El estreno de las joyas de River, opacadas por el festejo de un exmillonario
Ante las lesiones y ausencias, Demichelis provocó el debut de Franco Mastantuono y Agustín Ruberto; el gol de Santiago Montiel, primo de Gonzalo, el empate de Argentinos
Las lesiones y las ausencias por el torneo Preolímpico Sub 23 de Venezuela diezmaron a River, que tuvo que recurrir a un puñado de futbolistas juveniles y aun así no completó la planilla en el juego con Argentinos. Cinco fueron las caras nuevas, aunque solo dos tuvieron rodaje. Mastantuono, de 16 años; zurdo, es uno de los que deslumbra con su juego elegante, ese gen histórico que arrastran los N°10 de las divisiones inferiores del club. No es casualidad que solo Mateo Mussachio y Omar Rossi se hayan estrenado con menos edad.
En el Monumental, pero también en los predios de Ezeiza y de Hurligham, el apellido del azuleño se repetía y el entrenador Martín Demichelis lo incorporó a la pretemporada que el grupo realizó en los Estados Unidos. El salto desde Sexta división al plantel profesional, sin paso por la Reserva, toda una señal de su potencial. Este domingo, a los 20 minutos del segundo tiempo, resultó la primera modificación que ensayó el director técnico: ingresó por Facundo Colidio.
Volante ofensivo, nació el 14 de agosto de 2007 en Azul, provincia de Buenos Aires, y fichó para River a los 12 años, para jugar en infantiles. En 2023 saltó de la Quinta división, aunque con edad de Séptima, y también se destacó en los ingresos en el Mundial Sub 17 con la Argentina. Enganche por naturaleza, es la gran promesa de las inferiores detrás del Diablito Echeverri, al punto tal que River, en agosto del año pasado, le firmó su primer contrato profesional hasta diciembre de 2025, con una cláusula de salida de 30 millones de euros, que sube a 35 millones a 10 días hábiles del cierre de cada mercado de pases.
Siempre tuvo otra pasión: el tenis. Mastantuono se destacó dentro del circuito Sub 12 de Argentina, aún con edad de Sub 10, y llegó a estar entre los cinco mejores del país. Al mismo tiempo, y con tan solo ocho años, tuvo una prueba en su ciudad en la que deslumbró al reclutador de talentos Daniel Brizuela, quien estuvo dos años insistiendo con llamados telefónicos y visitas para convencerlo de sumarse a River. Recién en 2019, cuando pasó una semana completa practicando en el club, decidió elegir el fútbol: se mudó a la pensión y lo ficharon para jugar en Liga.
Formó parte de los segundos 45 minutos del primer partido amistoso de la pretemporada ante el combinado de la MLS y luego ingresó ante Rayados de Monterrey –al igual que en el debut, por Facundo Colidio-, mientras que frente a Pachuca reemplazó a Esequiel Barco. Acumuló 96 minutos entre las tres presentaciones, su tarea dejó muy conforme al técnico y ayer tuvo el debut. “Cuando me entreno o cuando me voy a dormir pienso en debutar en el Monumental y cumplir el sueño de jugar en River. Estar acá en la pensión, levantarme y ver el Monumental de frente es algo increíble, que disfruto y me motiva mucho para poder vestir la camiseta de River, que es el sueño de todos”, señaló hace un puñado de días. Ayer tuvo ese bautismo y el sueño se convirtió en realidad.
Junto a Mastantuono hizo su presentación Ruberto. A diferencia de su compañero, el goleador tuvo un paso destacado por la Reserva. Mientras jugaba el Mundial Sub 17, en Indonesia, tuvo una señal de que estaba en el radar de Demichelis para sumarse al plantel profesional: River inició los trámites para que obtuviera la visa que le permitira entrar a los Estados Unidos para realizar la pretemporada.
