Juan Román Riquelme presidente de Boca: con más poder que nunca, el ídolo se corre de su zona de confort y tendrá más tiempo para ganar la Copa Libertadores
El ídolo se impuso a Andrés Ibarra por amplio margen, en las elecciones con más participación de la historia del club; con Jorge Ameal como vice, conducirá al club azul y oro hasta diciembre de 2027
Se sabía de antemano que no sería fácil esta votación. A la agotadora y descarnada campaña política entre el oficialismo (encabezado por el exmediocampista) y la oposición (con Andrés Ibarra como candidato a presidente, pero con Mauricio Macri, aspirante a vice, como cara más visible) se encadenaron denuncias cruzadas, causas judiciales, suspensiones, apelaciones, recusaciones y objeciones.
Por si fuera poco, cuando finalmente se definió que se vote este domingo 17, se abrieran las mesas y las urnas comenzasen a recibir los sobres con la boleta elegida por cada uno, durante la madrugada un diluvio universal puso a prueba la estructura de las carpas dispuestas por primera vez sobre el campo de juego de la Bombonera. E incluso, el propio suelo, que ratificó que el trabajo realizado durante esta gestión fue muy bueno. La Bombonera no volvió a inundarse.
Lejos de que eso significase un conflicto, los socios se acercaron desde temprano a votar. Antes del mediodía ya habían emitido sus sufragios más de 20.000 personas, y a las 15 el número había trepado a los 32.000. Finalmente, fueron 43.367 los votantes. Hubo aplausos cuando se anunció el cierre de los comicios.
Como era de esperarse, el momento más celebrado de la tarde fue cuando Riquelme decidió salir del búnker, ubicado en la terminal del colectivo 53, en la esquina de Irala y Aristóbulo del Valle, para ingresar a la Bombonera y votarse. Lo hizo poco antes de las 15, rodeado y acompañado por un centenar de fanáticos, que cantaron “Ohhhh, soy bostero” y “Riqueeeelme”. Apenas 15 minutos más tarde, Román salió por la puerta 17 y volvió al búnker, esta vez acompañado por unos 50 integrantes de la Barra. “Me imagino celebrando y comiendo asado”, aventuró el ídolo un instante después.
Solo unos pocos elegidos pudieron ingresar al búnker oficialista, en donde primó la falta de información. Poco después de las 18, cuando las puertas de la Bombonera ya se habían cerrado, pero aún se seguía votando, un clima muy favorable para el oficialismo se centró en un cántico: “Se siente, se siente, Riquelme presidente”. Y también criticaron la inesperada ausencia de Mauricio Macri, que no apareció por Brandsen 805.
Finalmente, y después de un conteo largo y tedioso (primero se suman los votos de la mesa 1, y recién cuando está aprobado el resultado de esa mesa se abre la urna 2. Y así, hasta la mesa 288), cerca de las 23.02, cuando Andrés Ibarra reconoció su derrota. Riquelme ya era ganador por amplio margen.
Desde ese momento comenzó en Boca una era algo distinta. Porque el ídolo está obligado a salir de su zona de confort (su oficina en el predio de Ezeiza) para involucrarse en todo lo relacionado con lo dirigencial, sumado a que tendrá la responsabilidad de firmar los contratos de los refuerzos, presentarlos en conferencias de prensa (en estos primeros cuatro años solo dio una) y pisar fuerte en la AFA y la Conmebol, quizás algo que los socios le siguen exigiendo a sus dirigencias en la última década.
Un plan que se modificó
No era la idea inicial de Riquelme ser ahora el candidato a presidente. Pero al límite del cierre de listas el mapa político en Boca dio un giro de 180°. De acuerdo a lo que le confiaron entonces a LA NACION, el lunes 13 de noviembre (un día antes de la fecha estipulada para definir la fórmula) hubo charlas muy tensas e incluso gritos en las oficinas de presidencia de la Bombonera, mientras se seguía armando el rompecabezas de la lista. Y el martes por la tarde, tras una jornada de largas y acaloradas discusiones, Juan Román Riquelme y Jorge Amor Ameal fumaron la pipa de la paz y decidieron jugar juntos contra la fórmula conformada por Andrés Ibarra y Mauricio Macri.
Todo fue consecuencia de la jugada del Ingeniero, que el 6 de noviembre (dos días de la derrota de Boca ante Fluminense, en la final de la Copa Libertadores) decidió jugar fuerte para volver a conducir el club xeneize y anunció que sería el candidato a vice de Andrés Ibarra.
Entonces, una de las pocas personas a las que Riquelme escucha con atención en Boca Ezeiza le dijo: “Román, tenés que jugar vos”. Y ya no hubo otra alternativa. El plan de seguir manejando el club desde la vicepresidencia y recién postularse al máximo cargo en 2027 se evaporó en un instante.
Un club politizado
Muy lejos de la promesa de Jorge Ameal de dejar afuera del club a la política nacional, todo sigue igual. Lo único que cambió en 2019 fue el color que conduce dirigencialmente a Boca, para muchos tan importante como conducir una de las provincias grandes de la Argentina.
De 1995 a 2019 estuvo en manos el macrismo. Desde entonces, y al menos hasta 2027, varias figuras alineadas con el kirchnerismo y el PJ tradicional. En la lista ganadora está el albertista Carlos Montero (titular de la Sindicatura General de la Nación) y también Ricardo “Tata” de la Fuente, secretario de Industria del gobierno K de Florencio Varela. También aparece la exlegisladora porteña del Frente para la Victoria Silvia Gottero (exesposa del fallecido Roberto Digón) y el referente camporista Santiago Carreras, hombre de confianza de Máximo Kirchner en la AFA, exsenador provincial y director en retirada de la petrolera estatal YPF. Sobre él recaería la responsabilidad de conducir el Departamento de Prensa y Comunicación, quien sucederá a Fernando Cuscuela, de muy buen trabajo y a la vez poco feeling con ciertas decisiones que se tomaron en Boca Ezeiza durante estos cuatro años
En el medio, el presidente electo de la Argentina. En octubre, Javier Milei declaró públicamente: “Era de Boca hasta que Angelici trajo a Riquelme para robar”. Y también reconoció haber gritado los goles de River en la final de la Libertadores 2018, disputada en Madrid. Nada de eso fue gratis, y por eso fue insultado por un puñado de hinchas muy allegados a Riquelme cuando poco antes de las 11 se arrimó a Brandsen 805 para votar en la mesa 20, en medio de un fuerte operativo de seguridad, que incluyó la revisión en detalle de cada una de las carpas. El libertario es socio activo número 76.296 y socio fundador del Museo de la Pasión Xeneize, espacio en donde se puede ver una estrella con su nombre.
El triunfo político es tan grande para Riquelme, que trasciende las fronteras de Boca. Los más aventurados empiezan a verlo como un candidato potable para la intendencia de Tigre, su ciudad, o como parte del rearmado massista en la provincia de Buenos Aires. Suena apresurado. Aunque también es cierto que ser presidente de Boca significa tener una enorme relevancia nacional. De hecho, ese espacio sirvió como trampolín para innumerable cantidad de dirigentes en el mapa político de la Argentina.