Cinco señales para saber que es momento de abandonar un libro sin sentir culpa
¿Cómo saber cuándo hay que dejar la lectura? ¿Cuántas veces se le puede dar chance a una historia que no engancha? Motivos para dejar de leer por obligación y desterrar el remordimiento lector.
Pearl respondía preguntas en un programa de radio cuando una mujer llamó y explicó que no le estaba gustando el libro que estaba leyendo, pero que se sentía culpable por abandonarlo. “Dale al libro 50 páginas y si, al final de la página 50, lo único que te importa es quién es el asesino o quién se casa con quién, pasa a la última página y deja de leer”, supo aconsejarle a aquella mujer.
Entonces, ¿cuáles son las señales para dejar un libro sin culpa? Aquí, una guía para abandonar un libro sin pensar que es un crimen contra la literatura:
Aburrmiento y falta de emoción
Existen numerosas maneras de terminar -o, más bien, no terminar- un libro, sin embargo, la más frecuente y decisiva es la de falta de interés o aburrimiento. La vida es demasiado corta como para pasar tiempo leyendo una historia que no nos interesa. Cuando un libro te deja indiferente, pasar sus páginas se vuelve un suplicio, ¿Para qué seguir invirtiendo tiempo en una historia que no despierta nada?
Si te sorprendiste contando las páginas que faltan para terminar el capítulo, el apartado o todo el libro es una poderosa señal de que debes abandonar la lectura sin remordimientos. Incluso, si los personajes no te generan empatía ni rechazo, esa no es tu historia.
No dudes más: cerrá ese ejemplar y liberate para dar paso a nuevas lecturas que te atrapen. Todo lo demás es tiempo perdido.
No es tu momento para leer ese libro
A veces, ciertos libros llegan a nuestras manos en el momento menos oportuno. Aunque reconocemos su valor, no logramos conectar. No es un problema de la obra ni del autor: simplemente nuestro estado de ánimo actúa como un filtro que nos impide apreciarla.
Por ejemplo, una novela densa y desgarradora puede abrumarnos en medio de una situación personal complicada. Es natural preferir en ese caso una lectura más liviana y divertida, acorde a como nos sentimos.
Afortunadamente, esto no significa una despedida definitiva. Podemos apartar ese libro y retomarlo cuando hayamos recuperado nuestro equilibrio emocional. Entonces la magia operará y podremos rendirnos ante la belleza de sus páginas. Por suerte, la decisión de abandonar un libro es reversible.
Los estados de ánimo son pasajeros, pero las grandes obras literarias permanecen para ser descubiertas cuando estemos preparados. No temas dejar un libro de lado temporalmente: tu yo futuro te lo agradecerá. Lo importante es mantener viva la curiosidad hasta que llegue el momento perfecto de sumergirte en esa historia.
El estilo del autor no te engancha
No todos los estilos literarios nos seducen por igual. Es normal tener preferencias por ciertos ritmos narrativos, descripciones detalladas o enfoques en la trama o los personajes. Nuestros gustos al leer son únicos y no conectar con la prosa de un autor no significa negar su calidad.
¿Entonces? Siginifica que hay palabras y estilos que pueden ser más o menos afines a uno, por lo que es preferible solo seguir con la lectura de lo que atrae y toca las fibras íntimas.
Las razones para abandonar un libro son válidas cuando se basan en una incompatibilidad de estilos y no en prejuicios. Por ejemplo, algunos lectores prefieren las descripciones extensas y detalladas, otros, las evitan y saltean esas páginas. La velocidad de la narración y la calidad de la escritura también influyen en la decisión de dejar a medias un libro.
Otro punto es la sobrevaloración de ciertos autores que llevan a adquirir sus libros y quizá, no es el estilo con el que más conectamos.
No cumple nuestras expectativas
Cuando iniciamos un libro las expectativas son altas. La elección de la lectura no suele ser fácil y una serie de factores intervienen para decidir en qué libro invertiremos nuestro tiempo. Pero, si al momento de leer, la desilusión es más grande que la emoción de seguir, la señal es clara: hay que dejar ese libro.
Comenzamos un libro entusiasmados, atraídos por la premisa o recomendaciones, solo para terminar profundamente desilusionados con la ejecución. En lugar del disfrute esperado, la lectura se vuelve una obligación tediosa. Es frustrante cuando una historia que prometía no logra engancharnos.
Cuando la magia de una trama se desvanece, cuando los personajes no logran cobrar vida, cuando el estilo se vuelve monótono, puede ser hora de aceptar la realidad: ese libro no es para nosotros. Y no hay nada de malo en admitirlo. Abandonar la lectura a mitad de camino no es algo negativo. Dejar espacio para aquellos que pueden cumplir nuestras expectativas es un gran paso para cualquier lector.
Los errores que no podemos pasar por alto
Como lectores, tenemos derecho a disfrutar libros pulidos y libres de errores ortográficos, gramaticales o estructurales. Desafortunadamente, no siempre los filtros de calidad funcionan. Y nos topamos con obras plagadas de fallas, incoherencias y erratas.
Resulta frustrante cuando debemos detener la lectura cada pocas páginas para resoplar frente a un nuevo error. En lugar de absorbernos en la trama, nuestra mente se distrae detectando faltas. Se pierde la magia.
Demasiados descuidos en el trabajo de edición también frustran la experiencia de lectura. Errores ortográficos, palabras incorrectas, párrafos mal segmentados; nos distraen y entorpecen el fluir de la historia.
Cuando la trama tiene agujeros imposibles de ignorar, cuando la corrección brilla por su ausencia, es difícil mantener la inmersión en el mundo narrativo. La magia se pierde. Y si los problemas se acumulan, llega el momento de preguntarnos: ¿vale la pena seguir?
Si te sorprendes contando los errores en vez de emocionarte con la historia, no dudes más: esa lectura no vale tu tiempo.