“Me van a violar”: el dramático testimonio de una joven que pasó 70 días secuestrada en Gaza
Agam Almog-Goldstein fue raptada por terroristas de Hamas junto a su madre y sus hermanos pequeños. Su padre y su hermana mayor fueron asesinados el fatídico 7 de octubre. “No entiendo que yo estuviera allí. Parece la historia de otra persona”, relató sobre sus días en cautiverio
“Hasta ahora, no entiendo que yo estuviera allí. Parece la historia de otra persona, alguien que realmente no tuvo un momento para comprender esta situación. No sé si alguna vez lo entenderemos. Pero recuerdo que le dije a mi madre que me iban a hacer algo, y ese fue el momento en que me di cuenta de que realmente me estaban sacando de casa” afirmó.
Consultada sobre los momentos de mayor miedo, aseguró que eran por las noches, durante los bombardeos. “Con toda la dificultad que supone decirlo, lo que más miedo me daba eran los ataques aéreos (israelíes) cada noche. Al principio, estaba el miedo a los terroristas, que era el mayor temor”, declaró a Army Radio.
Ella, su madre y sus dos hermanos permanecieron juntos en cautiverio. Pese a que de vez en cuando se encontraban con otros secuestrados, la mayor parte del tiempo estaban solos.
Mientras tanto, su padre y su hermana mayor, Yam, fueron asesinados el fatídico 7 de octubre en una de las incursiones terroristas. Yam se había quedado con su padre, que se recuperaba de una operación y no podía moverse con facilidad. La familia perdió el contacto con Yam al mediodía, y su cuerpo fue encontrado más tarde.
“Sabíamos que no había ninguna posibilidad para Yam, pero teníamos la esperanza de que volveríamos y mi padre estaría esperándonos, que lo veríamos en una silla de ruedas. Lo que oímos en la radio nos destrozó esa esperanza”, precisó la joven.
Agam se preocupaba por lo que podría pasarles a sus hermanos pequeños si ella y su madre resultaba heridas. También tenía miedo de no llegar a cumplir 18 años.
“Me decía todo el tiempo: ‘¿qué, no voy a cumplir 18? Al menos dame hasta los 18′. Y Gal y Tal (sus hermanos), son tan jóvenes, qué vergüenza”.
Acerca del momento que desearía borrar de su cabeza, precisó que era cuando los terroristas los trasladaban. “En cada transición me preguntaba si nos iban a matar”, relató.
También dijo que el secuestro cambió muchas cosas en su vida “para peor”. “Me quitó la sensación de seguridad. Me infundió mucho miedo, ansiedad, confusión e impotencia”, añadió.
“Me cuesta entender cómo la gente aquí sigue el mismo proceso, toma la misma taza de café y vive la misma vida. Me alegro de que haya quien continúe con su vida; demuestra cierta fortaleza, pero, por otro lado, 71 días de cautiverio son como un largo día. Es realmente el mismo día. Así que siempre estamos avanzando, pero pensando en los rehenes que siguen allí”, concluyó Agam.