El Barça no llena ni el Johan Cruyff

El entrenamiento a puertas abiertas registró una entrada de 5.542 aficionados, lejos de los 6.200 del aforo total. La desafección de la afición con el equipo empieza a ser más que preocupante.

Javier Miguel
Como
Las primeras alarmas se encendieron en los últimos partidos que el equipo jugó en Montjuïc, donde se registró un descenso notable de espectadores en las gradas, apenas superándose los 34.000: Atlético de Madrid (34.568) y Almería (34.471). Pero la confirmación de esta desafección por parte de la afición se ha confirmado este sábado en el entrenamiento a puertas abiertas que el equipo de Xavi ha realizado en el estadio Johan Cruyff. Y es que finalmente ‘sólo’ 5.542 aficionados se dieron cita en las gradas para ver a sus ídolos, cuando el aforo del estadio supera las 6.000 plazas. Es cierto que no era gratuito -costaba 3 euros la entrada- y que los socios sólo podían recoger un máximo de cuatro, pero eso no es argumento suficiente para justificar esta pobre entrada, sobre todo teniendo en cuenta que es la única ocasión que muchos aficionados podrán ver de tan cerca a sus ídolos. Y es que ni la presencia de Victor Roque fue suficiente reclamo para una afición que ya ha empezado a dar claros síntomas de agotamiento.

En todo caso, los que se pasaron por el estadio Johan Cruyff, la mayoría gente muy joven y con muchas ganas de ver a sus ídolos, pudieron disfrutar de un gran espectáculo durante casi una hora y media. Ronald Araújo fue uno de los más activos, y por ende más ovacionado, en la sesión, mientras que a Roque se le vio un tanto tímido sobre el campo. Xavi preparó un partidillo al final de la sesión para que la gente pudiera aplaudir los goles y las jugadas.

La gente no pudo ver a Pedri, que sigue recuperándose de su lesión muscular, así como tampoco de los ‘operados’ Ter Stegen y Gavi, como tampoco de Marcos Alonso, en capilla para pasar por el quirófano. Al final del entrenamiento, los jugadores lanzaron un total de 48 balones a las gradas y antes de marcharse a los vestuarios se dedicaron a firmar autógrafos. En este sentido, Joao Félix fue quien más ganas y tiempo dedicó, siendo el último en abandonar el terreno de juego.

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