La extorsión del terrorismo con los rehenes
Desde la creación misma de su Estado, Israel ha demostrado con sus políticas que ningún ciudadano o soldado es dejado atrás por sus gobiernos. Esto ha sucedido incluso con intercambios absolutamente desproporcionados
Semanas atrás, con los primeros intercambios de rehenes coordinados exitosamente, el PM, Benjamín Netanyahu, se refirió al acuerdo entre Israel y Hamas como un sagrado deber. Sin embargo, observando el accionar de Hamas, la voluntad por salvar la mayor cantidad de vidas posibles se está convirtiendo en una situación insostenible cuyos costos superan las recompensas. De allí que tal vez sea momento de que Israel ponga fin al intercambio de rehenes y al chantaje de la organización terrorista.
Sin embargo, aunque pueda parecer antipático, no tengo dudas que dar por finalizados los intercambios de rehenes vivos -si los hubiera- es la manera correcta para Israel de garantizar que no tenga que afrontar una situación que le demande afrontar esa vil extorsión del terrorismo con sus ciudadanos de cara al futuro. Las negociaciones y los acuerdos de intercambio de rehenes por convictos con antecedentes por crímenes graves colocará a cualquier gobierno israelí -en el futuro- en una situación altamente riesgosa que puede costar muchas más vidas inocentes de las que pueda salvar.
Entre los prisioneros liberados de Hamas en intercambios recientes hay un gran numero de condenados por actos de terrorismo contra civiles israelíes. Ahora, todos esos liberados son libres de cometer las mismas atrocidades que ejecutaron en el pasado. En esa dirección es que los costos de nuevos crímenes vulnerarían todos y cada uno de los fundamentos morales del rescate de los pocos rehenes que quizás permanezcan con vida luego de mas de dos meses de hambre, falta de medicinas, torturas, violaciones y vejaciones constantes.
El estado de Israel cuenta con un historial de liberación de prisioneros que al regresar a Gaza volvieron a ejecutar actos más violentos por los que terminaron nuevamente en la cárcel. El caso de Yahya Sinwar, es el mas emblemático ya que es el más alto de los comandantes militares y políticos de Hamas que según las autoridades israelíes es el responsable intelectual de la masacre del 7 de octubre, el líder terrorista pasó varios años en cárceles israelíes por asesinato de soldados y civiles, aunque formó parte del intercambio de los 1.027 detenidos con sentencia firme por terrorismo que Israel liberó en el año 2011 a cambio del soldado israelí Gilad Shalit. Su liberación se produjo después de que médicos israelíes le realizaron una cirugía que salvó su vida mientras estaba encarcelado cumpliendo condena al descubrir que Sinwar padecía de un tumor cerebral.
Mucho antes de la liberación de Sinwar, varios otros líderes importantes después de la primera Intifada habían sido puestos en libertad en el marco de distintos acuerdos después de 1985, en que Israel liberó a 1.150 prisioneros a cambio de tres soldados israelíes en poder del Frente para la Liberación Palestina (FPLP) durante la Primera Guerra del Líbano.
También ha sido una estrategia reiterada de Hamas que ha llevado a un costo importante a Israel cada vez que hubo acuerdos con rehenes y estos antecedentes fortalecieron precedentes que los líderes de Hamas han reconocido sin reparo en cuanto al uso de secuestrados y rehenes israelíes como la mejor moneda de cambio para alcanzar la liberación de sus presos.
Los estadounidenses tienen una posición similar a los israelíes en materia de no dejar atrás a sus ciudadanos y soldados. No obstante, sostienen que cuando se premia el accionar del terrorismo, es probable que ese comportamiento vuelva a ocurrir, porque esa es la cosmovisión que fortalece la mentalidad yihadista en cuanto a la debilidad de su enemigo.
Es imposible pedirle a Israel que no haga todo lo que pueda por recuperar a su gente y desde luego es antipático para el lector interpretar más allá de lo emocional y humanitario los aspectos estratégicos y militares de la lucha contra el terrorismo. Sin embargo, es claro que cualquier nuevo acuerdo estimulará futuros secuestros no sólo por parte de Hamas sino por todos los grupos terroristas.
Según agencias de inteligencia estadounidenses que han informado a sus contrapartes israelíes, Hezbollah está moviendo recursos a lo largo de la frontera norte de Israel y también configura una amenaza similar al accionar de Hamas con su ataque del 7 de octubre, por ello los civiles israelíes han sido evacuados de pueblos y aldeas del norte y no regresaran a sus hogares mientras esa amenaza persista.
Con prescindencia del peligro a mediano plazo para los civiles israelíes, otro elemento relevante es que los acuerdos de intercambio de rehenes fortalecen políticamente a Hamas ante sus seguidores y simpatizantes. Es evidente que hasta la primera pausa en el combate por el intercambio de rehenes, Hamas estaba perdiendo abrumadoramente en el campo de batalla. Las FDI habían neutralizado a cientos de sus combatientes y dado de baja a muchos de sus líderes y gran parte de su infraestructura vital para que la organización pueda llevar a cabo sus operaciones militares habían sido destruidas.
Con mayor tiempo para continuar con su operación terrestre en el enclave, Israel podría haber ejercido suficiente presión sobre Hamas para asegurar la liberación de algunos rehenes más a los que logró repatriar con el acuerdo, si no a todos. En cambio, al optar por dejar en libertad a los prisioneros palestinos le ha dado a Hamas un espaldarazo de apoyo no solo en la Franja de Gaza, también en Cisjordania, además de vanagloriarse y erigirse como único líder legitimado por los palestinos como movimiento de resistencia, desplazando a la Autoridad Nacional Palestina (ANP) del anciano presidente Mahmud Abbas, a un plano casi irrelevante.
Luego del ataque de Hamas en suelo israelí y su brutal masacre del 7 de octubre, se podía pensar que la respuesta militar de Israel sería abrumadora, pero que la modalidad en materia de intercambio de rehenes no iba a ser la históricamente conocida. El objetivo militar que se propuso Israel de eliminar completamente a la organización terrorista parecía ser inseparable del esfuerzo por encontrar y exigir en el campo de batalla la liberación incondicional de todos los rehenes. No obstante, eso no sucedió y el primer acuerdo realizado, sumado a las actuales conversaciones mediadas por Arabia Saudita y Qatar, más algunas presiones internacionales que buscan un alto el fuego para otro potencial intercambio de rehenes puede hacer que Israel vuelva a acceder a pausas de fuego y liberación de terroristas detenidos que permita nuevos ataques y masacres como la de ese 7 de octubre.
Es muy comprensible que los israelíes se alegren y feliciten por el regreso de muchos de sus rehenes. Aun así, no deben perder de vista que lo único que garantizará que la organización yihadista deje de ser una amenaza para el Estado Judío y su pueblo será sólo una derrota militar absoluta sobre Hamas. Si el gobierno de Benjamín Netanyahu negocia otros acuerdos con el terrorismo sin asegurar que los rehenes estén con vida, sólo convertirá a Israel en rehén de sus enemigos que juran no descansar hasta destruirlo. Y lo concreto es que ya se han librado demasiadas guerras inconclusas y esa no es la forma en que se ganan definitivamente las guerras contra el terrorismo.