ATLÉTICO 3 - GETAFE 3 / Histórico y amargo

Griezmann logra igualar los goles de Luis (173) pero el Getafe corta la racha de victorias en casa de los rojiblancos. Marcó el francés dos y uno Morata. Mayoral, dos.

Patricia Cazón
As
El Getafe dejó el récord de victorias seguidas en casa del Atleti donde estaba, 20, además de colarse en ese momento para siempre. Un Getafe que volvió a darle la vuelta a lo que en ese momento, minuto 69, parecía definitivo. Porque había tomado el balón Morata después de que el árbitro señalara penalti tras el aviso del VAR y ver en la pantalla el forcejeo de Hermoso y Damián en el área. Entonces el delantero se lo tendió a Griezmann, porque este era un momento para la historia. De los que se recuerdan. Yo estuve allí. El padre al hijo, el abuelo a la nieta. Allí en el ese momento en el que Grizi se hacía historia, como le dijo Erika. Una historia que contará que el gol con el que igualó los 173 de Luis fue de penalti. Que dio cinco pasos atrás y chutó el balón como solo se puede chutar a la historia. Fuerte y directo al corazón de la red. Era el 3-1. Lo que parecía la sentencia en un partido que no había sido nunca tranquilo y al que aún le quedarían dos más, los dos del Getafe. Esa historia a secas tras irse, volver y sufrir tanto entre medias. Cuando el partido comenzó aún estaba a dos de Luis. El primero en la noche fue salvador.


Había salido el Atleti ante el Getafe buscando esa victoria 21 en casa seguida cuando en el 38 el partido le cayó sobre la cabeza como un ladrillazo. Savic, ya con una amarilla, justísima pero amarilla, soltó el codo a Mata en una carrera y a la ducha. Segunda, roja. Pero, antes de que empezara a aturullar al Atleti como lo hizo San Mamés, apareció el mejor futbolista del mundo. La jugada tuvo su raíz en esa expulsión, en el cambio de sistema del Cholo para competir con 10. Lino y Riquelme que habían comenzado juntos en la izquierda (Lino, interior; Roro, en el carril) se separaron. El brasileño se quedó en la zurda, el canterano se fue a la derecha y Llorente, al medio. Koke inició la contra, prolongó Llorente buscando a Riquelme y Roro a Grizi con un centro que voló combado y sobre el que el francés se centró a rematar con la izquierda. Goool. Estalló el Metropolitano celebrando, celebrándole. El mejor futbolista del mundo, ya tan solo a uno de Luis. Y lo que quedaba en la noche. Si amaneció tranquila, terminó frenética.

El peligro rojiblanco en el inicio lo llevó Roro, con sus carreras en la banda y un balón a la madera. El Getafe, el último en arañar puntos por allí, allá por febrero, salió sin Bordalás (en su lugar, Patri, su segundo, con un auricular) y con personalidad. Presionando arriba y Milla tejiendo juego para lanzar a los azulones a tierras de Oblak, como si Madrid siguiera siendo Bilbao. Su once, un guiño, el primero con el que el Getafe ganó fuera la 23-24, en Sevilla con un cambio obligado: Domingo por Djené lesionado.

El Atleti no se encontraba. Las rotaciones alcanzaban a Morata (Memphis titular) y Nahuel (Llorente atrás) y el Getafe llenaba de piedras su salida de balón. Latasa amenazaba de cabeza y Mata le tatuaba los tacos a De Paul en un pisotón, involuntario y naranja, después de esa primera amarilla a Savic que no era para tarjeta. Después llegó esa segunda, Memphis, fuera, el cambio de esquema del Cholo, y el gol de Grizi que hacía polvo el ladrillo de Savic.

Cinco goles en la segunda parte

Para unos futbolistas ya exhaustos, el cansancio acumulado todos estos meses, jugar 52 minutos con diez eran tres tazas. Y la locura, instaurada tras el descanso. El Getafe ambicioso llenando de hombres el área de Oblak, empujado por Greenwood que hacía y deshacía a su antojo. Oblak se quitó como pudo de encima un centro chut suyo que regresó al área para el cabeceo de Mayoral. Empate. El movimiento del Cholo fue también salvador. Morata al césped. Veinte minutos después, Llorente le ponía piernas y Álvaro la cabeza para el 2-1. Pero el Getafe seguía amenazando. Las carreras de Greenwood, un incordio. Entonces Hermoso y Damián bracearon en el área, el VAR llamó al árbitro y Morata silbó a Grizi cuando tomó el balón: te toca, la historia. Tras marcar, el francés levantó índices al cielo antes de correr al banquillo y abrazar a quien nunca dudó, a quien le ha hecho el mejor del mundo e historia rojiblanca. El Cholo, su Cholo.

No llegaría el The End, sin embargo. Óscar Rodríguez acercó y cuando el final se atisbaba, Hermoso hizo una falta a Mayoral sin balón y la jugada terminó con un pelotazo en la mano de Roro en el área. Mayoral lo lanzó. 3-3. Era el 92′ y hasta más allá del 100, los azulones empotraron al Atleti en su área. Oliendo la sangre, los nervios, el cansancio rival. Dejando su nombre en el día que la gesta de Grizi no bastó. Histórica y amarga la noche a la vez. 


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