ATLÉTICO 2 - VALENCIA 0 / Este Atleti es de Champions
Victoria fácil de los del Cholo ante un Valencia que nunca inquietó. Goles de Lino, tras fabuloso pase de Griezmann antes del descanso, y de Memphis después, tras genialidad ahora de Koke.
El primero relucía en el once cuando estos se supieron: Reinildo, once meses después. Jugó como si ese tiempo no hubiera pasado, como si no se hubiese roto la rodilla, tan eficiente como siempre. Memphis, Savic y Barrios entraban, Morata descansaba mientras Vermeeren miraba desde el banco y Kean, desde el palco. En el Valencia, Guerra era titular por la baja de Canós. Comenzaron los de Baraja encogidos en su trozo de hierba y el centro del campo del Atleti, ese De Paul-Koke-Barrios que suena bien y juega mejor, tatuando su nombre al cuero.
Lino corría la banda izquierda, como en Valencia bien saben, porque no tiene piernas sino ruedas que corren endiabladamente, De Paul manejaba y Griezmann abrillantaba las jugadas. Si Oblak no salía en foto alguna, Mamardashvili estaba en todas. En el primer minuto amarraría ya fácil un balón de un Nahuel que se llenó de pelota en vez de buscar a Lino. Dos veces le negaría el gol a un Grizi con más energía que últimamente. La segunda, con la rodilla. Mientras su equipo, el Valencia, se ordenaba en modo autobús: esperaba un error que originara una contra como el teniente Drogo esa invasión que nunca terminaba de llegar mientras los años le caían encima en El desierto de los tártaros.
El Atleti dominaba desde la posesión. Sin descomponerse, el equipo de Baraja sobrevivía porque Mamardashvili iba de verde-frontón y siguió alzando sus guantes como si fuesen ladrillos ante todos los que, después de Griezmann, llegaron tocando a su puerta. Ante Barrios, por abajo, ante Lino y ante Memphis. Asomaba el descanso cuando Lino le escarbó al fin un agujero. Fue en la última jugada de la primera parte y en solo seis toques desde un saque de banda. Pero es que el mejor futbolista del mundo, Grizi, decidía en ese momento vestirse de quarterback para recibir la pelota en su campo, adivinar el desmarque del brasileño y a su carrera enviarle el balón. Foulquier se despistó y Fran Pérez no terminó de llegar a la cobertura. Lino solo tuvo que empujar ante Mamardashvili. El Atleti cerraba la primera parte con una posesión por la que Xavi suspiraría (70%).
La segunda comenzó con Baraja preparando el cambio de Yaremchuk mientras Javi Guerra remataba por primera vez entre los tres palos para el Valencia, desde la frontal, sencillo para Oblak. En el área contraria, Savic cabeceaba enseñando colmillo para la enésima parada de un Mamardashvili que se fue quedando sin guantes para asumir tanta parada. Que el Atlético jugaba con tanta superioridad que parecía que iba en pantuflas, de cómodo. Memphis lo certificaba después de que Koke, oh, capitán otro día más, hiciera un cambio de juego que llenó de exclamaciones el Metropolitano, oh, oh. Nahuel, solo, lo recogió y lo sirvió para el cabeceo a la red del neerlandés. Un Memphis que marca casi cada vez que juega aunque el físico le deje jugar poco. Intentó también uno de sombrero tras tocar de espuela que hubiera sido una bendita locura.
El Atleti bailaba a pesar de un lunar, que Giménez se iba enfadado (¿lesión?), y el árbitro despitaba un penalti por derribo de Nahuel tras aviso de VAR y pantalla. El partido terminó como empezó: plácido y sin pellizco de un Valencia a ese Atleti que se abraza a los puestos de Champions (igualado a puntos con el Barça aunque en la tabla ya por encima), gasolina necesaria para afrontar sin nervios todo lo que viene.