Gabriel Boric reafirmó que no habrá otro proceso constituyente en Chile bajo su mandato: “Las urgencias son otras”

El presidente de Chile se pronunció tras el rechazo a la segunda propuesta para modificar la Constitución y sostuvo que “la política está en deuda con el pueblo”

Durante su discurso el presidente reafirmó que durante su mandato no habrá un nuevo proceso constituyente: “Durante nuestro mandato se cierra el proceso constitucional, las urgencias son otras”.

Según indicó, el proceso para modificar la Carta Magna “estaba destinado a traer esperanza”, pero “finalmente ha generado frustración”: “El país se polarizó, se dividió y, al margen de este contundente resultado, el proceso constituyente no logró canalizar las esperanzas de tener una nueva Constitución redactada por todos”.

“El resultado de este plebiscito más que una celebración es un fuerte llamado de atención”, aseveró.

Chile volvió a rechazar una propuesta para modificar la Constitución (REUTERS/Rodrigo Garrido)
Chile volvió a rechazar una propuesta para modificar la Constitución (REUTERS/Rodrigo Garrido)

Con más del 96% de los votos escrutados, el 55,76% de los electores rechazaron un texto con sello conservador, elaborado por un órgano liderado por la ultraderecha y la derecha tradicional, frente al 44,24% que optó por aprobarlo.

En septiembre de 2022, un 62% de los chilenos reprobraron un proyecto de Constitución elaborado por una Asamblea Constituyente dominada por la izquierda, que proponía un texto con transformaciones profundas con el apoyo del gobierno de Gabriel Boric.

“Hoy día por segunda vez ha quedado ratificada la Constitución vigente en Chile, y es importante en eso ser coherentes con esta respuesta democrática que ha planteado nuestro país”, dijo Javier Macaya, presidente del partido derechista Unión Demócrata Independiente (UDI), promotor del texto rechazado en las urnas.

Chile se puso en el centro al rechazar las propuestas de los extremos, la última de ellas elaborada por un consejo dominado por el Partido Republicano, y que era todavía más conservador que la Carta Magna heredada de la dictadura.

Entre otros artículos, limitaba el rol del Estado en la economía de mercado y podría dar pie a revisar el derecho al aborto en tres causales (violación, inviabilidad del feto y riesgo para la madre).

Además, endurecía el trato a los migrantes con la expulsión “en el menor tiempo posible” de quienes estuvieran en situación irregular.


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