Lo destacado del empate entre River y Argentinos
De San Fernando, se sumó a las divisiones inferiores en 2013. “Agustín jugaba en el club de barrio, Barrio Nuevo. Lo vinieron a buscar de Parque Chas. Empezó a jugar ahí. Se hizo muy amigo del arquero, que ya atajaba en River. Un día iba a entrenarse a River y su padre le dijo a Agustín si quería ir a mirar el entrenamiento. Lo autorizamos y el padre le mandó un mensaje a Cristina, la mamá de Agus, para ver si quería hacerle un apto físico para que el técnico de River lo probara. Lo probó, le pidió que fuera al día siguiente. Evidentemente, le gustó y le pidió que fuera otro día más. Al terminar el entrenamiento, llamó a la mamá de Agus para ficharlo. Cuando tenía siete años, empezó a jugar en River, así fueron sus inicios en el club”, le contó dos meses atrás, Fabián Ruberto -padre del atacante- a LA NACION. Y agregó: “Fue un camino sacrificado, tomándose el colectivo y el tren para ir a entrenarse. Eran dos horas de viaje, acompañado por la mamá y los hermanos, aunque hiciera frío. A la vuelta del entrenamiento, tomaba un mate cocido en el colectivo para pasar un poco el frío”.
En el Mundial Sub 17, al igual que el Diablito Echeverri, Ruberto despertó grandes expectativas en River y en los scouting de los clubes europeos: tiene contrato profesional desde el 5 abril de 2022. Su vínculo regía hasta el 31 de diciembre de 2024, aunque en enero de este año extendió el vínculo hasta diciembre de 2027 y la nueva cifra de la cláusula asciende a 30 millones de euros.
Montiel, un apellido familiar
Montiel es un apellido que está emparentado con la historia reciente de River. Gonzalo fue figura en el ciclo Gallardo y es un mimado por los hinchas millonarios. Cachete, actualmente en Nottingham Forest, de la Premier League, fue la puerta de acceso de su primo Santiago a Núñez. No llegó a debutar, aunque desanduvo la aventura y se marchó con el pase libre cuando jugaba en la Reserva. Algunas actitudes y actos de indisciplina motivaron que el entonces director técnico Jonathan La Rosa dejara de tenerlo en la consideración y debiera buscarse un nuevo destino.
Gabriel Milito lo reclutó para Argentinos y un par de expulsiones provocaron que el entrenador perdiera la paciencia y le advirtiera que debía cambiar la disposición y no enredarse en las protestas con los rivales y los árbitros. “Ya hablaré con Santiago. Tendrá que aprender de lo que ya pasó. Pensé que había aprendido y si no lo hace sufrirá las consecuencias de la alta competencia. Ya pasó con Platense. Tiene que aprender. Repitió hoy. O aprende y cambia, o el tren pasa. Para el que sea, espero que aprenda”, apuntó el DT, tras la tarjeta roja ante Independiente del Valle, por la copa Libertadores, y de la que se enteró en la conferencia de prensa.
En el Monumental, el entrenador Pablo Guede lo utilizó en la última ventana de cambios para revertir un resultado que era ajustado y por el que Argentinos, en el segundo tiempo, hizo algún mérito para igualar. Montiel reemplazó al talentoso Alan Lescano y cuatro minutos más tarde con una jugada individual, tras un pase de Gastón Verón, señaló el empate. “Uno nunca se imagina vivir esto. Hice las inferiores acá hasta Reserva y soy hincha de este club. Tengo emociones encontradas: el recorrido en el club y por la familia, mi pareja y el bebé [Valentino] que viene en camino. Me fui de acá, estuve bastante tiempo entrenando solo. Y Argentinos es un club que me dio todo y me está dando todo. El festejo fue solamente un festejo: si la gente y los jugadores de River lo tomaron mal, pido disculpas”, señaló Santiago a la transmisión de TNT Sports, sobre el gol y la celebración que despertó el enojo del colombiano Miguel Borja.
El gol de Montiel para el empate de Argentinos
La camiseta estirada, enseñando el apellido a la tribuna, una declaración que conjuga el enojo por esa oportunidad que no tuvo o no se supo ganar, pero también un desahogo para el club que defiende ahora. El temperamento muchas veces le juega en contra a Santiago, que cuando jugaba en Laferrere –era enganche- se midió con Boca y su juego captó la atención de los xeneizes. “Me llamaron y quizás entendieron mal que no haya ido. No fui porque era Boca: vengo de una familia muy humilde, no tenía ni botines”, se sinceró en una entrevista. No pidió una ayuda económica a los xeneizes y al tiempo mantuvo una charla con su primo Gonzalo para conocer si existían posibilidades de una prueba en River.
Gonzalo le escribió antes del partido con los millonarios y, tras el empate y entre risas, todavía en el campo de juego comentó: “No sé si me habrá escrito ahora para felicitarme”.