¡Platense a la final! Ramiro Macagno atajó cuatro penales ante Godoy Cruz y le dio al Calamar el pasaje al partido decisivo en la Copa de la Liga
Venció al Tomba por penales luego de empatar 1-1 en San Nicolás
¿Fue justo? ¿Fue merecido? Poco le importará a la gente de Saavedra y Núñez que recordará a padres y abuelos que nunca pudieron ver a su equipo en una final de campeonato, esa que el conjunto de Martín Palermo disputará la semana que viene. La figura fue Ramiro Macagno, que atajó 4 penales en la definición ante el Tomba.
La definición de la Copa de la Liga parece encomendada a los penales. En los primeros cinco encuentros de playoffs, sólo el gol en tiempo de descuento de Facundo Colidio para River frente a Belgrano fue capaz de romper la paridad. La primera semifinal mantuvo la norma. “Esta vez la moneda cayó de nuestro lado. Nosotros sabíamos que íbamos a estar en la final”, dijo Gastón Suso tras el partido, con los ojos llorosos como la mayoría de sus compañeros. La ejecución de Raúl Lozano, por abajo y al medio, en el vigésimo penal que significaba el cuarto match-point a favor con el que contaba el Calamar, pudo concretar lo que en varios momentos de la tanda decisiva parecía escurrirse entre los dedos.
Lo mejor del partido
Mucho antes, en el arranque de la tarde, Platense y Godoy Cruz habían decidido ser fieles a sí mismos. Con sus varias virtudes y sus numerosas carencias a cuestas, pero sin renunciar a aquello que los llevó a estar tan cerca del cielo, salieron pensando en ganar antes que con miedo a perder. Desde ya, el encuentro no podía ser una sinfonía de fútbol de alto nivel, pero hasta que los nervios empezaron a copar el ambiente, las intenciones alcanzaron para darle interés y emotividad más allá de los errores.
El Tomba quiso demostrar en todo momento que lo suyo es juntarse y progresar de pase en pase, sobre todo cuando la pelota sale limpia de los pies de Nicolás Fernández y llega a los dominios del trío Tadeo Allende-Hernán López Muñoz-Tomás Conechny. Por esa vía, y aunque sea con más chispazos que continuidad, el equipo de Daniel Oldrá mostró los argumentos que explican una campaña notable.
Platense ejecuta otra sintonía. Sus intérpretes son conscientes de manejar registros más bajos de calidad técnica –”Nosotros conocemos bien nuestras limitaciones”, confirmaría Suso con la final en el bolsillo-, pero lo suplen con empeño, disciplina y presión. No le daba a los de Martín Palermo para emparejar el dominio en el inicio pese al esfuerzo de Franco Díaz (de lo mejorcito de la tarde), pero encontrar un gol es muchas veces más sencillo que jugar bien, y el Calamar se puso en ventaja tal como lo establece su guión y cuando nadie lo esperaba.
Iban 17 cuando el lateral izquierdo Raúl Lozano se soltó por primera vez en ataque. Tiró una pared con Agustín Ocampo que quedó larga, pero fue a presionar una pelota que parecía perdida, trabó y ganó con Cristian Núñez y tocó para Ocampo que había quedado libre. El centro por abajo lo empujó Ronaldo Martínez.
Al conjunto bodeguero le llevó un ratito recuperar la compostura, lograr que la pelota volviera a circular con fluidez para que Conechny y López Muñoz impongan su gambeta en el uno contra uno. Pero en cuanto lo hizo llegó a la igualdad. Centro de Galdames, cabezazo forzado de Conechny, rebote en el muslo de Nicolás Castro, giro de Salomón Rodríguez y definición cruzada ante el achique de Ramiro Macagno.
El 1 a 1 le fue cerrando la puerta a la fase más interesante de la semifinal, que de a poco empezó a descender por el tobogán que auguraban los pronósticos. La tarea obstructiva de Platense ofreció mucho más rédito a lo que pretendía Palermo que el pedido de movimiento rápido de la pelota que partía desde el banco de Oldrá, generalmente desperdiciado por imprecisión en los pases. Pero también porque la tentación de los penales fue ganando espacio a medida que avanzaba el reloj.
Los penales seguirían la misma secuencia que el juego. Arrancaron con disparos exquisitos y continuaron con fallos groseros de los rematadores (muy altos los de Luciano Ferreyra y Ciro Rius; débiles y anunciados los tres que tapó Macagno a Fernández, Enzo Larrosa y Thomas Galdames) y acierto de los arqueros. Hasta que Macagno rozó el de Federico Rasmussen para que pegara en el palo, acertó Lozano y Platense desató su locura. Está en una final por primera vez después de más de un siglo de historia, y cómo no va a ser merecido.