Verstappen recoge el trofeo y Hamilton se queja de la FIA

La FIA entrega sus trofeos a los campeones del año en Bakú. El británico de Mercedes, molesto con el ‘caso Wolff’: “Ha sido una semana complicada”.

Jesús Balseiro
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Verstappen todavía tenía que levantar otro trofeo en 2023, el más importante y, ahora sí, el último. El neerlandés recoge su copa de campeón del mundo de Fórmula 1 por tercera vez consecutiva en la gala de entrega de premios de la FIA, celebrada este viernes en Bakú, de manos de Mohammed Ben Sulayem, presidente de la FIA. “He estado ocupado en estos días volando por todo el mundo, todavía no he tenido vacaciones”, dijo Max tras la temporada más parecida a la perfección que ha existido nunca en el Mundial, con el récord de 19 victorias en 22 grandes premios que sería mejor que nadie batiera nunca.

“Ganamos mucho, pero también ha sido muy divertido trabajar con todos en el equipo. Quieres mantener la racha, la presión existe, pero no pensaba en batir récords sino en disfrutarlo. Estos grandes momentos no son tan frecuentes. Pero también hemos visto debilidades en este coche, aunque sean pocas, y lo podemos hacer mejor el año que viene”, amenaza el tricampeón. “El único daño que ha generado en el coche fue tocar con el alerón en el muro en Silverstone. No deja de subir el nivel y Max lidera desde el volante”, comentó Horner (Red Bull). El RB19 “se evolucionará en todos los aspectos para hacer un RB20 más fuerte”, sostiene el inglés. Checo, segundo clasificado, no llegó a tiempo para la rueda de prensa.

El evento era de etiqueta, con pajaritas, aunque Hamilton compareció vestido como Prince. El siete veces campeón regresaba a la gala por primera vez desde su sonada ausencia en 2021 (tras perder el título frente a Max, con polémica de Masi y despido posterior). “Todos los miembros del equipo están felices con el segundo puesto en constructores. El ambiente es bueno, vengo de la fábrica y me ilusiona ver las ganas que hay de ir hacia adelante. ¿2024? No soy ingeniero así que es difícil aventurarse, aunque he visto el coche en el túnel de viento, lo hago siempre, para ver las evoluciones en cada área. Tengo confianza absoluta en que estemos en una posición mucho más competitiva el año que viene”, resumió Sir Lewis.

Hamilton y el episodio de Susie Wolff

El ambiente estaba, ciertamente, enrarecido con el episodio de comunicados, respuestas y enganchones entre la FIA, FOM y los equipos tras iniciar los primeros una investigación (y cerrarla rápido, visto el revuelo causado) ante las informaciones de algunos medios sobre un supuesto conflicto de intereses entre las posiciones de Toto Wolff (jefe de Mercedes) y su mujer, Susie Wolff (máxima responsable de la F1 Academy) que ha sentado muy mal a los implicados.

Hamilton lo comentó: “Me gusta Bakú, es un sitio fantástico, aunque habría sido más fácil hacerlo en París teniendo en cuenta la sostenibilidad. Aunque ha sido una semana complicada, decepcionante, porque el gobierno de nuestro deporte ha cuestionado la integridad de una de las líderes más increíbles de nuestro deporte sin evidencias, y luego se han disculpado al final, lo que es inaceptable. Hay individuos en el liderazgo de la FIA que cada vez que intentamos dar un paso adelante, intentar ir hacia atrás. Eso tiene que cambiar”.

Todo en una gala que, como cada año, abarca mucho más que la Fórmula 1. Más allá de la sucesión de congresos, asambleas y reuniones de los órganos de la FIA, todos los campeones mundiales recogieron sus trofeos en el gran evento de Bakú: Rovanpera (rallys); Hirakawa y Buemi (resistencia, faltaba Hartley); Dennis (Fórmula E), Kristoffersson (rallycross), Pourchaire (F2), Bortoleto (F3) o Al Attiyah (raids). Hubo tres españoles premiados: Alonso por la maniobra del año, Oliveras como copiloto subcampeón de raids y Molina como tercer clasificado en el WEC. También los campeones de kárting, Kutskov (OK) y Van Langendonck (júnior), niños con la ilusión de sentarse algún día en la misma mesa en la que este viernes cenan Verstappen, Pérez o Hamilton.

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