CHAMPIONS (B) | LENS 2 - SEVILLA 1 / “¿Y ahora, qué hacemos con Diego Alonso?”

El Sevilla juega su mejor partido del año pero pierde en Lens y queda eliminado de Europa. El Consejo decide mantenerle, al menos, hasta el sábado ante el Getafe.

José A. Espina
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“¿Y ahora, qué hacemos con Diego Alonso?”, se preguntaba tras el duelo en Lens una directiva del Sevilla y un director deportivo, Víctor Orta, que antes viajar a Francia comenzaban a tener bastante claro que habría que destituir al técnico uruguayo si el equipo caía definitivamente eliminado de Europa. Así ocurrió, pero después de un encuentro en el que los nervionenses, igual que había ocurrido ante Mallorca o PSV, merecieron mucha mejor suerte que la derrota. En tierras galas, con un once más justo imposible por el camión de ausencias, el Sevilla cayó de pie, con entereza y orgullo, pero cayó al fin y Alonso escribe su primer epitafio en competición continental con cuatro derrotas en el zurrón, a las que hay que sumar su incapacidad para haber ganado aún en LaLiga. Si la culpa es de la mala suerte, de su pericia como técnico o de los futbolistas, igual da: el Consejo y Orta lo aguantarán al menos hasta el sábado, cuando se enfrenta al Getafe. La fe del vestuario (Sergio Ramos y Gudelj abogaron por él tras el encuentro) y la buena imagen en Francia hacen que el entrenador mantenga en su puesto a pesar de una racha desastrosa.

12 bajas (14, si se incluye a los dos futbolistas no inscritos en Europa) condicionaron y de alguna forma obligaron a Diego Alonso a una alineación que el técnico uruguayo decidió interpretar desde el principio con tres centrales. El esquema, con las tremendas diferencias de perfil entre futbolistas, emuló al que suele presentar el Lens de Franck Haise desde hace ya varias campañas. De alguna forma, el Sevilla que saltó al césped del Bollaert-Delelis ante una turba enfervorizada se miraba así en el espejo... Para comprobar que ese espejo le correspondía con algunos elogios hasta ahora olvidados y que, si se se acaba marchando Alonso, quizá queden en el olvido.

Porque el Sevilla se marcó los mejores primeros 45 minutos desde que el uruguayo está en el Sevilla. Probablemente, los de juego más vistoso desde la eliminatoria de semifinales de Europa League contra la Juventus, hace ya seis meses. Mandón en el centro del campo gracias a la aglutinación de centrocampistas, el cuadrado mágico formado por Soumaré-Rakitic-Sow y Óliver mantenía la pelota con calidad y la recuperaba rápidamente. Nervioso en su afán por guardar al menos el empate, los futbolistas del Lens apenas parecían capaces de combinar dos pases, situación que empeoró cuando su referencia más veterana en el eje, Mendy, tuvo que marcharse pronto lesionado. Fácil en la zona de creación, al equipo de Nervión le costó llegar más al remate. Normal, teniendo en cuenta que le faltaban la mayoría de sus futbolistas de más filo: Ocampos, Lamela, Suso, Lukebakio... Las tuvo el Sevilla en un cabezazo desviado de Ramos, un libre indirecto por cesión y, sobre todo, en un chutazo de Rakitic que el joven Samba, que ya es internacional con Francia, desvió mediante una parada estratosférica, de ésas que se merecen colarse en los resúmenes entre los goles de la jornada.

La vuelta del vestuario trajo el diluvio en el cielo y un pequeño paso adelante francés en el campo. Pero el que había tenido otra vez la mejor ocasión fue Pedrosa, que mandó un remate a la cruceta poco antes de que llegara la pifia (o las pifias) de cada día en el Sevilla. Soumaré, que estaba cuajando un partido magnífico, entregó la pelota corta a Sow, el suizo la perdió y en la contra el francés entró por detrás a Medina ya dentro del área. En las repeticiones parece que el argentino le pega una patada al suelo... Pero el alemán Zwayer pitó penalti y el VAR no quiso desdecirle. Frankowski (1-0, 63′) le ponía por delante al Sevilla una montaña que, visto lo visto, parecía ya imposible de escalar.

Pero pudo escalarse, sobre todo desde que a Sergio Ramos le ayudaran la fortuna y su propia temeridad y decidiera tirar y marcar (1-1, 80′) el enésimo penalti a lo Panenka de su carrera, y lo hiciera después de tener que repetirlo porque Samba se había adelantado al pararle un primer lanzamiento. El camero, genio y figura hasta el final, tuvo en sus botas el 1-2 cuando el partido ya moría, en el descuento, pero su lanzamiento se marchó demasiado alto. Segundos después, Fulgini sentenciaba (2-1, 96′) las esperanzas de un Sevilla de futuro incierto, en el banquillo y los despachos, pero muy claro en Europa: no habrá Octava Europa League, este año al menos.


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