Los de Jürgen Klopp alcanzaron las semifinales de la Copa de la Liga con una goleada al West Ham.
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Atrás queda el frustrante empate frente al Manchester United. El Liverpool se quitó el mal sabor de boca del fin de semana, cuando perdieron el liderato en favor del Arsenal,
con una goleada en los cuartos de final de la Copa de la Liga. Pese a
los seis cambios respecto al once del derbi del domingo, el Liverpool vapuleó al West Ham en la noche del miércoles. Concentraron la posesión y las ocasiones.
Apenas
hubo que esperar media hora para que los reds se pusieran por delante
en el marcador. El West Ham quiso encerrarse atrás, pero no supo prevenir el zapatazo de Szoboszlai desde la frontal del área.
El húngaro abrió la lata con un disparo potente y ajustado.
Inalcanzable para Areola. Por sus pies pasaron los sucesivos ataques que
el Liverpool generó a lo largo del primer tiempo. Un mal pase de Kudus
en largo en campo contrario fue lo más cerca que los londinenses
estuvieron de incomodar a Kelleher.
En la segunda mitad llegó la lluvia de goles. Los de Klopp mantuvieron su insistencia, y a los diez minutos de la reanudación, Jones dobló la ventaja local con
poco ángulo. Lejos de levantar el pie del acelerador, el Liverpool
siguió martilleando a los hammers. Un lío entre Ogbonna y Soucek
permitió que Konate recuperase en campo contrario y que Gakpo sentenciase el partido con un disparo sencillo desde la frontal. Aunque Bowen recortó diferencias poco después, un gol de Salah, que salió del banquillo, y el segundo de Jones, hicieron aún más cómodo el pase del equipo de Anfield a las semifinales de la Copa de la Liga.