Un genio anda suelto
Brahim brilló ante el Granada y descerrajó un nuevo duelo: sus tres goles han abierto el marcador del partido. Siempre tuvo claro que llegaría la oportunidad y el tiempo le ha dado la razón.
Brahim también cocinó el 2-0: ganó por potencia a Ignasi Miquel y sacó, con picardía y voluntad férrea, un pase de la muerte a Bellingham. El de Stourbridge no logró superar los reflejos de Ferreira, pero el rechace lo enjauló Rodrygo. Y poco antes, taconazo filtrado del malagueño que desdibujó la defensa para dejar a Jude en posición franca. Cruzó en exceso el remate, pero fue una pincelada más del buen entendimiento entre ambos. Dentro y fuera del campo, porque Brahim y Bellingham conectaron desde que el ahora pichichi blanco aterrizó, más allá de la famosa cena en el restaurante De María junto a Güler. Algo que se extrapoló al verde cuando han tenido la oportunidad de compartir minutos. O entrenamientos, ya que en la pretemporada buscaban la asociación de manera constante.
Despliegue numérico
Ahora, Brahim ha pasado de dar paladas a contracorriente a tener el control de los remos. Ante el Granada, además de lo ya detallado, fue el madridista que más regates completó (tres), el tercero que más pases dio en el último tercio (26), el segundo que más ocasiones creó (dos)... Y no sólo se limitó a generar: recuperó seis balones, los mismos que Valverde y sólo por detrás de Rüdiger (ocho) y Kroos (nueve), completó la entrada que intentó y fue incansable a la presión para tratar de cortocircuitar al Granada en fase inicial. Fue parte de ese grupo al que Ancelotti puso la medalla en zona mixta: “La clave de dejar la portería a cero fue el compromiso colectivo; gran parte del mérito es de los delanteros, que presionan y nos permiten ser sólidos atrás”.
Un Carletto que no limitó sus elogios a Brahim dentro de la generalización: “Está jugando muy bien, trabajando mucho. Donde le ponga cumple, estoy muy contento con él. No ha tenido mucho protagonismo al principio, pero ahora está mostrando su calidad”. Giro de 180 grados a la situación (ya acumula 416 minutos). Algo que el 21 siempre confió que podía hacer. Su sueño era triunfar en el Real Madrid después de demostrar en Milán, con el 10 a la espalda, que la élite es su lugar. Encontrar el sitio en Bernabéu es una tarea complicada, pero con sus diabluras ya desnivela partidos con la elástica blanca. Un genio anda suelto y Ancelotti cada vez frota la lámpara con mayor asiduidad.