La frustración se instala en el vestuario

Caras largas, impotencia, indignación, enfado y hasta un punto de resignación. En la plantilla ya no se esconde que han de cambiar mucho si se quiere ganar algo.

Javier Miguel
As
Pocos esperaban en el vestuario del Barcelona perder contra el Girona: el equipo llevaba dos partidos mostrando su mejor cara (Oporto y Atlético), jugadores como Pedri y Frenkie habían relanzado el equipo, los ‘Joaos’ estaban de dulce, Araújo volvía ser el líder incuestionable en defensa y existía la certeza que Lewandowski recuperaría, más pronto que tarde, su olfato goleador. El ambiente previo al partido era de optimismo exultante, con la intención no escondida de asaltar el liderato antes de acabar el año.

Sin embargo, todo acabó en saco roto, tras la exhibición del Girona en Montjuïc, que llevó a ‘bailar’ al Barcelona en la segunda parte. Un baño de juego que acabó con la paciencia de las gradas, escuchándose más de un pitido como gesto de reprobación a lo que estaban viendo. No era la primera vez que se escuchaba música de viento, pero sí con esta insistencia y duración.

Los jugadores acabaron frustrados, conscientes que se había dado un paso atrás, que el campeonato de LaLiga se empezaba a poner cuesta arriba y que se empiezan a agotar las excusas. En esta ocasión no hubo asomo de relajación tras la derrota -Gündogan denunció públicamente tras la derrota contra el Real Madrid que había visto a algún compañero poco enfadado-, pero lo cierto es que la imagen de frustración y desconcierto tampoco invitaba al optimismo de cara al futuro.

Joan Laporta bajó al vestuario para comentar el partido con Xavi, como hace al final de cada encuentro. Se encontró un técnico alicaído, pero con ganas de seguir tirando el carro, convencido que el equipo será capaz de revertir la situación.

Sin embargo, el ambiente en el vestuario tras la derrota no mostraba muchos brotes verdes. La sensación es que el equipo sigue sin tener continuidad, ni en el juego ni en los resultados, que se siguen cometiendo demasiados errores que acaban penalizando -ya suma 18 goles encajados, los mismos que en todo el curso pasado- y que no se está teniendo suerte en momentos puntuales.

A todo esto hay que sumar una serie de decisiones arbitrales que han penalizado esta temporada -no ante el Girona, donde el rival ganó con merecimiento y sin ningún tipo de ayuda arbitral-, a la vez que el infortunio de las lesiones ha dejado huérfano al equipo de jugadores importantes: la baja de larga duración de Gavi consternó a toda la plantilla.

Lo cierto es que, pese a que todavía hay margen de mejora y la temporada es muy larga, en algunos sectores de Can Barça se ha empezado a instalar un pesimismo más que preocupante, hasta el punto que no esconde que mucho han de mejorar las cosas si se quiere ganar algún título esta temporada.


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