La Armada detecta un submarino ruso
El Patrullero ‘Centinela’ detectó la presencia de un submarino en aguas españolas a comienzos de la pasada semana. Es el segundo en dos meses.
Una misión que se desempeña mediante una “vigilancia sistemática de los espacios de soberanía con el objeto de detectar e informar de actividades de carácter extraordinario, controlar posibles violaciones o infracciones de la legislación internacional”. Dentro de esta categoría de barcos se encuentra el Patrullero ‘Centinela’, un navío construido en 1990 y que entró en servicio dos años más tarde.
En este servicio de vigilancia constante, el pasado 11 de diciembre detectó la presencia de un submarino ruso. El barco español se desplazó hasta el límite norte de la zona económica exclusiva nacional para el seguimiento del sumergible de la armada rusa procedente del Báltico, después de ser detectado en aguas de interés español a su paso por el Estrecho.
Segunda interceptación en dos meses
El sumergible detectado en estos últimos días es un submarino de ataque convencional (SSK) de la clase ‘Kilo Mejorada’ (UFA), que fue avistado por el Mando Operativo Marítimo. Tal y como ha explicado el Estado Mayor de la Defensa, el pasado día 12 de diciembre, después de dos días de tránsito en la Mar “con duras condiciones meteorológicas, ha sido durante la madrugada del día 14 de diciembre, en la frontera marítima con Portugal, donde el patrullero de la Armada ha cedido el seguimiento del submarino a los portugueses”.
Una vez concluida su labor, el Patrullero regresó a Ferrol, donde se encuentra su puerto base. Se trata de la segunda interceptación en apenas dos meses. En octubre, el mismo barco puso rumbo hacia Portugal para hacer el seguimiento de otro submarino ruso, que se dirigía hacia su base en aguas del mar Báltico.
Las misiones del ‘Centinela’
El Patrullero que ha detectado este submarino se encuadra dentro del Mando de las Unidades de la Fuerza de Acción Marítima de Ferrol, y se compone de una tripulación de 46 personas (8 oficiales, 10 suboficiales, y 28 cabos primeros). El navío, concebido para navegar en alta mar durante periodos prolongados, tiene autonomía para estar 25 días seguidos fuera de su base.
Además de su labor principal de vigilancia y seguridad marítima en los espacios de soberanía e interés nacional, el buque tiene como cometidos la lucha contra la inmigración ilegal, el narcotráfico y otras actividades delictivas. Junto a ello, colabora en la “búsqueda, localización y seguimiento de buques sospechosos de actividades ilegales como el terrorismo, el tráfico ilícito de armas y la proliferación de armas de destrucción masiva”.