse para participar de un torneo no podrá hacerlo. Dicho de otro modo: en la AFA consideran que “el DNU es opcional y no obligatorio”, y no descartan hacer una presentación judicial sobre este tema en el futuro.
A la sociedad anónima deportiva, entonces, le quedará el camino judicial. Podrá elevar una denuncia ante la IGJ para quejarse de que no le permiten participar en el torneo y que lo discriminan, justo lo que el DNU de Milei quiere evitar. De acuerdo con los especialistas, otra posibilidad es conseguir un amparo en un tribunal, si es que la competencia ya está iniciada. Los expertos coinciden en que el DNU es ley mientras no haya derogación. Por lo tanto (y siempre según los abogados consultados), lo más probable es que la Justicia termine dándole la razón a la SAD. Y la AFA se vea obligada a aceptarla entre sus miembros. “Igual, olvidate que esto pase con un club grande. Lo más probable es que la primera SAD sea un equipo chico del interior y la usen como conejito de indias para todo lo que venga después”, contó otro abogado fuera de micrófono.
El DNU tiene, además, otras dos cuestiones puntuales: por un lado rebautiza a las asociaciones civiles como “organizaciones deportivas” (más allá de su modelo de gestión). Por el otro, les otorga un plazo de un año a todas las asociaciones, federaciones y confederaciones para adecuar sus estatutos a los lineamientos del decreto. Es decir, la aceptación de clubes o instituciones que no sean necesariamente asociaciones civiles sin fines de lucro. Por más que el gobierno haya abierto las puertas para el desembargo de las SAD, todavía falta su reglamentación. Y saber qué ocurrirá el día en que un club se presente como tal ante las autoridades de la AFA. Mientras tanto, la Superliga, pensada durante el gobierno de Mauricio Macri como una entidad autárquica para agrupar a los clubes y controlar sus gastos, a la manera de las principales competencias europeas, nunca se dio de baja: podría volver a funcionar con un par de llamados.