CHAMPIONS (H) | AMBERES 3 - BARCELONA 2 / Un Barça en ruinas

El equipo de Xavi y Laporta sigue perdido en un laberinto del que no parece saber salir. De nuevo, la puesta en escena fue impresentable y cayó del primer al último segundo del partido.

Santi Giménez
As
El Barça se derrumba a un ritmo mayor del que trata construir algo, que se sigue sin saber muy bien qué es. El equipo es una ruina, incapaz de rebelarse y por muchos mensajes, contradictorios todos, el panorama es desolador. Xavi está en un momento muy delicado. El desastre de partido en Amberes tardará en olvidarse. Y no sólo por el resultado (3-2), que además cuesta dinero. Los problemas son más profundos y nadie puede esconderlos más con excusas ni desde el banquillo ni desde el palco.

El Barcelona tiene la curiosa habilidad de convertir las previas de partidos, que en el peor de los casos deberían ser intrascendentes y en el mejor, de celebración en grandes problemas.

El partido ante el Amberes es un claro ejemplo. Con la clasificación a octavos de final de la Champions después de un ominoso bienio europeo parecía que era hora de asegurar un primer puesto virtual de la mano de La Masia y centrarse en celebrar el posible récord de Lamine Yamal, que en caso de marcar se podía convertir en el goleador más joven de la historia de la Champions. No obstante, la previa estuvo marcada por la polémica. Y el postpartido, ya ni les cuento. Vienen días calientes en Can Barça.

La modificación de la convocatoria por parte de Xavi, en principio tras consenso/advertencia de sus superiores Deco y Laporta, envenenó los minutos previos y la cosa se emponzoñó más en cuanto se supo que Lewandowski, que era uno de los que no iba ni convocado, salía como titular. Se olía en el ambiente esa vieja regla del fútbol que a las estrellas si se las hace viajar es para que jueguen, no para calentar banquillo. El polaco jugó 71 minutos intrascendentes.

Junto a Lewandowski, Xavi alineó un equipo con muchos jóvenes (Héctor Fort y Lamine) y otros que necesitaban reivindicarse (Balde, Ferran o Romeu). Todo ello bajo la premisa de Xavi de que el equipo estaba muy enfadado. Pero igual lo que quería decir el técnico era que el equipo todavía era capaz de enfadar más a sus seguidores.

La primera parte fue un espanto de partido por parte de los blaugrana del primer minuto al último. Un error imperdonable de Romeu a los 77 segundos propició el gol de Vermeeren y el inicio de una tortura para un Barça de encefalograma plano.

Las ocasiones de los flamencos se sucedían, pero en los metros finales los jugadores de Van Bommel demostraron el motivo por el que no habían sumado aún ningún punto. Mucha voluntad, pero muy poca claridad de ideas en los metros finales. Lo que ya no tiene tanta explicación es como el Barça ha acabado primero de grupo. Los de Xavi perdieron 17 balones en los primeros 24 minutos.

Eso sí, al menos hicieron caso a su técnico en algo que les había pedido: efectividad. El único disparo a portería de un Barça perdido fue gol.

El empate de la primera parte no aliviaba el mal sabor de boca que dejó un equipo desnortado. Podía maquillarse, que no arreglarse, mejorando en algo en la reanudación. Y se hizo. En vez de recibir gol al minuto, el Barça lo encajó a los cuatro. Esta vez el fallo clamoroso fue de Koundé, pero Janssen estaba en fuera de juego.

El equipo ponía la cara de los turistas de aquella película: “Si hoy es martes, esto es Bélgica”. No sabían dónde estaban, con mención especial a Oriol Romeu, que volvió a perder un balón de suspensión de empleo y sueldo que costó el 2-1.

Xavi se vio obligado a dar entrada a Gündogan, Pedri y Cancelo para tratar de minimizar, que no tapar, el desastre. Acompañados de los jóvenes el Barça tuvo un arreón final que pareció maquillar la ruina gracias a un gol de Guiu. pero cuando uno se pone a cagarla, lo hace hasta el final. Y en el descuento, el Barça volvió a encajar y derrumbarse. Ruina total.


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