Crisis en Ecuador, el punto de quiebre para terminar la legitimación del crimen

Durante los últimos 25 años, el socialismo del siglo 21 o castrochavismo ha producido y difundido programas y narrativas de protección de los delincuentes y de impunidad

La legitimación del crimen interesa a los criminales que siempre han buscado la justificación de sus actos antisociales con argumentos de interés común, falsa moral o disfraz político. Convertir una conspiración o un asalto en revolución, transformar el asesinato en un acto justicia popular, tornar el narcotráfico en lucha antimperialista, presentar los presos políticos y la tortura como defensa de la revolución, el asalto y las confiscaciones como recuperación del patrimonio popular, el terrorismo como conflicto, convertir la coca y la cocaína en defensa de la tierra, el atraco en lucha contra la pobreza, el tráfico de personas y el esclavismo en internacionalismo, el adoctrinamiento criminal en educación….

Durante los últimos 25 años, el socialismo del siglo 21 o castrochavismo ha producido y difundido programas y narrativas de legitimación del crimen, de protección de los delincuentes y de impunidad. Lo prueban los efectos de los denominados tratados de paz de Colombia con las FARC o de “la Habana” por los que han convertido en senadores y diputados y en políticos, a terroristas, narcotraficantes, asesinos, violadores de menores y perpetradores de los peores crímenes mientras proceden a perseguir y encarcelar asesinando la reputación de quienes defendieron a la sociedad, la vigencia de la ley y el “estado de derecho” atribuyéndoles falsamente la violación de derechos humanos que los criminales perpetraron y que motivaron la acción del Estado y sus órganos.

La legitimación del crimen se precede, se acompaña y se respalda con un agresivo y exitoso ataque cultural que va desde la música popular, las series de televisión, el cine, las redes sociales y la modificación de los programas y textos de educación, donde la conclusión es que “el crimen paga”, que “se puede ser criminal y ser bueno”, que “el delincuente gana”, que es “una forma de lucha contra la pobreza y la desigualdad”. Así lo reflejan encuestas sobre preferencias de futuro de la juventud latinoamericana.

Oficialmente las dictaduras del socialismo del siglo 21 -narcoestados- han usado y usan los foros y organismos internacionales y la representación de los países que oprimen, para proclamar el “fracaso de la lucha contra el narcotráfico”, para presentar la lucha internacional contra el crimen como “actos de intervencionismo de la DEA”, para pedir “la legalización de las drogas”, para impulsar “acuerdos de paz con grupos guerrilleros y narcotraficantes”, en suma para “legitimar el crimen” y procurarse impunidad, porque las dictaduras de Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua son el crimen organizado que detenta poder político.

En el caso de Ecuador la realidad prueba que durante los más de 10 años de la dictadura castrochavista de Correa el país fue convertido en narcoestado, base de terroristas y centro de organización y protección del crimen. Si el pueblo y la democracia de Ecuador vuelven a derrotar a la delincuencia dictatorial que está operando como delincuencia común, éste será el punto de quiebre de las Américas para terminar con la legitimación del crimen.


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