Diego Martínez, el elegido de Riquelme para Boca, se reencontrará con varios chicos que dirigió en el pasado
Diego Martínez tuvo un paso por el club de la Ribera unos años atrás
Chicos como Valentín Barco, Equi Fernández, Luca Langoni y Vicente Taborda cuentan con esa ventaja inicial. A todos los conoce desde que hace una década tenía a cargo las categorías 2000 a 2004 y jugar en la Primera de Boca todavía estaba en esa cornisa que separa a los objetivos de los deseos. No todos llegan. También estuvieron bajo su órbita otros pibes que lograron afirmarse, pero que ya no están en el club.
Pero, ¿quién es Diego Martínez? ¿Cómo hizo el hombre que para seducir nada menos que a Juan Román Riquelme hasta considerarlo para que se ponga el buzo de DT?
Antes de comenzar a dar indicaciones del otro lado de la línea de cal, este hombre de 45 años realizó una extensa carrera como futbolista. En su caso, en el difícil mundo del ascenso. Siempre como volante por la izquierda, comenzó en 1997 en Ituzaingó y se retiró en 2011 en Estudiantes de Caseros. En el medio, defendió las camisetas de Gimnasia de Concepción del Uruguay, All Boys (dos ciclos) y Temperley. También cosechó experiencia internacional: jugó en el Aurora, de Guatemala, y en Pierikos y Diagoras, de Grecia.
Una vez que colgó los botines se enfocó en la formación deportiva. Se recibió como profesor de educación física en el CEFFAR (Centro de Entrenamiento y Formación Futbolística Argentino), que en su momento funcionaba en La Candela, el mítico espacio donde durante décadas se formaron los futbolistas de Boca. Incluso, en esas tierras se entrenó y en 1981 concentró Diego Maradona.
Uno de sus maestros fue justamente Coqui Raffo, quien decidió sumarlo a su estructura de trabajo cuando, bajo la gestión de Daniel Angelici, se hizo cargo de la coordinación de las divisiones inferiores de Boca, con la idea inicial de emular a La Masía, el complejo que nutre al Barcelona.
Fue allí en donde entre 2013 y 2015 conoció a los cuatro chicos que ahora tendrá a disposición como DT del equipo xeneize, además de contribuir con sus conocimientos en la formación de Mateo Retegui, Facundo Colidio, Aaron Molinas, Alan Varela, Marcelo Weigandt y Manuel Roffo, entre los que años más tarde lograron afirmarse en la Primera.
El deseo de seguir incorporando aprendizajes lo llevó a emigrar de Boca. En 2015 el amor fue más fuerte y se hizo cargo de Ituzaingó, el equipo en donde se había iniciado como futbolista. Allí dirigió 44 partidos, de los que ganó 17, empató 18 y perdió 9 en el campeonato de Primera C.
Más tarde trabajó en Cañuelas, Comunicaciones y Midland, hasta que llegó a Estudiantes de Caseros, en donde su trabajo comenzó a tener más repercusión. Sobre todo, porque entre 2018 y 2020 logró muy buenos resultados (de 59 partidos ganó 39 y perdió 15), concretó el ansiado e histórico ascenso a la Primera Nacional y alcanzó las semifinales de la Copa Argentina 2019, en donde cayó ante River, que lo pudo doblegar 2-0, con un gol en el tiempo de descuento de cada tiempo.
Entonces, el trampolín a la primera fue automático. Luego de escasos 9 partidos en Godoy Cruz aterrizó en Tigre, equipo con el que ascendió a la Liga Profesional en 2021 y un año más tarde llegó a la final de la Copa de la Liga, luego de una gran campaña en la que eliminó a River en cuartos de final, al derrotarlo 2 a 1 en el Monumental. La derrota en la definición (0-3 con Boca) no opacó una campaña muy buena.
Cuando en junio de 2023 arregló su incorporación a Huracán sólo había un objetivo: mantener la categoría. Lejos de conformarse, Martínez elaboró un sistema de trabajo que se reflejó rápido en el plantel y en los resultados. Tanto es así que el Globo terminó como líder de la Zona A, por encima de River e Independiente. En cuartos de final los penales ante Platense le dieron la espalda y quedó eliminado.
“No tengo ninguna duda de que está para dirigir a Boca. Diego es cercano al jugador y tiene espaldas para absorber la presión del cargo. Tiene el perfil idea para asociar a la calidad de futbolistas que tiene con su inmensa creatividad estratégica”, ponderó Coqui Raffo, el hombre que le entregó el diploma cuando Martínez se recibió.
En esa misma charla destacó: “Están los que hablan maravillas de Marcelo Bielsa, por lo que transmite y enseña, y los que valoran la tremenda motivación que contagia Diego Simeone. Bueno, Diego puede aportar ambas cosas”.
Si pudiera resumirse a Martínez en una palabra podría ser: austeridad. Lejos de ser una crítica, es todo un mérito en un contexto del fútbol argentino en donde la economía del país altera cualquier previsión o planificación relacionada con los refuerzos. Más allá de los que puedan llegar, el joven DT siempre se arregla con lo que hay.