Brahim entra en la pelea

El malagueño hace el primer gol, resulta decisivo en el segundo y se gana al Bernabéu con su fe y su entusiasmo. Rodrygo hizo su séptimo gol en cinco partidos. El Granada cayó sin molestar.

Luis Nieto
As
Ajeno a su desventura clínica, el Madrid mantuvo su liderato y se sentó a esperar a que hoy Barça y Atlético se dejen algún jirón en Montjuïc. Fue una victoria muy calculada, poco emotiva, pero probatoria de que hay plantilla a prueba de bomba. Uno de los últimos de la fila, Brahim, se ha metido en la pelea por un puesto con una actitud subversiva, de novillero. Metió el primer gol, puerta de muchos triunfos en el fútbol, y puso la parte más importante del segundo para hacerle ganar al equipo otra semana desde la cima de la Liga en espera de refuerzos. Rodrygo también está por la labor: siete goles y cuatro asistencias en los últimos cinco partidos. El diluvio tras la estación seca. El Granada de Medina dejó claro que no esta no era su guerra. Cayó sin molestar.

La falta de un nueve galáctico y la sucesión de lesiones otoñales han obligado a Ancelotti a doblar su 4-3-3 tradicional como un junco. Ante el Granada trazó una especie de cuadrado mágico, reedición de aquella ensoñación geométrica que Wanderley Luxemburgo ensayó en su Madrid para que le cupiera la galaxia al completo (Beckham, Zidane, Figo, Raúl, Owen y Ronaldo, ahí queda eso). Así que por delante de Kroos y Valverde quedaron dos mediapuntas (Brahim y Bellingham), más dos puntas (Joselu y Rodrygo). Un Madrid de interior con dos laterales kilométricamente costeros, Carvajal y Mendy.

Así marcó Brahim el 1-0.
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Así marcó Brahim el 1-0.JAVIER GANDULDiarioAS

Y por dentro llegó el 1-0 después de muchos minutos sosísimos, de sesteo, en las antípodas del vértigo vivido ante el Nápoles tres días antes. Un gol imposible sin una precisión extrema. Este la tuvo. Brahim le entregó una pelota a Kroos al tiempo que le indicaba el desmarque, el alemán se la devolvió de primeras por el único túnel que se abría hacia el área y el malagueño despachó la jugada con enorme categoría: control preciso de derecha, pase a la red de izquierda. Claqué de área. Alaba alzó al pasador. Brahim se fue al público, su gran aliado en la cruzada por hacerse sitio en un equipo donde comenzó como cuarto delantero, y limpió luego la bota del alemán con veneración. Veteranos y noveles, el sueño del presidente. De todos los presidentes.

Desaparecido Bryan Zaragoza

A veces no es necesario cambiarlo todo aunque casi nada funcione. Eso debió pensar El Cacique Medina para su estreno en el Granada: solo cuatro jugadores nuevos respecto al último once de Paco López, la misma defensa de cuatro, el ataque de cabecera (Uzuni, Boyé y Bryan Zaragoza)… y otro portero, Raúl Fernández, que a los seis minutos tuvo que marcharse por una lesión en la espalda. Una propuesta poco ambiciosa y menos agresiva de lo que se espera cuando uno pone un uruguayo en su vida.

Brahim agradece con este gesto la asistencia de Kroos en el 1-0.
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Brahim agradece con este gesto la asistencia de Kroos en el 1-0.ISABEL INFANTESREUTERS

El juego del Granada tuvo la horizontalidad de las rayas de su camiseta: algunos momentos de posesiones sin gracia, una defensa aceptable a base de juntar líneas y dejar poco margen al Madrid para correr y muy poco protagonismo de sus alborotadores, Uzuni y Bryan Zaragoza, lejos de aquella versión diabólica que sufrió el Barça. Un planteamiento de entreguerras.

Esa bajísima intensidad que envolvía el partido era explicable por las numerosas bajas blancas. El problema ya no es que falten muchos, sino el desgaste que sufren los que se sostienen de pie. Carvajal, con molestias, tuvo que marcharse en el descanso para dejar el equipo en servicios mínimos. Quedó, pues, un Madrid ahorrativo, muy a la medida de Kroos, rey del bolero, que daba por bueno su dominio sin padecimientos, con algún movimiento sísmico de sus figuras en los últimos metros. Antes del descanso se registró uno estupendo. Brahim, de tacón, dejó a Bellingham frente a Ferreira, el segundo portero de Medina. Al inglés se le fue cruzado el remate. Apúntenlo. Es una rareza en esta Liga de un tipo tan aclimatado al equipo que podría jurarse que sus primeras patadas a un balón las dio en la pradera de San Isidro.

Bellingham, sin puntería

No era, en cualquier caso, la mejor tarde de Bellingham, al que González Fuertes amonestó por exagerar el gesto en una protesta y le negó luego un penalti pitable que le hizo Ignasi Miquel. También le sacó un remate sin oposición Ferreira, pero la acción tuvo final feliz: gol de Rodrygo en un tiro con poco ángulo tras rechace del meta del Granada al tiro del inglés, con buena descarga previa de Joselu y porfía de fe de Brahim, que va muy en serio. Bellingham mantuvo en la acción la puntualidad británica para llegar al área en el momento preciso, pero no su puntería habitual. Ha malacostumbrado al personal. Pasado el trago, volvió a ser el de siempre en la recta final. Lo mejor de su repertorio, esta vez, fueron los cambios de juego, otra de esas suertes que se están perdiendo en el fútbol, y una magnífica asistencia a Valverde, que se topó con Ferreira.

Rodrygo, en el momento de hacer el 2-0.
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Rodrygo, en el momento de hacer el 2-0.JAVIER GANDULDiarioAS

Hasta ahí llegaron las piernas del Madrid. Ancelotti retiró sus fuerzas del área con la sustitución de Joselu y quedó un guitarreo final sin otra noticia que unos pocos minutos para Nico Paz y Gonzalo y la lesión muscular de Bryan Zaragoza, que no pudo dejar huella en el Bernabéu. Fue la suya, y la del Granada en general, una tarde para olvidar ante un Madrid que hizo caja en el Bernabéu y espera recoger intereses en Montjuïc.


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